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domingo 22 de diciembre de 2024

Los fríos números y el conflicto Palestino-Israelí

IRVING GATELL

Los número siempre son fríos. Por eso, tienen una desventaja: apelar a ellos parece propio de gente insensible, especialmente si se va a hablar de estadísticas sobre gente muerta. Pero también tienen una ventaja: nos dan información cruda, no manipulada por la visceralidad. Al final, dependerá de cada uno y de sus posturas personales la interpretación que se le dé a esos números.

Pero los números son los números.

Entonces, pese a lo incómodo que pueda resultarle a muchos, voy a analizar algunos números del actual operativo israelí en la Franja de Gaza.

1. A estas alturas (sábado por la noche en México, domingo por la madrugada en Israel), el Ejército de Defensa de Israel (TZAHAL, por sus siglas en hebreo) ha lanzado cerca de 800 bombardeos contra objetivos definidos en la Franja de Gaza. En total, han muerto alrededor de 40 palestinos. Eso significa que, en promedio, muere 0.05 palestinos por cada bombardeo israelí.

¿Qué me dicen los fríos números? Que el objetivo de los bombardeos israelíes no es, en primer lugar, matar palestinos, sino destruir infraestructura. ¿Qué implicación tiene esto? Que la acusación de que Israel está masacrando palestinos es, en términos bien simples, una reverenda y absoluta mentira.

2. Entre 1948 y 1973, el conflicto fue árabe-israelí. Es decir: Israel mantuvo una situación de guerra -activa o pasiva- contra los países árabes circundantes. En 1973 empezó una fase de distensión, y en 1979 y 1993 se firmaron tratados de paz con Egipto y Jordania, respectivamente. El conflicto abierto con una agrupación palestina -la OLP- apenas se mantuvo como un enfrentamiento entre comandos terroristas y un Estado nacional bien organizado, cuya mayor confrontación fue el operativo israelí Viñas de Ira, en 1982, para desalojar a la OLP del Líbano. Por lo tanto, se desarrolló en Líbano.

El conflicto abierto entre Israelíes y palestinos, cada uno desde su territorio, puede ubicarse apenas desde 1987, con el inicio de la Primera Intifada, que se saldó con 1,162 palestinos y 160 israelíes muertos. Concluyó en 1993 con la firma de los Acuerdos de Oslo, si bien no produjo los resultados esperados, dejando el conflicto en una suerte de letargo entre 1993 y 2000.

En ese año comenzó la Segunda Intifada, que se extendió hasta 2005, y que se saldó con 5,516 palestinos y 1,063 israelíes muertos.

Después de la Segunda Intifada, el mayor enfrentamiento entre israelíes y palestinos fue el operativo Plomo Fundido, llevado a cabo entre diciembre de 2008 y enero de 2009 por el TZAHAL en Gaza, y que se saldó con 1,314 palestinos y 14 israelíes muertos.

Es decir: en los conflictos más intensos y mortales entre Israel y Palestina, han muerto un total de 7,992 palestinos.

Comparemos ahora esta situación con otros conflictos internacionales.

La actual guerra civil en Siria, en casi 700 días de conflicto, ha dejado cerca de 30,000 muertos.

En septiembre de 1970, en tres semanas de enfrentamientos armados, entre 30,000 y 50,000 palestinos murieron a manos del ejército de Jordania.

Entre 1915 y 1923, el gobierno turco asesinó a una cantidad indeterminada de armenios, cuya cifra oscila entre uno y dos millones.

Durante un solo año -1994- el gobierno Hutu de Ruanda mandó a matar a un número indeterminado de Tutsies. Se calcula que murieron entre 500,000 y 1’000,000.

Durante la Guerra Civil en Somalia, entre 1991 y 1999, se calcula que murieron 700,000 somalíes.

¿Qué nos dicen los números fríos? Guste o no, que los palestinos se sacaron la lotería con su enemigo. La Primera Intifiada se extendió por 5 años; la segunda, por otros 5. Eso da un total de diez. En contraparte, el conflicto entre jordanos y palestinos duró sólo tres semanas. Si durante las dos intifadas los soldados israelíes hubieran matado el mismo promedio de palestinos que los soldados jordanos, habrían muerto casi 7 millones de palestinos.

Pero sólo murieron alrededor de 6,500.

¿Qué nos dicen, de nuevo, los fríos números? Que el ejército israelí ha tratado a los palestinos de un modo muy diferente que los jordanos a los palestinos, que los hutus a los tutsies, o que los turcos a los armenios.

Diez años de conflicto equivalen a más de 3,600 días. Si en ese lapso hubo 6,500 palestinos muertos, significa que murió un promedio de 1.8 palestinos por día en sus momentos de guerra abierta contra Israel.

Honestamente: cualquier pueblo del mundo, cualquier ejército del mundo, se moriría de ganas por tener un enemigo así.

3. En 1948, en la zona del actual conflicto israelí-palestino había alrededor de 1’200,000 árabes viviendo en la zona. La guerra de 1948-1949 provocó el desplazamiento de la mitad de ellos. Sin embargo, no hubo un éxodo extremo, sino un reacomodo de la población. Actualmente, en la zona viven alrededor de 6 millones de palestinos (más de 4 en los territorios de Gaza y Cisjordania, y más de 1.5 en Israel).

Ahora veamos otro caso: a principios de los 90′s, había alrededor de 1’200,000 tutsis en Ruanda. En 1994, en el marco del genocidio perpetrado por lo hutus, alrededor de 800,000 tutsis murieron.

¿Qué nos dicen los fríos números?

Que en 1994, la población tutsi de Ruanda fue víctima de un genocidio y se redujo a una tercera parte.

En contraparte, entre 1948 y la actualidad, la población palestina se sextuplicó (en ese mismo lapso, la población mundial se triplicó, lo que equivale a que los palestinos se multiplicaron al doble que el promedio mundial).

¿Qué significa eso? Que no existe un “genocidio del pueblo palestino”. Sin entrar en detalles sobre sus condiciones de vida ni las razones de las mismas, lo cierto es que los palestinos se han reproducido sin limitante alguna, e incluso a un nivel por encima del promedio.

En muchas ocasiones he expuesto esta perspectiva del asunto, y generalmente recibo el mismo tipo de respuesta: “Pero es que no importa cuántos muertos sean! Basta con uno…”, como queriendo decirme que “la actitud es lo que cuenta”.

Falso. Las estadísticas nos sirven para interpretar la realidad. El corazón nos sirve sólo para tomar partido.

Dato por dato, número por número, se hace evidente que el TZAHAL ha aplicado códigos morales muy estrictos en sus ataques a los terroristas palestinos, y por ello puede presumir (sí, dije presumir) que es uno de los ejércitos que menos enemigos liquida (acaso, el más exitoso en ese rubro).

Es cierto: en condiciones óptimas, nadie debería morir. No debería haber guerras. Pero la realidad y el “debier haber habido” son antagonismos irreconciliables, y con lo que lidiamos todos los días es con la realidad.

Y la realidad es esta: la estadística demuestra que el ejército israelí hace un esfuerzo por no matar palestinos. En contraparte, los combatientes-terroristas palestinos siguen haciendo un abierto y desenfadado esfuerzo por matar judíos.

El viernes, un misil palestino cayó en un edificio en la población de Kyriat Malaji, y mató a tres civiles israelíes. Si consideráramos esa cifra como promedio de lo que puede y pretende hacer un misil palestino, entonces tenemos el siguiente dato: hasta este momento, las milicias palestinas han disparado alrededor de 800 cohetes contra civiles, lo que equivale a afirmar que han intentado matar a 2,400 civiles en tan solo cuatro días.

En cambio, matar 2,400 civiles palestinos en cuatro días hubiera sido excesivamente fácil para el ejército de Israel. Hasta este momento, se han hecho 900 bombardeos (y cada bombardeo conlleva el lanzamiento de varias bombas). Bastaba con garantizar que cada uno matara a 3 palestinos para superar esa cifra.

Pero no ha sucedido, y la única razón real para explicarlo es que el TZAHAL no ha querido hacerlo.

Será en otro momento que analice aspectos éticos y hasta emocionales, pero por el momento, me remito a la frialdad de los números: ante la evidencia, está claro que Israel no está cometiendo “masacres” de palestinos, y menos aún un “genocidio”.

La realidad es que muchos otros grupos en pie de guerra desearían tener un enemigo así, que te lance papeletas avisándote que van a bombardear ciertos depósitos de armas, para que la población civil pueda salvarse. Y con ella, los militantes de grupos terroristas.

Gracias a ello, en la abrumadora mayoría de los cientos de bombardeos que Israel ha efectuado desde el miércoles, NO HA HABIDO UNA SOLA VÍCTIMA. Ni muertos ni heridos.

Números fríos.

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