SAL EMERGUI
León Amiras se reencontró en noviembre con sus raíces aragonesas y catalanas. Con la Sefarad que sus antepasados tuvieron que abandonar entre lágrimas para dispersarse por Salónica (Grecia) o Esmirna (Izmir, Turquía). El anuncio del Gobierno español de otorgar la ciudadanía por carta de naturaleza a los descendientes de los judíos expulsados en 1492 emocionó a este abogado sefardí de Jerusalén. “Siento como si se cierra el círculo y se hace justicia a nuestros antepasados”, confesó a este periodista en ese momento.
Hoy, sin embargo, la emoción de Amiras viene acompañada de decepción. Cinco meses después del anuncio del ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón y de Exteriores, José Manuel García-Margallo, se pregunta: “¿Cómo es posible que lo anuncien y despierten tantas esperanzas e ilusiones para luego no avanzar y ponerlo en práctica?”.
“Me siento un poco decepcionado ya que ha pasado casi medio año desde el anuncio de Gallardón. Muchos sefardíes no saben qué hacer o a quién acudir”, lamenta Amiras que, por otra parte, elogia al ministro de Justicia (“siempre ha mostrado sus simpatías hacia el pueblo judío”).
“Tras el anuncio, uno de los primeros que vino a mi oficina emocionado es el más viejo de mis tíos, Marcos Caballero que tiene 87 años. Me dijo: ´¿Acaso nuestra generación tendrá que esperar que la burocracia nos otorgue esta sagrada declaración del regreso a nuestras raíces?´”.
Amiras envía un mensaje directo y casi desesperado: “Señor Gallardón, por favor, le pido que acelere el proceso a los sefardíes que tienen más de 80 años para que puedan cumplir su sueño en vida”.
“España tiene que llevar adelante la histórica decisión sin dejar que caiga en la burocracia legal y administrativa. No puede ser que se deje en manos de la comunidad judía de España el otorgamiento de certificado de quién es o no sefardí sin que tenga todos los recursos para hacerlo”, señala.
Preguntamos al embajador español en Israel, Fernando Carderera Soler. “Hemos reconocido públicamente la existencia de una deuda con los judíos de origen sefardí y en estos momentos se está estudiando la fórmula más apropiada para articular el procedimiento de adquisición de nacionalidad por carta de naturaleza”, contesta.
“El ministerio de Justicia estudia cuál sería la manera más idónea de certificar el origen sefardí de los solicitantes. Aunque parezca algo sencillo, hay que vertebrar un sistema de certificación de este origen, qué tipo de documento y qué autoridad estaría habilitada para extenderlo y evitar situaciones discriminatorias y, por ende, injustas”, añade.
Según el anuncio en noviembre, cualquier persona que demuestre su condición de sefardí (apellidos, descendencia, idioma, vinculación a la cultura, etc..) podrá recibir la nacionalidad española de forma automática independientemente de su lugar de residencia.
Nacido en 1964 en Argentina, Amiras vuelve a su árbol genealógico. “Mis antepasados vivieron en Falset, Cervera y Tarrega. Los Cavaller estuvieron en tierras catalanes hasta su expulsión y traslado a Salónica. El apellido Cavaller que luego pasó a ser Caballero es de la diáspora sefardí y tiene como origen el médico y rabino de Cervera, Salomón Cavaller, hijo de Samuel Falset, el único de nuestra familia que en 1492 prefirió el exilio al bautismo. Falleció en 1530 en Salónica”.
El 13 de octubre de 1922, su bisabuela Clara Mizraji y sus dos hijos Isaac y Zafira, pidieron al presidente de la comunidad judía de Esmirna el certificado que les reconoce como judios. El documento, firmado entonces por el Consulado de España, es guardado por Amiras como si fuera un tesoro.
“Si para poder salir y después de centenares de años hablando ladino, mi familia recibió en los años 20 el reconocimiento y protección de España, ¿por qué no hoy, quizás de forma simbólica, puedo recurrir al cónsul español en Jerusalén y pedirle como un regreso a mis antepasados que se me otorgue la ciudadanía española tras el anuncio del Gobierno?”.
“Como presidente de la Organización Latinoamericana, España y Portugal en Israel, puedo decir que hay miles de personas en mi situación”, añade Amiras que se declara “israelí por elección, argentino por nacimiento y sefardí por la lengua, cultura y recuerdos que mis antepasados transmitieron de generación en generación”.
El abogado Alejandro Skidelsky, especialista en visados de trabajo y residencia, nos explica que “si bien la decisión fue muy importante y bien recibida en las comunidades judías, ahora hay cierto grado de frustración. Aunque hay buena voluntad, las cosas no avanzan desde noviembre”.
“Españoles fuimos, españoles somos y españoles seremos…”, proclamó hace casi 100 años Isaac Alchech y Saporta, un judío de Salónica. Amiras suscribe cada palabra declarando, pese a todo, su fidelidad a Sefarad.
Fuente:elmundo.es
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