Juntos venceremos
viernes 22 de noviembre de 2024

Entender la guerra para alcanzar la paz

CON INFORMACIÓN DE NUEVODIARIOWEB.COM

La guerra que se libra entre Gaza e Israel ha tenido en el año que culmina una crudeza que apabulla. El saber insta al compromiso, por eso Nuevo Diario ha realizado una entrevista al destacado filósofo israelí Gustavo Perednik.

Gustavo Daniel Perednik es un escritor y filósofo judío residente en Israel. Ha disertado en cien ciudades de cincuenta países, es autor de quince libros y de más de mil artículos sobre judaísmo y modernidad. Fue ponderado por el diario El Universal de México y El comunicador personal lo llamó “el orador y argumentador más brillante en nuestro idioma”. En 2011, La razón de Madrid lo elogió por su lucha contra la judeofobia. Graduado de las universidades de Buenos Aires y Jerusalén (Cum Laude), Perednik completó en Nueva York sus estudios de doctorado en filosofía y cursó humanidades en La Sorbona (Francia), San Marcos (Perú) y Uppsala (Suecia). Fundó el Centro Hebreo Ioná de Argentina, el Programa Ai Tian de Esclarecimiento Judaico en China, y el Programa de educación y esclarecimiento acerca del rol del judío en el mundo de la Fundación Hadar. Reside en las afueras de Jerusalén.

N.D.: ¿Cómo evalúa la guerra entre Gaza e Israel a la fecha?
G.P: No existen guerras buenas, por lo tanto, cualquier evaluación debe comenzar por lamentar profundamente que Israel, nuevamente, haya necesitado empuñar las armas para defender a su población civil, atacada por los misiles de Hamás desde Gaza. La plataforma del Hamás establece dos objetivos: que Israel debe ser destruido, y que matar judíos es obligación religiosa de todo musulmán. En base a esa plataforma viene hostigando con morteros a la población de Israel.

N.D.: ¿Cómo la definiría, como una guerra política, territorial, económica, religiosa o todo junto?
G.P.: Hamás plantea la guerra en términos religiosos, y utilizan al Islam para promover sus designios genocidas de destruir Israel. Para nosotros los judíos, las guerras de Israel son simplemente de autodefensa, ya que, como cualquier otro país del mundo haría en nuestro lugar, no hemos de permitir que nos ataquen a mansalva.

N.D.: ¿Cómo tomó usted la noticia de que la ONU reconoció a Palestina como miembro observador?
G.P.:Es grave porque, por primera vez, una entidad que aún NO ES UN ESTADO, ha sido admitida como tal. En la práctica nada va a cambiar, porque para hacer la paz con Israel, los palestinos necesitan dialogar CON ISRAEL y no con la ONU. Con esta medida arbitraria de la ONU, la Autoridad Palestina vuelve a sentir que, para avanzar, no necesita dialogar con Israel, sino apelar CONTRA Israel en los foros internacionales. La resolución fue un retroceso para la paz.

N.D.: Viendo las fotos casi cotidianas de muertos, en general, niños. ¿Puede decir que en el contexto de una guerra es justificable, de alguna manera, la muerte?
G.P.: En toda guerra mueren civiles inocentes, y su muerte siempre es lamentable. Pero hay una diferencia fundamental entre que mueran civiles de modo colateral y que mueran asesinados deliberadamente por el agresor. Israel pone el cuidado para minimizar la pérdida de vidas de civiles. Por el contrario, Hamás hace de los civiles israelíes su blanco DELIBERADO. Finalmente, llama la atención lo que usted dice de “fotos casi cotidianas de muertos”. Las fotos cotidianas de muertos vienen de Siria, donde un régimen atroz ya ha provocado la muerte de 40.000 personas. Me parece que la reacción del mundo al respecto es muy distinta del rigor que se aplica al juzgar a Israel cuando se defiende.

N.D.: Alguna vez se dijo que el sionismo es una forma de apartheid. ¿Qué opina de ese concepto?
G.P.: ¿Qué cosas no se han dicho del pueblo judío y del sionismo a lo largo de la historia? Antes se nos acusaba de deicidas, réprobos, sanguinarios y dominadores del mundo. Hoy, los mitos de la judeofobia no se vuelcan contra la religión judía, sino contra el Estado judío. La infame calumnia contra el sionismo persiste; es una calumnia que hereda dos mil años de odio contra el pueblo hebreo.

N.D.: En tal caso ¿Cómo define usted el sionismo?
G.P.: El sionismo es un movimiento liberador, que logró devolver a los judíos el pequeño territorio del cual fueron despojados y al que siempre mantuvieron fidelidad. La creación de un Estado judío, logro máximo del sionismo, fue también liberador para los árabes, ya que la minoría árabe que vive en Israel es la única población árabe de todo el Medio Oriente que goza de derechos humanos y libertades: son jueces, periodistas y parlamentarios. La gran mayoría de los judíos, y de los no-judíos democráticos, sienten admiración y simpatía por el hecho de que el sionismo haya transformado un pequeño desierto en un centro de ciencia, democracia y tecnología de avanzada.

N.D: ¿Es pareja o desigual la capacidad militar de ambos pueblos?
G.P.: En cuanto Israel deje de tener el ejército más fuerte de la región, el Estado judío desaparecerá. Así lo proclaman los líderes árabes. Cuando los árabes depongan las armas, HABRÁ PAZ de inmediato. Si, por el contrario, los judíos deponen las armas, Israel será destruido. Esa verdad cristalina nadie podría refutarla.

N.D.: ¿Cree usted posible alguna misión exitosa de paz?
G.P.: Por supuesto. Habrá paz por vía de negociaciones directas entre Israel y cada uno de sus vecinos. De hecho, ya tenemos tratados de paz que perduran con nuestros dos principales vecinos: Egipto y Jordania. También con los palestinos habrá paz, cuando dediquen sus energías a construir lo propio y no a destruir lo ajeno.

N.D.: ¿Cómo es la relación del pueblo judío con el gobierno argentino?
G.P: Habría que distinguir entre el pueblo judío en la Argentina, y el Estado de Israel, en donde viven la mitad de los judíos del mundo (que son en total unos 13 millones). En el primer caso, el pueblo judío en la Argentina está representado por la DAIA, que mantiene con el gobierno argentino relaciones cordiales y fluidas. Ahora están un poco enturbiadas por la nueva actitud oficial argentina hacia Irán, Estado que fue demostrádamente el perpetrador del atentado terrorista contra la AMIA en 1994. Pero en términos generales, las relaciones son excelentes. En cuanto al Estado de Israel, sus relaciones bilaterales con el gobierno argentino también son excelentes. Más problemáticas son sus relaciones multilaterales, ya que Argentina se alinea con la línea chavista y vota casi siempre en contra de Israel.

En su llegada al país, el presidente ecuatoriano Rafael Correa le restó importancia al atentado contra AMIA al comparar la cantidad de muertos que dejó ese episodio en relación con el bombardeo de la OTAN en Libia. “Comparemos las cosas también y veamos dónde están los verdaderos peligros; no debemos manipular”, había señalado el mandatario. Al respecto, Nuevo Diario le consultó a Perednik.

N.D.: ¿Puede dar una opinión respecto de las recientes declaraciones del presidente Correa?
G.P.: Son el resultado de la prédica de (Hugo) Chávez, quien odia al pueblo judío y lo presenta como una especie de agresiva fuerza oculta. Para Correa, parecería que los bombardeos de la OTAN contra Khadafi fueron cometidos por los judíos argentinos, y por ello el atentado contra la AMIA sería equiparable a esos bombardeos. Las declaraciones son un insulto a la Argentina, y debería disculparse no sólo ante las víctimas, sino ante la sociedad argentina en su conjunto, que en la AMIA fue blanco del peor atentado terrorista de su historia.

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