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domingo 22 de diciembre de 2024

¡Habemus… Lamam!

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JULIÁN MÉNDEZ

Un cónclave de cardenales guiados por el Espíritu Santo es el sistema que conocemos para elegir Papa. ¿Pero qué hacen las demás confesiones para designar a sus líderes?

Si un extraterrestre hubiera estado en Roma durante la semana pasada, hubiese alucinado con esa profusión de sonrosados cardenales, pesadas cruces de oro y afanosos bordados que acaparaban portadas e informativos a cuenta del cónclave. Contra lo que pudiera parecer, la Iglesia católica es la única de las tres grandes religiones monoteístas que se empeña en mantener contra viento y marea semejante estructura jerárquica. Ni musulmanes ni judíos, las otras dos religiones del Libro, poseen una figura semejante, una única cabeza visible de magisterio infalible y elegido por la intervención directa del Espíritu Santo, en este caso convertido en portavoz de Dios.

En otras confesiones el proceso de selección tiene mucho de mágico ritual, como sucede en el budismo. En algunas es una cuestión azarosa, sometida al albur de una lotería sagrada. También las hay donde designar al responsable máximo de una creencia guarda cierto parecido con los ejercicios contables de un consejo de administración. Y existen otras religiones, en fin, donde el designio directo del fundador, el dedo de toda la vida, decide el nombre del sucesor sin que haya vuelta de hoja.

¿Se imaginan a un grupo de católicos escudriñando los reflejos de las nubes sobre la superficie del lago Tiberíades para encontrar señales que les condujeran hacia el papa Francisco? Pues algo parecido hicieron los monjes budistas que escogieron a Tendzin Gyatso como cabeza visible del budismo tibetano. «Dalai Lama significa Océano de Sabiduría. Ellos tienen capacidad para ver el futuro y eligen dónde van a nacer», explica entre risas Thubten Wangchen, representante del Tíbet en España y miembro del Parlamento tibetano en el exilio. Como los budistas creen en la reencarnación, el decimotercer Dalai Lama, explica Wangchen, dejó diversas «señales» antes de morir. «Escribió dónde y cuándo iba a nacer y el nombre de la familia en la que iba a volver. Murió en 1933. Un grupo de monjes siguió esas indicaciones durante meses hasta que se acercaron a un lago sagrado para buscar una visión en el agua. Vieron el techo de una casa y una letra. Encontraron a un niño de tres años nacido en la fecha indicada, el 6 de julio de 1935. El pequeño identificó sin error objetos personales del anterior Dalai Lama, como su cuenco, entre otros muchos. Ese niño es hoy el Dalai Lama». Tendzin Gyatso, premio Nobel de la Paz 1989 e infatigable defensor de la vía no violenta para poner fin a la invasión china de Tíbet, es el líder espiritual de todas las escuelas budistas: Nyhgma, Kagyu, Sakya y Gelukpa.

Tawadros II, licenciado en Farmacia, es el Papa copto de Alejandría (Egipto), uno de los ritos orientales que perviven bajo el paraguas ecuménico de la Iglesia católica y que puede tratar como un igual al Papa de Roma, aunque su elección no precise de tanto boato como el que hemos vivido esta semana. Tawadros II fue designado en noviembre pasado en la catedral cairota de San Marcos y, digamos, que por sorteo. Para ser más precisos, lo nombró la Divina Providencia puesta en manos del azar. El huevo que contenía una papeleta con su nombre fue extraído por un niño, escogido también previamente tras un sorteo entre doce muchachos. Bishoi, que así se llamaba el chaval, tenía los ojos vendados cuando metió la mano en la urna en la que había otros dos huevos con los nombres del obispo Rafa y del monje Ava Mina. Se trata de una fórmula antigua, aleatoria y de aromas orientales que gira sobre la terna, el número tres.

Tres son los nombres también de los que sale el Arzobispo de Canterbury, primado de la Iglesia de Inglaterra o anglicana. En algo de aroma británico, la pompa y la circunstancia deben estar siempre presentes. En este caso a través de la llamada Real Comisión de Nombramiento de la Corona, donde están representados diferentes estamentos de la Iglesia y de la nación (laicos y clérigos, representantes de la Justicia, la cultura y la política), explica Carlos López Lozano, obispo anglicano de España. Esta Comisión prepara una terna que se presenta a David Cameron, el primer ministro, y que éste entrega a su vez a la Reina de Inglaterra. «Ambos eligen siempre al primero de la terna», dice el obispo. Eso mismo ocurrió el pasado 9 de noviembre, cuando la reina pronunció el nombre de Justin Welby, casado y veterano ejecutivo de la industria petrolera. Cada iglesia nacional (y hay anglicanos hasta en Arabia Saudita) escoge democráticamente en un Sínodo a su presidente o arzobispo primado.

Cienciólogos y mormones

Posiblemente el título más llamativo entre las distintas profesiones religiosas sea el de Profeta. Ésa y no otra jerarquía ostenta Thomas S. Monson, presidente de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, los mormones. Al Profeta le acompañan en el gobierno de los fieles dos consejeros y doce apóstoles, señala Faustino López Requena, portavoz de los mormones en nuestro país. En esta creencia, que en España cuenta con 50.000 adeptos y trece estacas (organizaciones territoriales), la veteranía es un grado. A consejeros y apóstoles los nombra el Profeta Monson de forma directa. A su muerte, los dos consejeros se convertirán de forma automática en apóstoles. De entre los 14, reunidos para la ocasión en el Templo de Salt Lake City, se escogerá entonces al apóstol más antiguo, convertido en sucesor y nuevo Profeta. Así que entre los mormones, lo de llegar a la cúpula es cuestión de paciencia… y de longevidad. La Biblia y El Libro del Mormón, escrito tras las revelaciones experimentadas por el fundador Joseph Smith, son las piedras angulares de esta creencia. El Profeta, explica López Requena, no posee capacidad alguna para cambiar los dictados de Smith.

¿Pero qué sucede entre lo que podríamos definir como ‘nuevas religiones’? ¿Quién manda en Cienciología, por ejemplo, fe que profesan, entre otros, Tom Cruise o John Travolta? L. Ronald Hubbard, el fundador, designó a quien le sucedería al frente del llamado Centro de Tecnología Religiosa (RTC), «organización no lucrativa que se encarga de mantener la doctrina y enseñanzas» del propio Hubbard, explica Iván Arjona, cienciólogo español. El sucesor se llama de David Miscavige, quien asumió el cargo en 1987, «tras completar los encargos que le había encomendado Hubbard» y demostrar «la dedicación, competencia, conocimiento y lealtad» a las premisas del fundador. Miscavige nombrará a su sucesor con el apoyo de la Junta Directiva del Centro de Tecnología Religiosa. Una nomenclatura, como se ve, del siglo XXI, y con cabeza única.

La importancia del rabino

Algo que no sucede en el judaísmo, apuntan desde el Rabinato de la sinagoga de Madrid, religión donde no existe una única figura señera. La jerarquía recae en todo caso en el Rabinato de Israel, encargado de designar a los rabís de cada ciudad y a los integrantes del llamado Tribunal Rabínico. «El Rabinato de Israel posee un liderazgo de consenso, moral», apuntan. Fuera del país, cada comunidad es independiente y designa a sus representantes. En Europa hay maestros, como el de París, Michel Gugenheim, con un importante peso específico. Como también lo poseen rabís que descuellan en las distintas corrientes y realidades del judaísmo (como ortodoxos y reformistas y en las comunidades formadas por el origen geográfico de sus miembros, como askenazis y sefarditas entre otros).
Lo mismo que no hay un papa judío, tampoco lo hay entre los musulmanes, señala Francisco Jiménez, mahometano español. «En el Islam está prohibida la estructura eclesiástica. El Profeta no dejó sustitutos», dice. Hay, eso sí, líderes de las distintas escuelas (hanafi, máliki, shafi…) y figuras que han destacado, como el ayatola Jomeini en su día o, ahora, el imán Shafi, de El Cairo, que marcan las directrices de millones de fieles. La cosa se complica si abordamos la división entre chiítas y sunnitas y si mencionamos que en el Islam no hay separación entre Iglesia y Estado. En Marruecos, por ejemplo, Hassan II, descendiente directo del Profeta, era Comendador de los Creyentes ,y el rey de Arabia ostenta el título de guardián de los Santos Lugares, Medina y La Meca.

Fuente:elcorreo.com

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