Ciudad de México, 19 abr (Sin Embargo).- La escritora mexicana Margo Glantz es una de las estrellas invitadas al Festival Literario Gutun Zuria, que se lleva a cabo en la Alhóndiga de Bilbao hasta el próximo 21 de abril. La octogenaria autora, dueña de una personalidad arrolladora y de una energía que desmiente su edad y, por el contrario, es testimonio de una pasión irrefrenable al servicio de la literatura, los viajes y la curiosidad por su entorno y los seres que lo habitan, protagoniza un encuentro público con la poeta y ensayista Menchu Gutiérrez. En el Festival, del que formaron parte también el argentino Alberto Manguel, el colombiano Héctor Abad Faciolince y la canadiense Margaret Atwood, en donde se espera en la clausura la presencia estelar de John Banville, Glantz hizo referencia a sus lecturas de juventud, a las que dijo tener “en carne viva”, en el marco de una conferencia de prensa. “Un escritor se ha formado con una serie de lecturas, que probablemente ha olvidado de una manera coherente, pero que están en su interior de forma indeleble y son parte fundamental de su cultura y su escritura”, dijo, nombrando entre sus favoritos a La isla misteriosa, de Julio Verne y Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas.
UNA OBRA DIVERSA Y TARDÍA
Margo, de 83 años, obtuvo en 2010 el Premio FIL en Lenguas Romances que entregaba la Feria Internacional del Libro de Guadalajara. Es autora de una obra diversa y tardía (“Mi primer texto lo publiqué a los 47, aunque yo me sentía de 20”, dijo entonces), rica en ensayos, cuentos y novelas. “Para mí, escribir quiere decir en el fondo, y por razones etimológicas, “cortar, rasgar, desgarrar”. En todo acto de escritura quien escribe se destruye a sí mismo al “cortar paño sobre su propio traje o al desgarrarlo en el acto mismo de la autobiografía”, como hace mucho tiempo escribí refiriéndome a Tito Monterroso”, dijo en 2010. “Voy a escribir hasta que pueda, tengo muchos textos por terminar y aunque sé que a mi edad uno se puede morir de un momento a otro de un infarto, lo único que le pido a Dios es un poco más de vida para escribir, que es lo que más felicidad me da”, agregó. De su obra, la autora destaca la preocupación constante “por la relación con el cuerpo, al que divido, parto, tasajeo y a veces hablo de manos, de ojos, de brazos, de piernas”.
“NO SOY UN ZAPATO”
Historia de una mujer que caminó por la vida con zapatos de diseñador, publicada en 2005 por Anagrama, dio a conocer su afición por el calzado, aunque siempre se encarga de destacar que “no soy un zapato, sino un ser humano pensante”.
“Mis padres siempre tuvieron zapaterías que fracasaban continuamente y a mí me tocaba usar los zapatos descartados, que eran feos, quizás por eso, en mi adultez, me aficioné tanto por el calzado”, explicó este miércoles en Bilbao. Conocida también por su pasión twittera, Glantz dijo que “el tuit es una cosa extraordinaria. Quien escribe aprende a sintetizar con él. Los intersticios de la escritura permiten extender el conocimiento de una manera prodigiosa: eso pasa con el twitter”, precisó.
CRÓNICAS DE LA INDIA
La afición por la India y las culturas orientales de los escritores latinoamericanos no es nueva.
Ya la cultivaron nuestros geniales Octavio Paz y Jorge Luis Borges, sólo por citar a dos creadores notables de nuestra literatura que no pudieron permanecer indiferentes al influjo de una nación poderosa, como la que vio nacer a Gandhi, el gran pacifista.
En Coronada de moscas (título tomado de un poema de la peruana Blanca Varela), el primer libro de la colección “Realidades” creada por la editorial Sexto Piso, Margo Glantz hace referencia no sólo a los insectos que pueblan el aire de la India, sino también a los guías de turistas, un fenómeno que Glantz considera “terrible”.
“Lo persiguen a uno como moscas. De por sí hay muchas moscas en la India, pero la situación se agravaba con la persecución de los guías y un día dije que iba a escribir un libro sobre eso. La situación ha cambiado, pero el título se quedó”, dijo Glantz cuando presentó el libro en el Hay Festival de Xalapa, Veracruz.
“Soy una viajera constante, y siempre pienso que el viaje que voy a hacer nadie lo ha hecho. Me siento como Marco Polo, como Cabeza de Vaca y resulta que voy a una fiesta de amigos y todo el mundo ya conoció la India”, comentó.
“Respiramos los aromas a orines, incienso y especias; vemos las telas de colores estridentes; sorteamos a los temibles ricshos y motociclistas en Agra; vemos la blancura de los dientes y las hermosas cabelleras de los indios; asistimos a cremaciones, templos y místicos parajes como las cuevas de Ajanta o el Taj Majal; viajamos por Benares, Kajuraho, Delhi, Mumbai, Udaipur y Varanasi entre muchas otras ciudades”, dice la editorial en un comunicado de prensa.
Los libros de Arundhati Roy, Aravind Adiga, J. R. Ackerley, Ananda Coomaraswamy, E. M. Forster, Agatha Christie y, por supuesto, de Octavio Paz, nutren el relato del viaje y refuerzan la dimensión literaria como una experiencia de vida que se incrusta en nuestra mente con igual fuerza que el más nítido y evocativo de los recuerdos.
Y este, el libro reciente de una autora entrañable, es expresión de una voz personal que no cesa y de la que da cuenta en estos días que pasea por Bilbao, una ciudad que la ha recibido con los brazos y los oídos abiertos.
Fuente:sinembargo.mx
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