El mundo, pendiente de EE UU

LA RAZÓN.ES

Unión Europea Europa, más cerca de Obama

BRUSELAS- Europa no es ajena a lo que está ocurriendo al otro lado del Atlántico. Mucho está en juego y las preferencias están claras por razones estratégicas y de simpatías que van más allá de la política.

El 90 por ciento de los europeos votaría por el presidente de Estados Unidos, Barak Obama, en las elecciones presidenciales del próximo 6 de noviembre, según una encuesta realizada en siete países europeos. Por el contrario, el candidato republicano Mitt Rommey no conseguiría más del 10 por ciento de los votos en Reino Unido, Alemania, Francia, Dinamarca, Suecia, Finlandia y Noruega. “Mientras el apoyo a Obama en su país se ha desinflado, su popularidad en Europa es todavía tal que consigue eclipsar completamente a Romney quien, a pesar de que la campaña se encuentra en su clímax, no ha logrado impresionar a los europeos” explica Joe Twyman, portavoz de la empresa de sondeos YouGov.

Estos datos explican bien el interés de Europa en las elecciones estadounidenses, puesto que ese sentimiento se refleja por igual entre los mandatarios y las instituciones europeas.

La posición de los dos candidatos frente a Europa difiere y eso influye en las capitales del Viento Continente a la hora de juzgar.

En materia económica, Obama se ha mostrado favorable a una combinación entre la austeridad fiscal y los estímulos económicos, es decir, la fórmula aplicada en Estados Unidos en 2008: rescate público de los bancos y a la vez estímulos monetarios a la economía.

En cambio Romney vincula la crisis de la Eurozona con el rol del Estado en los 27, que ve excesivo. Además, no duda en recurrir a la situación financiera en Europa como argumento para justificar la necesidad de un menor gasto público y ello se ha visto en el uso que ha hecho de España y Grecia como ejemplos de un rumbo que Estados Unidos debe evitar. Qué decir tiene que esta falta de tacto ha molestado profundamente a este lado del Atlántico.

Romney, que fue misionero mormón en Francia durante su juventud, es de la opinión de que los sistemas políticos de Europa, y en particular el francés, son “socialistas” y contrarios al “mercado libre”. Unas ideas que durante la campaña ha dejado un tanto aparcadas pero que le han llevado por la senda de los embrollos en las relaciones internacional en el pasado. En julio pasado, ofendió a los británicos con comentarios sobre la supuesta falta de preparación de Londres para los Juegos Olímpicos y después, en Israel, indignó a los palestinos asegurando que son culturalmente inferiores a los judíos.

En esta materia de las relaciones internacionales, Obama también es más cercano a Europa que el republicano. El primero es menos intervencionista y ha defendido en varias ocasiones la necesidad de poner a Estados Unidos en plano de igualdad al continente europeo en la escena mundial, mientras que el aspirante acusa a su contrario de renunciar al papel de liderazgo en la escena internacional que, a su juicio, le corresponde a Estados Unidos.
“La administración Obama ha caracterizado su política exterior con el lema ‘dirigir desde atrás’. Yo a eso lo llamo seguidismo. Es hora de que EE.UU lidere, y volveremos a liderar de nuevo”, manifestó el republicano en un acto en la academia militar de Valley Forge, en Wayne (Pensilvania).

De hecho, el diario The Wall Street Journal publicó una carta en la que Romney señala que Obama ha permitido que el liderazgo mundial del país “se atrofie” y que, en medio de la agitación social en Oriente Medio, EE.UU. esté “a merced de los sucesos, en vez de estar moldeándolos”.

En cuanto a Oriente próximo y medio, el presidente estadounidense y aspirante a la reelección apuesta por conseguir un Estado Palestino a través de la negociación directa entre palestinos e israelíes y confía en una “transición política” en Siria a través de una solución diplomática alcanzada por varios países.

Mientras, Romney, se ha mostrado a favor de luchar contra “las crecientes políticas antisemitas” en la región y reducir las ayudas a Palestina si prosigue con sus intentos de ser reconocida como unidad política por la ONU. En Siria, es partidario de armar a la oposición para luchar contra el régimen de Al Asad.

En el caso iraní, Obama reivindica que su mandato acaba con “las más fuertes sanciones de la historia” contra Teherán y que se mantendría del lado de Israel en caso de que fuera atacado por Irán, mientras que Romney ha dicho que procuraría que el líder iraní, Mahmud Ahmadineyad, fuera “perseguido bajo la Convención del Genocidio”.

China,inmersa en su propio «relevo»
Ángel Villarino

PEKÍN- China mira de reojo hacia Washington mientras prepara su propio proceso de relevo en la cúpula: el XVIII Congreso del Partido Comunista que da inicio pasado mañana y en el que se definirá el liderazgo del gigante asiático durante la próxima década, una etapa crucial durante la que muchos esperan que la economía china desplace ya a la estadounidense como la más grande del mundo. Semanas atrás, tras meses de incertidumbre, el todopoderoso Comité Permanente del Politburó decidió que el esperado Congreso se inaugurase 48 horas después de los comicios americanos. En un país donde las autoridades intentan controlar hasta el clima de cara a las grandes citas, pocos interpretaron la decisión como una simple coincidencia, dando paso a hipótesis variadas.

No queda claro si es una manera de realizar un cambio de guardia más “íntimo”, asegurándose de que la atención
internacional estará en otro sitio, o un gesto con el que demostrar una vez más que Pekín tiene su propia agenda, al margen de Occidente.

Tampoco se descarta que haya tenido algo que ver la mentalidad de contable del presidente Hu Jintao, que cumplirá exactamente diez años al frente del Partido cuando se nombre a su sucesor la semana que viene.

Sea como sea, los medios de comunicación chinos le han reservado estos días un espacio razonable a Obama y Romney. Evitando comparaciones incómodas, diarios y televisiones controlados por el Gobierno no se han recreado informando sobre las campañas de los candidatos, los sondeos y las particularidades del proceso electoral, pero sí han hablado de sus principales propuestas y han debatido sobre el desafío que plantean las urnas. La figura del presidente Obama, que hace cuatro años despertó una ola de simpatías entre muchos jóvenes chinos,
se ha desdibujado a causa de las muchas fricciones entre Pekín y Washington surgidas durante su mandato.Y aunque su fotografía es mucho más conocida que la de Romney, no desata las pasiones de las elecciones pasadas.

Tampoco la clase dirigente china parece tener un favorito en firme, a pesar de que China se convirtió en uno de los temas más candentes durante los debates electorales. En el último episodio, Romney prometió declarar a Pekín “manipulador de moneda” en cuanto pisase la Casa Blanca, responsabilizó a China de la pérdida de millones de empleos de la industria norteamericana e incluso lanzó un anuncio cuyo eslogan decía que “China roba ideas y tecnología”. A su vez, el presidente Obama acusó a su contrincante de ser uno de los pioneros de la deslocalización laboral a China en su etapa como ejecutivo, y defendió las medidas que implementó su gobierno para contener la invasión de productos procedentes del país asiático.

Políticos y medios de comunicación chinos le quitaron importancia a las palabras de ambos candidatos, considerándolas parte de la retórica propia de una campaña electoral, promesas que luego quedarán en papel mojado cuando toque sentarse a negociar. “Sean del partido que sean, los políticos estadounidenses deberían ver el desarrollo de China de forma objetiva y racional y hacer más por la confianza mutua y la cooperación”, se limitó a decir el portavoz de Exteriores, Hong Lei, muy lejos del tono que utiliza para manifestar el enfado del Gobierno chino.

En ambientes académicos, tampoco se esperan grandes cambios en las relaciones bilerales. Por una parte, el discurso de Obama parece más encaminado hacia el diálogo. Por otra, los republicanos se han mostrado casi siempre más pragmáticos y abiertos a hacer negocios con China. Fue el presidente Nixon, de hecho, el primero en visitar la República Popular comunista. Lo hizo en 1972, después de las gestiones de Henry Kissinger, otro de los hombres clave en el proceso de aperturas económicas.

“No creo que vaya a cambiar gran cosa, aunque las relaciones están marcadas por la desconfianza mutua entre ambos países y esto no se modificará gane quien gane. Entramos en una fase complicada, sobre todo desde el punto de vista comercial. Hasta ahora, ambas economías eran complementarias, pero ahora China quiere dar un salto hacia productos de más calidad y ahí entrará en competición directa con empresas estadounidenses. Puestos a elegir uno de los dos candidatos, creo que a China le beneficiaría más Obama”, explicó a LA RAZÓN Jin Canrong, experto en relaciones sinoamericanas de la Universidad Renmin.

Iberoamérica
Romney abriría la vía comercial
Ángel Sastre
BUENOS AIRES- La participación de la población latina en las elecciones de Estados Unidos es potencialmente decisiva en los estados en los que el resultado del voto no está asegurado para ninguno de los aspirantes a la Presidencia. El poder del voto latino no es ningún secreto: En las pasadas elecciones la mayoría de los latinos optaron por Barack Obama.

Esta tendencia es extrapolable a todo el continente americano. Una reciente encuesta publicada por el Instituto Opina marcaba que el 90 por ciento de los latinoamericanos votarían por Obama, pese a que pocos conocen el discurso de ambos candidatos.

Además el 74% de los latinos tiene una visión favorable de EE.UU. según un trabajo presentado en junio pasado por la encuestadora Latinobarómero, un aumento de casi un 20% con respecto a 2008.

Ese cambio de percepción se logró en buena medida gracias al carisma del presidente Obama con el mérito de haber establecido notables diferencias en la manera de manejar las relaciones exteriores con su predecesor George W. Bush. ¿Pero en la práctica, sentiría Latinoamérica la diferencia entre Romney y Obama?
Inmigración y política

En materia de inmigración la principal crítica de Mitt Romney es válida: Obama prometió una reforma, tenía una mayoría en el Congreso al inicio de su gobierno y ni siquiera presentó una propuesta. La pregunta clave no es sólo por qué no lo hizo (a lo que Obama rápidamente respondió que fue por la falta de apoyo de los republicanos) sino cómo pretende hacerlo si llega a tener un segundo periodo.

Queda claro que gane quien gane, poco cambiará para los latinos que deseen atravesar la frontera. Obama no ha cumplido su promesa de una reforma migratoria integral y parece que tampoco podrá acometerla durante un nuevo mandato. Por su parte Romney, ni siquiera tiene una promesa.

También se ignoraron temas importantes como la violencia del narcotráfico, el creciente problema de tráfico de personas y el impacto de las deportaciones de criminales que siguen engrosando las filas de las pandillas juveniles que asolan América Central. Es por tanto previsible que tampoco haya cambios a este respecto.
La excepción podría ser Cuba. Sí muriese Fidel Castro y Raúl emprendiera reformas verdaderas, la administración Obama ya adelantó que en el Congreso discutirían el bloqueo. Aunque de nuevo se encontraría con el lobby conformado por los republicanos y los cubanos afincados en Miami.

La tierra de las oportunidades perdidas

El programa económico de Romney sí tiene una referencia específica a América Latina, diciendo que en los primeros cien días de su gobierno lanzará una iniciativa de promoción del comercio en la región que llama la Campaña para las Oportunidades Económicas en América Latina, destinada a fomentar las virtudes de la democracia y el libre comercio. La iniciativa busca claramente impulsar un modelo liberal de generación de riqueza en contraposición a lo que están haciendo los gobiernos antiestadounidenses de Venezuela, Argentina, Bolivia y

Ecuador.

El presidente Obama, por su parte, ya tiene cuatro años de política hacia América Latina, pero aparte de sus discursos iniciales, las únicas acciones que han surgido de ella son los acuerdos de libre comercio con Colombia y Panamá, firmados en 2011.

Obama se ha propuesto ahora la meta de duplicar las exportaciones estadounidense para el año 2015 y quizá lo logre, porque se puede dar el lujo de inundar el mundo con dólares y mantener su precio bajo -y las exportaciones norteamericanas competitivas- mientras acusa a China de manipular su moneda. Sea como fuere, es más que discutible que un dólar bajo ayude a las economías de la región.

Ambos candidatos han dicho que quieren firmar más acuerdos de libre comercio con América Latina, pero la verdad es que los países que aún no lo han firmado -Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela- no muestran mucho interés en hacerlo.

En definitiva gane quien gane, los próximos cuatro años de política de la Casa Blanca hacia América Latina serán de inacción. Y esto no es necesariamente malo: ha habido inacción del gobierno estadounidense hacia América Latina en los últimos doce años y la región ha crecido como nunca.

Israel
Un aliado gane quien gane
Jana Beris
JERUSALÉN- Mientras Estados Unidos se prepara para ir a las urnas, Medio Oriente observa con una mezcla de expectativa, desinterés y escepticismo.

En el mundo árabe , el sentir general de la gente es que esté quien esté en la Casa Blanca, la administración de turno no será amiga de los árabes. Casi independientemente de lo que haga el Presidente de turno, el sentimiento de fondo es anti norteamericano.

Lo singular de este fenómeno es que según diferentes encuestas de opinión que se publicaron en el transcurso de los últimos años , esta forma de pensar casi no cambió tampoco bajo el mandato del Presidente Obama.Esto, a pesar del muy simbólico discurso que pronunció en julio del 2009 en la Universidad de El Cairo, repleto de elogios al Islam y en un tono casi apologético por parte de Estados Unidos, prometiendo “un nuevo comienzo”, como dando a entender que los problemas en las relaciones entre las partes hasta entonces derivaban de la actitud norteamericana…y sin mencionar al terrorismo fundamentalista islámico contra Occidente.

Sea como sea, es imposible generalizar en forma absoluta. Está por un lado el nuevo gobierno egipcio del fundamentalista Muhamad Mursi, interesado en mantener buena relación con Washington, más que nada por sus necesidades económicas. Al mismo tiempo, tanto él como Arabia Saudita-en cuyo territorio hay inclusive bases norteamericanas- vieron claramente cómo Obama abandonó rápidamente al veterano aliado de Estados Unidos, el Presidente Husni Mubarak, apenas se caldearon los ánimos en la plaza Tahrir.

Pero cuando de fondo está la posibilidad que Irán se convierta en una potencia nuclear, lo que interesa a la mayor parte del mundo árabe-especialmente a Arabia Saudita y a los emiratos del Golfo-, es quién actuará con mayor firmeza para impedirlo. No está claro si le creen a Obama que no permitirá que Irán tenga fuerza atómica o si consideran que Romney sería más duro al respecto.

Donde más se discute en la región el tema de las elecciones en Estados Unidos y su posible impacto en la zona, es en Israel, cuyos gobernantes siempre destacaron la comunidad de intereses con su aliado más cercano y los “valores compartidos”, independientemente de quién esté en el poder en Jerusalén y en Washington.

“Sea quien sea el ganador, será un amigo de Israel”, opina el ex Embajador israelí en Estados Unidos Zalman Shoval, asegurando que si bien claro está que puede haber matices diferentes y distintos relacionamientos a nivel personal entre un determinado Primer Ministro y el Presidente estadounidense de turno, nunca se puede plantear las opciones en términos que den a entender que un candidato apoya a Israel y otro es su enemigo.

En Israel se ve con ojos críticos lo que se considera ha sido una visión demasiado romántica de Obama respecto a Oriente Medio , manifestada entre otras cosas en las numerosas omisiones o medias verdades que hubo en el ya mencionado discurso de El Cairo, que Israel atribuye en general a un intento del entonces flamante Presidente de “quedar bien” con el mundo islámico o a un desconocimiento básico de la zona.

Se considera por ejemplo que los pronunciamientos fuertes de Obama llamando a un congelamiento de toda construcción en los asentamientos, fue lo que hizo a los palestinos “subirse al árbol” de rehusar volver a negociar hasta que Israel lo cumpla.

Por otra parte, Obama no sólo se ha manifestado repetidamente sobre el “inquebrantable” vínculo estratégico y la amistad entre Israel y Estados Unidos sino que también aprobó más de 200 millones de dólares, por fuera de la ayuda fija a Israel, para el desarrollo de “Cúpula de Hierro” , un exitoso sistema israelí de protección ante misiles de corto alcance, que lidia con los disparos desde la Franja de Gaza hacia el sur del país.

El tema con el que más inmediatez tendrá que lidiar el ganador en las elecciones en Estados Unidos, será Irán. Pero no desaparece del mapa el tema palestino.

En esto, Obama ha mantenido generalmente un gran equilibrio. Si bien enojó repetidamente a Israel , o mejor dicho al gobierno de Netanyahu con sus críticas , se mantuvo firme en una posición que considera justa y ecuánime: reiteró categóricamente que los palestinos tienen derecho a un Estado independiente, pero al mismo tiempo, rechazó apoyarles en su pedido a la ONU de que les reconozcan como tal, aclarando que ello debe ser producto de negociaciones entre la Autoridad Palestina e Israel, que conduzcan mediante el diálogo, a un acuerdo de paz.

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