Según la tradición, el rabino debe chupar el glande del bebé después de cortar el prepucio durante la circuncisión, pero en los tres últimos meses se han dado dos casos de herpes genital en niños de la comunidad ortodoxa judía de Nueva York.
Aharon Teitlebaum, líder del movimiento ultraortodoxo judío Satmer en Nueva York (EEUU), dice que luchará hasta el final para defender esta práctica habitual en su comunidad, cuyos rabinos succionan el glande a los recién nacidos tras cortarles el prepucio dentro del rito religioso de la circuncisión. El procedimiento se suele llevar a cabo en la casa de los padres, cuando el niño tiene tan sólo ocho días de vida.
“Resistimos frente a la Inquisición española y en los campos de concentración alemanes, así que también resistiremos” al intento de prohibir la circuncisión con succión directa, declaró en junio Teitlebaum, según el periódico israelí Haaretz. Se calcula que unas 130.000 personas en el mundo se adhieren al movimiento Satmer, sobre todo en Nueva York, Montreal (Canadá), Amberes (Bélgica), Londres (Reino Unido) y ciudades de Israel y Argentina. Sólo en Nueva York más de 3.500 bebés se someten a este ritual cada año.
Tras siglos de historia, el metzitzah b’peh, como se denomina este ritual, está en el paredón de fusilamiento después de que dos bebés de la comunidad judía ultraortodoxa de Nueva York hayan sido infectados con herpes en los últimos tres meses tras someterse a la circuncisión ultraortodoxa. En la boca del rabino, un herpes es apenas una molestia estética, pero en bebés puede ser letal.
El virus puede inflamar el tejido cerebral, produciendo un edema que destruye neuronas. El Departamento de Salud de la ciudad calcula que al menos 13 recién nacidos se han infectado por el virus de la misma manera desde 2000. En este tiempo, dos bebés sufrieron daños cerebrales por efecto del virus y otros dos murieron.
En junio de 2012, el Departamento emitió un comunicado exigiendo el fin de este ritual. “No hay una forma segura de realizar la succión oral en cualquier herida abierta en un recién nacido”, advirtió el director del Departamento, Thomas Farley. “Los padres que estén considerando el ritual judío de la circuncisión necesitan saber que la circuncisión sólo debe ser realizada bajo condiciones estériles, como cualquier otro procedimiento que origina una incisión abierta”, explicó. Sus investigadores calculan que el riesgo de contraer herpes de los niños sometidos al metzitzah b’peh es 3,4 veces superior al resto.
El Departamento de Salud recordaba un caso de noviembre de 2004, cuando dos gemelos de Nueva York contrajeron el virus tras la circuncisión ultraortodoxa. Su madre no había sufrido nunca herpes oral ni genital. El personal del hospital también estaba limpio. Una investigación rastreó el virus hasta un mohel (nombre en hebreo para los judíos entrenados para circuncidar) que había succionado la sangre de los genitales de los bebés.
Con sólo 16 días de vida, los niños presentaron fiebre y lesiones relacionadas con el herpes por medio cuerpo. Uno de los bebés murió.
El rabino Moshe Bendahan, de la sinagoga de Chamberí, en Madrid, ha circuncidado a un millar de bebés en España en los últimos 27 años. “Aquí no se hace la succión oral directa”, afirma. El Talmud, la obra que recoge las leyes judías transmitidas por tradición oral, explica que la circuncisión debe realizarse en tres fases, según detalla Bendahan: “Cortar el prepucio, recortar la membrana interna y absorber la sangre”.Succión mediante un tubo
“Nosotros usamos un tubo con una gasa en el interior en el que se mete el pene del bebé. Al absorber desde el otro lado del tubo, la sangre se queda en la gasa y no llega a la boca del mohel”, explica el rabino de Madrid.
“El bebé puede tener el sida, o el propio mohel puede tener una enfermedad, así que no tiene sentido asumir un riesgo pudiendo usar un tubo desechable”, opina. Este método es el más habitual fuera de las comunidades ultraortodoxas.«No tiene sentido asumir un riesgo pudiendo usar un tubo desechable para succionar la sangre»Moshe BendahanRabino de Madrid.
En 2004, pediatras de la Universidad Ben-Gurión del Néguev, en Beeseba (Israel), ya alertaron de que el metzitzah b’peh “conlleva un grave riesgo de transmisión del herpes de los mohalim [plural de mohel] a los recién nacidos, lo que se puede complicar con infecciones prolongadas o graves”. Los pediatras habían detectado ocho casos de bebés con herpes genital tras ser circuncidados por cuatro rabinos infectados. Uno de los bebés sufrió una encefalitis herpética y se quedó con secuelas neurológicas de por vida.
Poco después, en enero de 2005, el Journal of Law and Health, una publicación de la Universidad del Estado de Cleveland (EEUU) especializada en medicina legal, pidió en un artículo la prohibición del metzitzah b’peh, admitiendo que no eliminaría el riesgo “dado que la creencia en la práctica está tan arraigada en algunos mohalim ortodoxos tradicionales que seguirán llevándola a cabo a cualquier precio”. Sin embargo, continuaba el artículo, titulado “¿Demasiada libertad religiosa?”, “al menos una regulación establecerá penas o consecuencias reconocidas por infectar a un bebé inocente”.
Fuente:ondacero.es
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