MAY SAMRA PARA ENLACE JUDÍO
Este artículo puede tener contenido que provoque vómito: estómagos sensibles abstenerse.
La labor de editora es fascinante: elegir día a día las noticias lleva a descubrir cada semana una suerte de hilo conductor, de “trending topic”, una tendencia que marca gran parte de lo publicado en la prensa internacional
La semana en curso, para iniciar el año 2013, los medios han mencionado sin tregua a la tortura y a una de sus formas más terribles, la violación. Desde la India, donde una joven de 23 años fue brutalmente y multitudinariamente vejada en un autobús, hasta Siria, donde (perdonen lo que voy a decir) se le introdujo una rata a una mujer quien “después de aullar, simplemente se quedó inerte”; pasando por El Cairo, electo “la capital árabe del acoso sexual”, Pakistán con una niña de 9 años ultrajada y 2713 casos de violaciones en la provincia de Punjab; y los crímenes de honor en Palestina.
México no se quedó atrás. Vi a Rosi Orozco, ex diputada panista y presidenta de su asociación civil “Comisión unidos contra la trata”, llorar, en nuestra visita al Museo Memoria y Tolerancia, frente a una pantalla acerca de las mujeres violadas en la II Guerra Mundial. Bien lo sabrá ella, cuando su organización tiene que reparar los estragos causados por tratantes de personas en nuestro país; cuando tiene que escuchar los relatos de mujeres violadas 30, 40 y 50 veces para cumplir “la cuota”; cuando los responsables de los albergues que las reciben tienen que tener un alto grado de seguridad, pues los “padrotes” andan tras de ellas.
Las muertas de Juárez son probablemente pruebas del poder de los capos.
El cuerpo humano, y en especial el de las mujeres, se ha vuelto un campo de batalla.
Un cuerpo “humano” sometido, degradado, penetrado, lastimado, sangrado (pero las mujeres ya están acostumbradas a la sangre), ignorado- a veces asesinado y otras dejado vivo como una señal de vergüenza, una herida perenne, al cual le cuesta convivir con el alma correspondiente y con las demás almas. Un cuerpo que, a veces, dará nacimiento al fruto de la violación-pidiéndosele devoción materna.
Recuerdo que Ruy Sánchez hablaba de la “piel vulnerada” al referirse a los tatuajes beréberes. Aquí, el ser vulnerado es una mujer, herida hasta los adentros de su cuerpo, en esta parte que representa uno de los últimos tabúes, mitad cuna del placer y mitad templo de milagros; una mujer destinada a ser madre, a transmitir a generaciones la ternura del alma y el amor al cuerpo. Esta mujer, que tiene que volver a ver a los ojos a sus semejantes, es un herido de guerra.
¿Qué han hecho los gobiernos de estos distintos lugares, mencionados anteriormente? Nada. A falta de legislación en la India, las mujeres decidieron armarse; en El Cairo, deberán probablemente cubrirse más para no tentar a los varones (ellas son las culpables); en Pakistán, la policía constituye un equipo especial para detener a “los sospechosos” y “no han tenido éxito hasta el momento”, a pesar de que la madre fue amenazada por uno de los violadores; y en México, Rosi pide donación de particulares para adquirir albergues-casas seguras para sus niñas, porque el gobierno no es capaz de instituírlas.
No, las mujeres no somos libres. Siempre y cuando la integridad de nuestro cuerpo esté amenazada y no protegida por leyes claras, no podremos ser iguales, ni independientes. Ni transmitir orgullo.
Para otorgar igualdad a la mujer, habrá que proteger su cuerpo; permitirle mostrarlo, cuidarlo, ejercitarlo y amarlo. No cubrirlo de vergüenza y miedo.
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