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lunes 25 de noviembre de 2024

Sorpresa: ¡México defendió los derechos humanos!

Andrés_Oppenheimer

ANDRÉS OPPENHEIMER

Qué grata sorpresa! México, cuyo Gobierno habitualmente apoya a los países violadores de los derechos humanos, desempeñó un rol esencial en frustrar los esfuerzos de un grupo de países para debilitar a la Comisión de Derechos Humanos más importante de la región.

México -junto con Chile, Colombia, Costa Rica, Panamá, Canadá y Estados Unidos- logró derrotar una propuesta hecha por Venezuela, Ecuador, Bolivia y Nicaragua para despojar a la Comisión de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos de casi todos sus fondos y de reducir al máximo sus poderes.

La Comisión, que es semiindependiente, ha sido un dolor de cabeza para los Gobiernos que violan los derechos humanos y suprimen la libertad de prensa. Es, sin lugar a dudas, lo mejor que tiene la OEA para exhibir, si no lo único.

Durante las últimas décadas, la Comisión y su Oficina de Relatoría Especial de Libertad de Expresión han criticado los abusos de los Gobiernos de todos los colores políticos, desde Estados Unidos hasta Venezuela, Ecuador y otros países del ALBA.

Los países del ALBA, cuyos Presidentes ya controlan todas las ramas del Gobierno y quieren aniquilar el último vestigio de pensamiento libre -los medios-, montaron durante los últimos dos años una ofensiva diplomática para silenciar las dos agencias de la OEA.

Afortunadamente, fracasaron. El grupo del ALBA -en este caso, con Ecuador actuando como su vocero- quedó totalmente aislado en la sesión especial de ministros de relaciones exteriores de la OEA que terminó a la medianoche del viernes en Washington D.C.

“Fue una victoria resonante de la Comisión, y una derrota importante del bloque del ALBA”, me dijo José Miguel Vivanco, un alto funcionario de la organización Human Rights Watch de defensa de los derechos humanos. “Se hizo evidente que quedaron totalmente aislados, sin el apoyo que esperaban conseguir de otros países”.

Vivanco agregó que sólo a último momento, cuando Ecuador y Bolivia amenazaron con retirarse de la Comisión, el bloque del ALBA logró insertar en el comunicado final una frase que le permitió evitar una humillación pública. Argentina rescató a los países del ALBA introduciendo una frase que autoriza a la OEA a que vuelva a tratar el tema de la Comisión en un futuro indefinido.

Para mi sorpresa, el Gobierno del Presidente mexicano Enrique Peña Nieto -cuyo Partido Revolucionario Institucional, PRI, tradicionalmente ha sido un defensor clave de Cuba y otras dictaduras de izquierda- salió a la defensa de los derechos humanos y la libertad de prensa.

En la reunión de la OEA, el Canciller de México José Antonio Meade dio su apoyo incondicional a la Comisión y a la oficina de la Relatoría. Debido a su tamaño y su peso político, México era esencial para contrarrestar los esfuerzos de Brasil, que buscaba un consenso a cualquier costo, incluso al precio de quitarle poderes a la Comisión.

Tras el discurso de Meade, llamé al ex Canciller mexicano Jorge Castañeda, quien apoyó las causas de los derechos humanos durante su gestión entre el 2000 y el 2003, y le pregunté si Peña Nieto está cambiando para mejor la tradicional política exterior del PRI.

“No, en absoluto”, me dijo Castañeda. “Lo de la OEA fue una excepción, en parte porque el Embajador mexicano en la OEA es muy bueno, y en parte porque tanto el Presidente como el secretario técnico de la Comisión son mexicanos”.

Según Castañeda, Peña Nieto ha regresado a la las viejas prácticas de PRI de solidarizarse con Gobiernos autoritarios.

Castañeda recordó que cuando la bloguera disidente cubana Yoani Sánchez visitó México recientemente, no fue recibida por ningún funcionario del Gobierno. Cuando Peña Nieto visitó Venezuela para el funeral del difunto Presidente Hugo Chávez, no se reunió con ningún político de Oposición.

Y cuando los países latinoamericanos eligieron al dictador militar cubano General Raúl Castro como Presidente de la Celac, Peña Nieto respaldó esa elección, recordó.

Mi opinión: Es cierto que el nuevo Gobierno del PRI de México no ha abandonado su tradicional apoyo a las dictaduras o Gobiernos autoritarios antiestadounidenses.

Eso probablemente esté en el ADN del PRI, tal como lo corroboré cuando le pregunté a Peña Nieto en una entrevista poco después de su elección cuáles serían sus prioridades en política exterior, y su primera reacción fue mencionar prácticamente cualquier cosa salvo la promoción de la democracia y los derechos humanos en la región.

Pero hay que darle crédito a Peña Nieto y a México por haber adoptado la posición correcta en esta oportunidad.

En parte gracias a México, los demagogos que gobiernan Venezuela, Ecuador y otro países del ALBA quedaron aislados y fueron derrotados -al menos por ahora- en su intento de silenciar las últimas voces críticas en sus países, y a las instituciones claves que defienden los derechos humanos y la libertad de expresión en la región.

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