¡Y se atreve la UNICEF a condenar a Israel!!
TOM GROSS *
El Consejo de Derechos Humanos de la ONU (CDH de la ONU) inició su sesión anual en Ginebra el 25 de febrero, deshonrándose una vez más por medio de la designación del país africano de Mauritania como su vice-presidente para el año próximo.
El CDH de la ONU es la organización que, en el pasado, se ha congraciado con los regímenes de Gadafi y de Assad en Libia y Siria, que elogió los registros de derechos humanos de Sri Lanka, poco después de que el ejército de ese país matara a más de 40.000 civiles tamiles, y que aún exhibe, en la entrada de su sala de reuniones, dos piezas de arte, una donada por el régimen de Mubarak de Egipto, la otra con una placa que dice: “Una estatua de Némesis, la diosa de la justicia, donada por el gobierno sirio”.
También designó, en diciembre pasado, a Alfred de Zayas como uno de sus principales asesores, a pesar de que en sus libros sobre la Segunda Guerra Mundial presenta a los alemanes como víctimas y a los aliados como perpetradores de “genocidio”. De Zayas, aunque no niega el Holocausto mismo, no obstante ha convertido en héroes a muchos negadores del Holocausto y sus expresiones se presentan en muchos de sus sitios web. Ha pedido que Israel sea expulsado de la ONU, mientras defiende al despiadado régimen iraní.
Y ahora, Mauritania ha sido elegida por el CDH de la ONU para ayudar a encabezar los derechos humanos mundiales durante los próximos 12 meses. Mauritania, aunque esto sea ignorado por casi todos los principales grupos de derechos humanos, es un país que permite que el 20% de sus ciudadanos, alrededor de 800.000 personas, algunas de apenas 10 años, vivan como esclavos.
Se estima que 27 millones de personas en todo el mundo siguen viviendo en condiciones de servidumbre forzada y, cada año, al menos 700.000 personas son traficadas para la esclavitud a través de fronteras, según datos compilados por el Departamento de Estado de EE.UU., la Organización Internacional para las Migraciones y otras fuentes confiables.
Pero, en ninguna parte, la esclavitud sigue siendo tan sistemáticamente practicada como en Mauritania, una república islámica, donde los imanes utilizan a menudo sus interpretaciones de la ley Sharia para justificar que la minoría negra haratine africana, de piel más oscura, sea forzada a servir como esclavos para la población mora árabe.
“La situación es tan mala como lo era en la Sudáfrica del apartheid y, en muchos sentidos, es peor”, dijo Abidine Merzough, dijo el coordinador europeo de la ONG antiesclavista Iniciativa para el Resurgimiento del Movimiento Abolicionista en Mauritania, en la anual quinta Cumbre de Ginebra para los Derechos Humanos y la Democracia, la semana pasada.
“Oficialmente, las autoridades mauritanas han abolido la esclavitud en cinco distintas ocasiones. Pero, en realidad, existe exactamente igual que antes, respaldada por los imanes y otros clérigos que escriben las leyes y emiten fatwas justificando la esclavitud”, dijo Merzough, que nació de esclavos en Mauritania, pero es un raro ejemplo de alguien que logró escapar y ahora vive en Alemania.
“La legislación mauritana permite a los amos comprar o vender esclavos o prestar partes de sus cuerpos. Los esclavos deben obedecer… Mauritania no merece ser Vicepresidente del Consejo de Derechos Humanos. Hay que denunciar esto”. – Abidine Merzough, activista anti-esclavitud mauritano hablando en la cumbre de derechos humanos de UN Watch, 19 de febrero de 2013.
“Los esclavos son propiedad de sus amos, a menudo desde el nacimiento. Las esclavas pueden ser abusadas sexualmente cuando sus amos lo desean. Los amos pueden comprar o vender esclavos o prestar partes de sus cuerpos para ser usados – brazos, piernas, vaginas, bocas. Los esclavos deben obedecer. Esta es la ley islámica, tal como hoy existe en Mauritania”, dijo Merzough en la Cumbre de Ginebra, a la que (a su favor) este año asistió un pequeño número de embajadores al CDH de la ONU de países democráticos (incluyendo Canadá).
La activista pakistaní Mukhtar Mai
El año pasado asistí a la Cumbre de Ginebra y a la sesión inaugural del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. El contraste no podría ser mayor. Vi a los embajadores a la ONU llegando en Mercedes con chófer, y luego felicitándose mientras ignoraban los abusos a los derechos humanos en todo el mundo.
La Cumbre de Ginebra, en comparación, es puesta en marcha con un presupuesto muy modesto aportado por 20 ONG, encabezadas por UN Watch, una organización que hace tan buen trabajo en cuestiones de derechos humanos que el CDH de la ONU debería morirse de vergüenza.
Tom Gross, izquierda, modera una mesa redonda en la Cumbre de Ginebra por los Derechos Humanos organizada por UN Watch.
En la Cumbre de Ginebra de este año, moderé un panel que incluyó a Mukhtar Mai (derecha), una mujer extraordinariamente valiente que fue violada grupalmente por orden de un tribunal tribal en Pakistán cuando se alegó (equivocadamente) que su hermano había actuado desvergonzadamente. Y después de la violación, en lugar de suicidarse (que es común en Pakistán después de tales experiencias), ha librado una batalla legal, durante 10 años, en un esfuerzo por llevar a los responsables ante la justicia.
Otros oradores en la Cumbre de Ginebra de este año incluyeron a disidentes, sobrevivientes de tortura y testigos del Congo, Irán, Tibet, Siria, Corea del Norte y otros lugares, así como también a Pyotr Verzilov, el esposo de la cantante presa de la banda rusa Pussy Riot.
Cuando el Ministro de Relaciones Exteriores británico, William Hague, y otros dignatarios se reúnan en Ginebra para abrir la sesión anual de la CDH de la ONU, podrían preguntar por qué estos disidentes no fueron invitados para dirigirse a ellos. Y podrían preguntar por qué Mauritania, en lugar de hacerla responsable, ha sido designada vicepresidente de la organización.
National Post
*Tom Gross es un ex corresponsal extranjero del London Sunday Telegraph.
Traducción de José Blumenfeld, porisrael.org
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