Matisyahu: El joven “rasta” cantor de Dios

TERE PADRÓN/FROM HERE TO ETERNITY.BLOGSPOT

Cuando pensamos en los judíos ortodoxos (los que guardan al pie de la letra los preceptos de la Torah), nos los imaginamos como seres adustos, aburridos, anticuados. Vistiendo sus gabardinas negras, sus sombreros de pana, sus caireles y sus largas barbas. Parecen seres de otro tiempo para quienes la modernidad y los vaivenes de la moda han pasado de largo. Ahora, imaginemos a alguien ataviado con ese tipo de ropa pero cantando y bailando Reggae… ¿será…?

Para romper con todos los estereotipos y los motes que durante siglos se les han adjudicado a los judíos (y que han sido la causa de su diáspora por todo el mundo y del exterminio nazi), surge un ser excepcional, alguien que viene a “revivir” entre el pueblo judío y especialmente entre los jóvenes, la fe en Dios y en la humanidad.

Alguien que vienen a darle un aire fresco a una tradición antiquísima. Alguien que ha hecho de la Biblia y de su estudio su fuente de inspiración para cantar a Dios con toda la alegría, el entusiasmo y el éxtasis propio de los jóvenes: Matisyahu.

Matisyahu es un joven cantante neoyorquino judío ortodoxo que, curiosamente, escogió como forma de expresión al Reggae. Es la viva prueba no sólo de la originalidad, sino de la mezcla de culturas propia de la globalización. Pero, ante todo, Matisyahu es un mensajero que, al mezclar los versos de la Biblia con el ritmo lento, pausado y repetitivo y la deliciosa cadencia del Reggae, nos hace concientes de que el sentimiento religioso es el mismo para todas las razas humanas y que a Dios hay que alabarlo con toda el alma, la mente y el cuerpo. Porque cuando uno lo escucha, no puede evitar ponerse a bailar y entrar en un estado de éxtasis y júbilo religiosos.

Y bien visto, hay muchas conexiones entre el mensaje bíblico de amor, paz, tolerancia, respeto y hermandad de Matisyahu y la música reggae. El reggae nace a fines de los sesenta en Jamaica, un país sumido en la miseria, la desigualdad y la marginalidad y con un pasado colonial y esclavista bastante oscuro. Surge como una música de protesta social y política, de exigencia por la igualdad, de paz y amor y de redención. Es la música que promueve en Jamaica el rastafarianismo, movimiento religioso surgido en Etiopía a mediados del siglo pasado y que proclama a su fundador, Haile Selassie, como una reencarnación de Cristo, y a África como la nueva Sión. Bob Marley es su más digno representante.

Algo semejante a lo que creen los judíos religiosos. Ellos consideran a Israel como la tierra prometida y esperan la llegada del Mesías para restablecer su reino en la tierra; por eso es que observan la Ley celosamente. Pero el hecho de concebirse a sí mismos como un pueblo elegido por Dios para preservar sus mandatos no los convierte en personas jactanciosas, soberbias o pretenciosas. Por el contrario, el judaísmo religioso es tal vez la única religión que no promueve la evangelización. Los judíos no intentan (como el cristianismo o el Islam, por ejemplo) convertir a nadie que no quiera.

Convertirse al judaísmo no sólo es un rito simbólico (como el bautizo). No. Convertirse es aceptar a Dios y a sus mandatos como la única vía posible para acercarse a Él. Y acercarse a Él es tratar de agradarle con nuestras obras aquí en la tierra, no sólo con la esperanza de la salvación y del paraíso prometido, sino con la firme convicción de que debemos ser buenos aquí, en este mundo, porque es el mundo creado por Él y es nuestra consigna cuidarlo y protegerlo. Aquí hay que estudiar concienzudamente (lo que implica horas de sacrificio dentro de casa o de la yeshiva, estudiando la Biblia guiados por un rabí o maestro); hay que hacer cambios radicales en nuestra vida para poder demostrarle a Dios y sólo a Él que le amamos y que amamos su creación. Hay que llevar una vida ejemplar en todos los sentidos y, sobre todo, tolerar y respetar las creencias de los demás (no hacer proselitismo a favor del judaísmo, como sí se hace en otras religiones incluso orando para que Dios conceda más miembros a su grey).

Las letras de Matisyahu hacen todas alusión a la Biblia, pero no a través de metáforas complicadas, sino de palabras sencillas (no vulgares, por supuesto) que permiten que los jóvenes (y todos) podamos acceder a sus canciones y entonarlas y corearlas mientras las bailamos. Aunque hay que decir que es difícil aprenderse algunas de sus canciones, no sólo porque canta el reggae como “rapeando”, sino porque le imprime el acento y la pronunciación jamaiquina.

En este punto quisiera detenerme a una consideración acerca del lenguaje. Los jóvenes en la actualidad (pero no sólo, también los niños y los adultos), no hablan sino con malas palabras. Maldicen todo el día y su vocabulario se reduce a 10 palabras (todas groserías) y con ellas se refieren a todo lo que les rodea y lo que les acontece. Es muy triste y yo lo vivo a diario, porque soy maestra universitaria. La vida se empobrece y también nuestros sentimientos, puesto que los reprimimos al no tener las palabras adecuadas para expresarlos.

Matisyahu honra el lenguaje con sus canciones, porque entre los judíos la palabra es sagrada, puesto que fue dada por Dios, que les habló a los profetas. Dios es verbo, la Biblia es “La palabra” (con mayúscula). En el judaísmo no hay lugar para la maldición, para el insulto, los vituperios. Todo lo contrario. Las palabras se usan para alabar a Yahvé y a toda su creación. Una de sus canciones más conocidas “King without a Crown” (rey sin corona), dice e uno de sus versos:

“¿Qué sentimiento es éste?
¡Mi amor hará un agujero en el techo!
Canto a mi Dios canciones de amor y sanación
Quiero al Mesías ¡ahora!
Es hora de que se nos revele.

Escuchar alabanzas a Dios en boca de un joven de 27 años, a ritmo de reggae, vestido con filacterias, bucles y sombrero, no puede sino contagiarnos de alegría de vivir, de euforia y de entusiasmo. Porque bien dice en la Biblia: “Acuérdate de tu creador en los días de tu juventud, para que te complazcas en Él en tu vejez.”

Matisyahu es la encarnación de todo lo bueno que tiene la juventud. Su rap-reggae no es el típico rap que incita a la violencia, como el de muchas bandas (Cártel de Santa es un buen ejemplo de esto último). No. Matisyahu los incita sí, pero a alzar su voz y a levantar el puño en contra de toda la basura, las mentiras, los prejuicios, el descuido y el odio al que han estado expuestos durante tanto tiempo por parte de una sociedad cada vez más materializada y menos espiritual. Matisyahu dice en su canción “Youth” (juventud) a ritmod de heavy metal mezclado con rap y reggae:

Young man control in your hand
Slam your fist on the table
And make your demand
Take a stand
Fan a fire for the flame of the youth
Got the freedom to choose
You better make the right move

“Joven, el control está en tus manos
Golpea con el puño la mesa
Y exige tus derechos
Toma partido, haz conciencia
Enciende la flama de la juventud
Y da el paso correcto….
Tienes la libertad de elegir….”

There’s a spiritual emptiness
So the youth them get vexed
Skip class and get wrecked
Feel with beer and cigarettes
To fill the hole in their chest!

“Hay un vacío espiritual
Que incita al enojo de los jóvenes
Se van de pinta y arruinan su vida
Y llenan de cerveza y cigarros
El hueco que hay en su pecho…”

Otra de sus canciones (mi favorita) “Time of your song” narra lo que tal vez fue “su llamado”. Así como Dios interpeló a Saulo en el desierto, cuando perseguía a los primeros cristianos, Dios le habló a Matisyahu a través de una vieja melodía de su infancia y le reveló cuál sería su camino. Dice la canción:

Moonlight illuminate my night and my days sunray make the people say
Had a vision somethings missing so they’re screaming out loud
Keep my feet on ground and my head in the clouds.
I’m the arrow, you’re my bow, shoot me forth and I will go
And I know and I go and I go get up and go
Make me feel its for real tell me what you know.

“La luna ilumina mis noches y el sol mis días…Tuve una visión de que algo estaba perdido y ví a una multitud gritado muy fuerte…Mantendré mis pies en el suelo y mi cabeza en las nubes…Yo soy la flecha y Tú el arco, dispárame y me iré…Hazme sentir que esto es real….Dime lo que sabes…”

Matisyahu es, probablemente, uno de los músicos más influyentes entre los jóvenes no sólo de Estados Unidos, sino de muchas partes el mundo. Incluso en lugares en donde no se practica el judaísmo o incluso se desconoce, Matisyahu convoca en sus conciertos a multitudes de jóvenes de todas las edades, y los hace entrar en una especie de trance y liberación de adrenalina a la vez para elevar a Dios el coro de voces más sui generis con que jamás se le haya alabado. Y Dios lo escucha y acude a él.

¡Shalom!

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