19 de marzo 2013.-Desde que hace dos años comenzara el conflicto entre las milicias rebeldes y el régimen de Bachar El Asad en Siria, los poderes occidentales, y especialmente Estados Unidos, han marcado un límite que el Gobierno no debería rebasar, a riesgo de enfrentarse a una intervención armada externa: el uso de sus arsenales de armas químicas contra la población. Este martes un misil impactó en la localidad de Khan El Asal, en la provincia de Alepo. Según las autoridades iba cargado con un agente químico que provocó al menos 25 muertes y dejó a más de un centenar de personas heridas, muchas en estado crítico. El régimen y la oposición se acusan ahora mutuamente de estar tras un ataque que puede marcar un punto de inflexión en el conflicto.
El ministro de Información sirio, Omran Al Zoubi acusó este martes en una comparecencia pública a las milicias rebeldes, y concretamente a facciones como el Frente Al Nusra, grupo yihadista afiliado a Al Qaeda, de estar tras el uso de materiales químicos. Al Zoubi dijo que un ataque de esa naturaleza “supone un cambio peligroso en el rumbo de los acontecimientos en Siria en el nivel militar y de seguridad”, informó la agencia oficial de noticias Sana. “Es un caso insólito, comparado en lo acontecido en el mundo en los pasados 50 años, que se use un arma prohibida internacionalmente de forma pública y de ese modo”, añadió.
Rusia, un país que respalda al régimen de El Asad en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, dio por buena la versión del régimen. Otras potencias, como Estados Unidos, dijeron que deben investigar más las circunstancias del asunto antes de llegar a una conclusión. El Gobierno de El Asad dispone, con reservas de cianuro y de gas sarín y mostaza, del mayor arsenal químico de Oriente Próximo. En diciembre, fuentes de la inteligencia norteamericana dijeron que el régimen ha armado algunas de sus bombas aéreas con sarín, un agente nervioso letal, y que podría lanzarlas contra la población desde cazabombarderos.
Las agencias de inteligencia occidentales no tienen indicios de que los rebeldes dispongan de arma química alguna. Ese es precisamente el argumento principal de los opositores para culpar al régimen del ataque. “Hemos oído informes desde temprano sobre un ataque del régimen en Khan El Asal, y creemos que se efectuó con un [misil] Scud con agentes químicos”, dijo el comandante rebelde Qassim Saadeddine, portavoz del Consejo Superior Militar en Alepo, a Reuters. “No tenemos ni misiles de largo alcance ni armas químicas. Y si los tuviéramos, no los usaríamos contra un objetivo rebelde”, añadió el portavoz del Ejercito Libre Sirio Louay Muqdad, en declaraciones a AFP.
La localidad de Khan El Asal ha visto numerosos enfrentamientos entre las tropas gubernamentales y la oposición en los pasados meses. A principios de mes, al menos 200 soldados y milicianos murieron durante la toma por parte de los rebeldes de una academia policial. El régimen ha intensificado su presencia en esa parte de la provincia de Alepo, y en las pasadas jordanas ha retomado una buena parte de la localidad.
Una de las evidencias principales del ataque, fuera de Siria, era el testimonio de un fotógrafo de la agencia Reuters en Alepo, que dijo haber visto en los centros médicos a personas con problemas de asfixia. Algunos pacientes le dijeron que habían detectado un olor similar al del cloro en el aire. “Sobre todo vi a mujeres y a niños”, aseguró el fotógrafo, quien añadió que algunos testigos presenciales le relataron cómo habían visto a gente sofocándose en las calles tras el ataque.
La agencia oficial de noticias Sana dijo que el ataque provocó 25 muertes, de civiles y soldados, y dejó a un centenar de personas, sobre todo civiles, en estado crítico. Difundió, además, una serie de fotos en las que se veían cadáveres de adultos y niños sin signos aparentes de violencia externa, lo que daría indicios de que la muerte la pudo haber provocado un agente tóxico. Por otro lado, distribuyó fotografías que mostraban a pacientes siendo tratados en diversos hospitales de Alepo, varios de ellos aparentemente desmayados en camillas.
“En Occidente y en Israel hay gran preocupación por el arsenal químico de El Asad, y por que acabe en manos de los grupos rebeldes. ¿Pero quiénes son esos rebeldes? ¿Son los principales grupos opositores, o los que se consideran afiliados a Al Qaeda o el salafismo? Son estos últimos los que de verdad suponen una amenaza contra el régimen y contra los principales grupos opositores”, opina Moshe Maoz, investigador del departamento de Estudios Islámicos y de Oriente Medio de la Universidad Hebrea de Jerusalén. “Sabiendo que hay algunos grupos que operan por libre, no se puede acusar a toda la oposición, en grupo, cuando hay sospechas de que se ha empleado un agente químico en un ataque contra civiles”, añade.
Fuente:elpais.com
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