ANA JEROZOLIMSKY/ PERIODISTA DIGITAL
El mundo está ocupado con los asentamientos israelíes y no está claro que vaya a tener tiempo para otras cosas nimias y secundarias como los llamados de Hamas, a destruir Israel, a no reconocerle nunca y a seguir abrazando la opción del terrorismo como único camino a seguir, por más que en el lenguaje palestino eso se llame “resistencia”, que suena mucho mejor.
Al escribir estas líneas, no dejamos de lado ni por un momento las críticas que hemos expresado recientemente respecto a la forma en que el Primer Ministro de Israel Benjamín Netanyahu ha manejado la crisis creada a raíz de la reciente ida unilateral de la Autoridad Palestina a las Naciones Unidas. Pero como uno no puede ver la realidad con un solo ojo, no podemos dejar de ver y escuchar lo que está pasando en otros ángulos en los que hay noticia, aunque no se refieran a la ampliación de asentamientos israelíes ni a la victoria diplomática del Presidente Mahmud Abbas en la ONU.
Por lo tanto, no podemos pasar por alto la locura que emana de la Franja de Gaza, donde en el marco de los festejos por los 25 años de la fundación del grupo terrorista Hamas que gobierna dicha zona, cientos de miles se hicieron presentes y aplaudieron el discurso de su jefe Khaled Mashal, concentrado en el rechazo total a la existencia de Israel y al uso de las armas como única forma de destruirlo.
Hamas comenzó en sus inicios atacando blancos militares y policiales israelíes, secuestrando soldados y asesinándolos, pero rápidamente convirtió a los civiles en sus blancos principales. Especialmente notorio fue ello durante la segunda intifada, en la que numerosos atentados suicidas fueron cometidos por terroristas de Hamas en ómnibus, restaurantes, cafés, discotecas y todo tipo de sitios frecuentados por civiles ciudades y pueblos de todo Israel. Y a comienzos del 2001, se agregó un nuevo tipo de ataque: los cohetes y misiles disparados desde Gaza hacia poblados civiles en el sur de Israel.
Para adornar la fecha debidamente, aparecieron este sábado niños pequeños vestidos de uniforme y con armas..y una réplica de un misil en medio del estrado, mientras el público llamada a “disparar a Tel Aviv” y también “la próxima, a Haifa.,”.
Y yo me pregunto: ¿Dónde están las madres de esos niños uniformados? El problema es que todas las respuestas posibles a esta pregunta, son terribles: si aceptaron que sus hijos suban al escenario de esa forma, la situación es grave..y si no pudieron oponerse, también..
“No estamos dispuestos a renunciar a una pulgada siquiera de Palestina”, dijo categóricamente Khaled Mashal, jefe del así llamado “departamento político” de Hamas, que llegó el viernes a la Franja de Gaza por primera vez en su vida, para participar en los festejos. “Palestina desde el río hasta el mar, de norte a sur, es nuestra tierra y nunca renunciaremos a una pulgada o parte ninguna de ella”, recalcó con una imagen relacionada al mapa de la Palestina histórica que incluye también el territorio de lo que es el Estado de Israel.
Es imposible dejar de pensar en lo fuerte de la polémica que se libra sobre el Estado palestino, en cuanto a sus fronteras cuando se concreten en el terreno como una realidad (y no sólo como una votación de la ONU)..y es imposible no ver la problemática al respecto cuando el mensaje desde Gaza es el que acabamos de reproducir. ¿Qué valor tendrá un acuerdo al que Israel llegue eventualmente con la Autoridad Palestina (lo cual de todos modos no parece hoy muy factible), si desde Gaza y dondequiera que esté Hamas, el mensaje es “no” a la existencia misma de Israel, y el problema no es tal o cual frontera?
Con el fortalecimiento de Hamas en los últimos tiempos, la problemática al respecto es muy seria..
“Palestina era, sigue siendo y siempre será árabe e islámica”, recalcó Khaled Mashal. “Palestina nos pertenece a nosotros, a nadie más. Nunca podremos reconocer la legitimidad de la ocupación israelí de Palestina, porque Palestina nos pertenece a nosotros, no a los sionistas”. Y al hablar aquí de “ocupación”, Mashal no se refería al control israelí de Cisjordania, sino a Israel mismo, lo que los palestinos suelen llamar “la ocupación del 48”, en referencia al año de la creación de Israel, señalando que “la ocupación del 67”, cuando Israel conquistó Gaza y Cisjordania en la guerra de los Seis Días, vino después. Pero para Hamas, “ocupación” significa la creación misma del Estado de Israel, cuya existencia continúan sin aceptar.
Para concretar las metas de Hamas, Mashal pidió al mundo árabe a enviar a los palestinos “ayuda, armas y apoyo político”, combinando el rechazo a la existencia misma de Israel como Estado soberano y el abrazo por parte de Hamas de la violencia como única opción.
“La jihad, guerra santa, y la Resistencia armada, son la forma correcta y auténtica de liberar Palestina y recuperar nuestros derechos”, dijo Mashal, agregando que liberar Palestina, toda Palestina, es el deber y el derecho, el objetivo, de todos los árabes y todos los musulmanes”.
Y por si algo no quedaba claro, especificó: “No renunciaremos a nuestro derecho de liberar Jaffa, Haifa, Safed y Beer Sheba”, ciudades israelíes.
Y la forma: por las armas. “La resistencia es un medio, no un objetivo”, declaró Mashal, alegando que “si el mundo pudiera encontrar una forma de liberar Palestina y Jerusalén y devolver a los refugiados sin resistencia y sangre, ello sería bienvenido, pero hemos probado al mundo durante 64 años y vimos que no hizo nada..así que no deben culparnos a nosotros por optar por la resistencia”.
La “lógica” de su argumento falla de base ya que Hamas siempre se opuso al proceso de paz e inclusive en las épocas en las que este prosperaba y traía avances concretos a los palestinos, Hamas estaba en contra de las negociaciones con Israel como cuestión de principios. Y nuevamente, también en esta cita, el mensaje contra la existencia misma de Israel, al hablar de “64 años” en los que supuestamente se está dando oportunidad “al mundo” para hallar soluciones alternativas: 64 son los años transcurridos desde la declaración del Estado de Israel.
Y lo que resta preguntar, con todo este escenario de fondo, es cómo debe interpretarse el redoblado esfuerzo de Hamas y el grupo Al-Fatah por reconciliarse. Las mutuas sospechas por el poder, los rencores, no han desaparecido. Eso está claro. Los jefes siguen odiándose…y es el pueblo el que clama por la unión interna, lo cual desde el punto de vista de la gente común, es más que lógico.
¿Pero hay alguna forma alentadora, positiva, de ver el apoyo de Al Fatah a Hamas en las celebraciones de su aniversario este sábado en Gaza? ¿Hay alguna forma de conciliar entre las afirmaciones en la ONU por parte del Presidente Abbas sobre el deseo de paz palestino y el acercamiento a una organización cuyo mensaje es “no” a la existencia de Israel y “sí” al terrorismo como única vía a seguir?
Creemos, como hemos escrito en más de una ocasión, que Abbas no es Hamas. Pero entonces…¿Para qué manda a su gente a aplaudir a los terroristas, cuando dicen que Israel no tiene derecho a existir?
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