EL PAÍS
03 de octubre 2012.-“Mi abuela me enseñó a no tener odio a nadie. En sus últimos días, cuando estaba muriéndose, me hablaba en alemán, en su mente volvió a la guerra y en su delirio yo era su protector contra los nazis. Este Gobierno habla de guerra y no sabe de qué está hablando. Ese dolor se lleva en la sangre. El odio hay que enterrarlo”. Así respondió Henrique Capriles el pasado lunes y por enésima vez a la pregunta sobre cuál es su reacción ante los insultos antisemitas de la propaganda chavista en esta campaña electoral, durante una conferencia de prensa con los corresponsales extranjeros. Su abuela Lily Radonski vivió en el guetto de Varsovia durante la II Guerra Mundial y sus cuatro bisabuelos murieron en el campo de exterminio de Treblinka.
Pese a esos antecedentes familiares y ser católico, Chávez ha llamado al líder opositor “cochino” —léase, marrano—, “nazi” y “fascista” y han sido innumerables las alusiones antijudías de su aparato de propaganda. La web chavista Aporrea llegó a publicar una guía de instrucciones antisemitas en la que se llamaba a denunciar con nombres y apellidos a los miembros de la comunidad hebrea y a confiscar su bienes.
Bajo el Gobierno de Chávez, la comunidad judía de Caracas ha visto cómo era asaltado su centro escolar en dos ocasiones, en 2004 y 2007, con el extravagante pretexto de buscar armas del Mosad, los servicios secretos israelíes. El 30 de enero de 2009 fue profanada la sinagoga Tiferet Israel de la capital: un grupo de hombres armados sometieron a los vigilantes del templo, saquearon todas las oficinas y pintaron las paredes con esvásticas y frases como “¡judíos fuera!”y “¡muerte a los sionistas!”. También robaron dos ordenadores que contenía información sobre la comunidad hebrea en Caracas. Siete policías fueron detenidos, acusados de estar detrás de los hechos.
El asalto a la sinagoga ocurrió tres semanas después de que Chávez expulsara al embajador israelí en Venezuela como gesto de condena a los ataques israelíes contra la franja de Gaza de la invasión israelí de Gaza ocurridos ese año y en medio de una campaña de boicot contra comercios y productos judíos promovidos por organizaciones afines al oficialismo.
Venezuela es un fuerte aliado de Irán, con el que mantiene estrechos vínculos políticos y comerciales. Se calcula que durante estos 14 años de revolución bolivariana, han abandonado Venezuela unos 6.000 judíos.
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