GEORGE CHAYA/LA RAZÓN.ES
No sería difícil lograr la paz en Oriente Medio si se detiene la violencia y el terrorismo. Así se preservaría la vida de civiles palestinos e israelíes. La paz puede lograrse si el Consejo de Seguridad se reúne inmediatamente y declara Gaza como zona de emergencia en coordinación con Israel y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) bajo el paraguas de la ONU en virtud del Capítulo VII y envía una Fuerza Multinacional de Paz a Gaza.
Los problemas no se resuelven con palabrerío o frágiles treguas casi siempre incumplidas. La solución es desmilitarizar e internacionalizar el enclave. Se debe discutir una solución de un futuro Estado palestino tras resolver esa controversia. Para ello, imposible perder de vista las agendas de Irán, Egipto, Siria, Hizbulá y Hamas, opuestos a cualquier proceso de paz.
El presidente palestino, Mahmud Abas, dijo que asumirá su responsabilidad por el bien de su pueblo. El rey Abdala de Jordania declaró que está dispuesto a resolver la crisis si Abas es parte de la solución. Ban Ki Moon y Hillary Clinton han viajado a la región para alcanzar una salida negociada y Bruselas afirmó su disposición a poner fin al conflicto. Las declaraciones suenan excelente, pero la pregunta es ¿cómo se implementaran y podrán en práctica esas buenas intenciones?
La solución pasa por la ONU. El derecho internacional indica que cuando una zona cae bajo control de un grupo político-militar como Hamas y cuando la población está bajo fuego, el Consejo de Seguridad debe intervenir y aplicar el Capítulo VII. Debe declarar Gaza como zona de emergencia y enviar inmediatamente una Fuerza Multinacional de Pacificación que actúe en coordinación con Israel y la ANP. El primer objetivo debería ser el desarme de Hamas y sus aliados. Gaza debe desmilitarizarse permitiendo el restablecimiento de la competencia de la ANP a través de una institución policial reformada que proteja a la población.
La Liga Árabe y la Organización de la Conferencia de Países Islámicos (OPCI) deberían subvencionar los gastos de seguridad de la ANP. Debe conformarse un consorcio de países árabes petroleros que junto a los gobiernos de la OPCI financien con una cifra inicial de 10.000 millones de dólares la reactivación de Gaza a través de la Administración del Secretario General de la ONU para poner fin a la crisis. La ANP e Israel deberían reanudar negociaciones directas de un acuerdo de paz definitivo y el establecimiento de un Estado palestino con fronteras reconocidas.
La paz, el bienestar y la seguridad puedan llegar a la población palestina y a los israelíes si la ONU, la UE, la Liga Árabe y la OPCI asumen su responsabilidad. Gaza no necesita barcos humanitarios que perjudican con su demagogia al pueblo palestino generando muertes e inflamando odio y discordia. Si el lector cree que estos puntos pueden aplicarse con éxito, debo decirle que no se haga ilusiones. ¡Ni lo sueñe!
Un plan de este tipo nunca verá la luz en tanto Hamas sea financiado por Teherán y Damasco para mandar a pique cualquier proceso de paz. Mientras las dictaduras y las teocracias impongan sus agendas sobre el anhelo de paz de israelíes y palestinos, todo seguirá como hasta hoy, ambos pueblos serán devorados por el conflicto y no habrá solución dada la incompetencia de organismos internacionales y actores regionales.
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