Según revelaron fuentes oficiales al diario Boston Globe, el detenido, de 19 años, admitió ayer que detonó las bombas junto con su hermano, pero negó que hubieran recibido ayuda de grupos terroristas desde el exterior. Señaló a su hermano mayor (26), ultimado durante la operación de captura, como el cerebro del ataque que mató a tres espectadores e hirió a más de 200 el pasado lunes 15.
Las guerras de Irak y Afganistán, la primera dada por concluida en 2011, fueron supuestamente los motivos que llevaron a los hermanos de origen checheno a cometer el atentado. Ambos querían “reivindicar el Islam”, ya que el mayor de los Tsarnaev, que se había radicalizado en sus creencias, consideraba que estaba “bajo ataque”, según The Washington Post.
Todo esto ha contado Dzhokar a un grupo de agentes especiales del FBI con los que se comunicó desde su cama en el hospital, donde se recupera de múltiples heridas en la cabeza y las extremidades. Aunque conectado a un tubo de respiración, el sospechoso se mantiene “alerta, mentalmente competente y lúcido” y se comunica por medio de la escritura y con movimientos de cabeza.
Los interrogadores visitan al muchacho cada dos horas junto con un equipo de doctores y han estado interesados en conocer si existen otras armas o explosivos escondidos que no hayan sido encontrados por la policía y si contaron con apoyo interno o externo.
Un funcionario de una agencia del Gobierno ha sido cauteloso antes de tomar por cierto estos testimonios y dijo que la investigación continúa para esclarecer esa y otras cuestiones.
Los agentes están interesados especialmente en desentrañar cuánto y cómo influyó en el mayor de los hermanos el viaje de seis meses que hizo a Rusia el pasado año. Desde entonces, su comportamiento social y su actividad en Internet denotan una radicalización que pasó por alto para las autoridades de EE.UU., pese a que el sospechoso fue investigado por el FBI a pedido de Moscú.
Dzhokar también ha sido informado de los cargos que se le imputan. El Gobierno ha decidido presentarlo en una corte civil federal para que responda a la acusación fundamental, entre otras, de usar armas de destrucción masiva con resultado de muerte, lo que supone la pena de muerte de ser hallado culpable.
Después de las explosiones del lunes 15 y mientras las autoridades desataban una desesperada búsqueda para dar con los autores, Dzhokar continuó asistiendo a clases, se le vio por el gimnasio e, incluso, compartió con amigos en una fiesta de su equipo de fútbol, según contaron varios testigos a los medios.
Los hermanos fueron capturados tras un fiero enfrentamiento con la policía, contra la que usaron armas y bombas caseras. Un agente murió y otro quedó herido. Tamerlan resultó muerto y Dzhokar se entregó a los agentes el pasado viernes más de 20 horas después, debilitado por una gran pérdida de sangre.
Tras ser capturados, las autoridades recuperaron gran cantidad de armas y otros artefactos caseros sin explotar. Los agentes creen que ambos estaban decididos a atacar de nuevo.
Pese a todo el cúmulo de evidencias, la madre de los muchachos, Zubeidat Tsarnaev, quien habló con algunos medios desde Dagestán, una república rusa a orillas del mar Caspio, cree que todo se trata de un “montaje”.
La mujer consideró que sus hijos han sido implicados por ser “musulmanes” y asegura que “las autoridades intentan silenciar” al menor para que no pueda defenderse.
Fuente: El Clarin
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