“Cómo encontré a mi abuela, asesinada por lo nazis, sesenta y cuatro años después”

ENLACE JUDÍO

“Hacol Min Haishá”(“Todo es por la mujer”) dicen las Escrituras. Aseveración muy acertada, pues es gracias a su esposa que Enlace Judío puede contar con la pericia de Alejandro Rubinstein, un experto en genealogía judía, quien se ha dado a la tarea desinteresada de analizar las decenos de peticiones de nuestros lectores, ávidos de conocer “el origen de su apellido”, una de nuestras secciones más concurridas.

Alejandro estaba con su esposa en un centro comercial. Mientras ella realizaba las compras, él ingresó a una librería, encontrando un libro sobre genealogía judío del Rabino Ben Tzión Kaganoff, el cual lo cautivó y que leyó dos veces en esta tarde. De allí nació la curiosidad insaciable por el análisis de nombres y apellidos de uno de los primeros geneálogos judíos en México, quien puede disertar tanto acerca de apellidos de origen árabe o turco, como de procedencia europea.

La pasión por los apellidos ha llevado a Alejandro a distintos confines del orbe, como cuando representa a México en distintos Congresos sobre genealogía judía; o cuando acompañó un grupo de 70 “Béjares”, encabezados por Yako Bejar Z”L, a la ciudad del mismo nombre. Pero una de sus aventuras más emotivas es cuando salió en búsqueda de su “bobe”(abuela), una mujer que faltaba en los relatos de “la gesta heroica de los varones Rubinstein”.

Junto a su cuñada, esta mujer simplemente había desaparecido de los anales: se sabía que había sobrevivido a la primera redada nazi, en la que había escondido a su cuñada bajo una tinaja y a su esposo en un armario. La cuñada fue atrapada, pero sobrevivieron los padres. En la segunda redada, su destino fue determinado: no alcanzó a ocultarse y se la llevaron los uniformados.

Alejandro se enteró de su destino un 15 de septiembre, exactamente sesenta y cuatro años después de su asesinato, en una dependencia de gobierno francés: había sido deportada desde Drancy, entre 888 mujeres, al funesto campo de Auschwitz, donde, por suerte o por desgracia, por no ser atractiva y por ende útil, fue gaseada a su llegada.

Además de esta historia trágica, la familia Rubinstein tiene su parte gloriosa: la supervivencia de cinco varones, uno de ellos el padre de Alejandro, que debe la vida a una mujer del pueblo francés de Aulus Les Bains. Esta mujer los escondió y alimentó a diario, al riesgo de su vida. Germaine Bac vivió para ver recompensado su esfuerzo, pues llegó a Jerusalem para ver inscrito su nombre en el Muro de los Justos; así como para recibir la gratitud perenne de los hijos Rubinstein, quien le deben el derecho de existir, derecho elemental del ser humano, negado a seis millones de judíos y a su descendencia.

Presentamos el documental “Aulus”, realizado por Cohen y Cohen, actuación de Anita Fainsod, guión …de Alejandro Rubinstein: