Crónicas Intrascendentes. Parte LIII

LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO

El Mundo Judío de los temerosos de Dios

Este fin de semana tuve oportunidad de asistir a la Cineteca para ver una película israelí que se presenta en el marco del 33 Foro Internacional del Cine. La película, La Esposa Prometida, dirigida por Rama Burshtein, despertó en mí sentimientos encontrados respecto a la religión judía, tema que es el marco central en que se desarrollan las escenas de la película. Trata de una familia judía ortodoxa (Haredim-Temeroso de Dios) de un nivel económico desahogado, en la que la hija menor, Shira, de 17 años de edad, está a punto de casarse a través de un matrimonio concertado con un hombre joven, empero, la repentina muerte de su hermana en un parto, plantea la tradición judía de que se case con su cuñado viudo, que le dobla la edad. En una primera instancia, Shira se niega a contraer nupcias con su cuñado; al final de cuentas, de alguna manera, ella no está tan aislada de la modernidad y recibe la influencia del mundo abierto externo que le hace rechazar la imposición matrimonial con un individuo mayor; no obstante, ante la presión que sobre ella hace la familia y el rabino de su comunidad, cede y se casa.

En este contexto, me sentí confundido, preguntándome a mí mismo, ¿cómo es posible que la mayoría de los judíos ortodoxos practique su fe en forma medieval en el siglo XXI en el ámbito de una democracia tan acabada como la que existe en Israel?

Mi confusión se profundizó porque los Haredim muestran, por una parte, un noble sentimiento sobre la relación familiar, este como la parte nuclear que alimenta el alma, y por la otra, su constante actitud de misoginia, que es un rasgo que se destaca en la película. Al mismo tiempo, me causó una impresión muy emotiva del rabino de la comunidad de los Haredim de Tel Aviv, cuando en una reunión con la familia se Shira y el cuñado viudo, para tratar de la conveniencia del matrimonio de ambos, irrumpe el ayudante del rabino para decirle que afuera está una señora mayor que exige que el rabino la vea inmediatamente. El rabino, con humildad, le dice a su ayudante que “en un momento la recibirá”; regresa instantáneamente el ayudante e insiste en que la mujer “quiere ver al rabino”. El rabino le indica que la haga pasar y le pregunta a la mujer ¿cuál era el problema que tenía?… la anciana, con inocencia, le señala que va a comprar una nueva estufa y no sabe por cual modelo decidirse; esa coyuntura le representaba un cuestionamiento existencial.
El rabino la cuestiona ¿no tiene un esposo, hijo, pariente o vecino que te aconseje?… ella tajantemente dice que no; el rabino la conduce a su cocina y le explica respecto a las estufas.

El gesto del rabino es místico, desciende de su pedestal de sabio para dar consejo a una fiel sobre aspectos de la vida cotidiana. Si todos los rabinos, curas, imanes y similares fueran como este último, nuestro conflicto y violento mundo sería diferente; la fe ayuda a la solidaridad humana. A pesar de mi formación básicamente laica en el judaísmo, no puedo negar que este también está conformado por el sentimiento religioso que viví cuando curse la primaria en la escuela Yavne y del entorno místico-religioso judío que prevalecía en mi infancia y adolescencia.

También es de destacar, que Shira, la protagonista de la película, tiene un parentesco físico con mi hija Tali, y ello me causó una gran simpatía por ella y por los conflictos que enfrenta; empero, además, era maestra de acordeón en un Kínder, lo que me recordó que mi madre me contaba que en su juventud en Polonia ella tocaba este instrumento; me imagine que el duro trabajo que tuvo que realizar para salir adelante cuando llegó a México, la hizo olvidarse de su acordeón. Siempre tuve el deseo de que alguno de mis cuatro hijos o mis nietos, pudiera tocar el acordeón.

Otro hecho de la película que removió mi judaísmo fue el fondo musical; que fue un emotivo arreglo de la canción Jerusalén: ¡oh Jerusalén!… ¡si te olvidara, que mi diestra se inhabilite y mi lengua se pegue al paladar!
Pienso que un judío que no crea en esta máxima, es un judío a medias.

Nota: Para mayor información sobre los Haredim por favor consultar artículo de mi autoría: creciente peso de los Partido Religiosos en Israel, en el sitio Intelecto Hebreo. www.intelecto.hebreo.com

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León Opalin Chmielniska: De nacionalidad mexicana, estudió Economía en el ITAM, logrando además una maestría en la Universidad Hebrea de Jerusalem y diplomados en el Instituto Español de Turismo así como en el Británico. También ha realizado estudios sobre comercio internacional en Holanda. Pertenece y es reconocido por varios institutos y universidades importantes de México y el extranjero y su incursión en las letras inició en temas económicos y finanzas en el periódico Financiero y la revista ANIERM. Por muchos años ha sido colaborador de "Foro" y asesor de varias compañías. Sobre las materias que domina, sigue dando conferencias en planteles y universidades.