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jueves 21 de noviembre de 2024

Jázaros, jazaritos y jazaradas…

jazaro

IRVING GATELL PARA ENLACE JUDÍO

Ahí vamos de nuevo a explicar el mito de Jazaria. Verdaderamente, es increíble hasta dónde está dispuesta cierta gente a llegar en sus creencias con tal de defender sus posturas viscerales. Vamos al punto: muchos de los detractores del Estado de Israel, entre otras cosas, dicen que es un Estado ilegítimo porque su población no es originaria de allí. La base de esta idea es la suposición (aunque ellos la dan como un hecho pretendidamente comprobado) de que los judíos de Europa del Este son, en realidad, descendientes de un antiguo pueblo en parte eslavo, en parte turco, conocido como los Jázaros, que en el siglo VIII se convirtieron masivamente al Judaísmo, y en el siglo X lo sustituyeron.

Cualquiera que sepa un poco de historia puede ver a simple vista que semejante creencia es irracional. Pero revisemos los datos sólo por el placer de volver a comentar algo que, en otras circunstancias, sería un síntoma de una creatividad alucinante bastante simpática.

  • El argumento de los “judíos jázaros” está íntimamente ligado al antisemitismo moderno.

Se supone que los judíos son Jázaros desde el siglo X (o al revés; como usted guste, amable lector). Bien: ¿por qué no existe NINGÚN registro documental que hable del asunto? ¿Por qué NINGÚN rabino sefaradí -por ejemplo- se quejó de que “en el norte de Europa una tribu eslava está empezando a sustituir a nuestros hermanos judíos…” o algo semejante? ¿Por qué NADIE absolutamente habló del tema?

Una sustitución completa de una población, con todas las afectaciones obvias al lenguaje, las tradiciones, la identidad, la comida, la religión, no puede pasar desapercibida. Entonces, el hecho de que entre el siglo X y el siglo XIX (900 años, querido lector, una cifra nada despreciable) NADIE haya hablado del asunto de una sustitución, nos deja con dos alternativas: o bien ni los judíos sefarditas, ni el clero católico, ni el clero protestante, eran capaces de distinguir a un eslavo de un judío, o bien el asunto de la sustitución es un cuento.

El primer autor en proponer (y recalco: proponer) que los judíos ashkenazíes serían (y recalco: serían) una población mixta, hebrea y eslava, fue Ernest Renan en 1882 en su libro “El Judaísmo como religión y como raza”. Luego, sus ideas fueron retomadas por Lothrop Stoddard (uno de los principales teóricos del racismo) que en 1926 escribió un texto en donde propuso, por primera vez, que el origen de los judíos de Europa del Este sería mayoritariamente Jázaro.

Está sobradamente claro que esta creencia surgió apenas con la modernidad, y se asentó en un contexto ideológico europeo abiertamente proclive al antisemitismo.

Sin embargo, los adherentes a esta creencia (la mayoría de ellos abiertamente proclives al antisemitismo) apelan a que un autor judío validó esta teoría: Arthur Koestler.

  • Un caso patético

Arthur Koestler (1905-1983) fue, básicamente, un novelista con una vida trágica. Comunista y luego anti-comunista, sionista y luego anti-sionista, religioso y luego ateo, vivió siempre afectado por serios desequilibrios emocionales, y acabó por suicidarse.

Koestler fue el primer judío con cierta reputación en el mundo de las letras en afirmar que los Ashkenazíes eran, en realidad, Jázaros, pero sus investigaciones fueron rápidamente desacreditadas por otros especialistas, señalando que Koestler tenía una facilidad sorprendente para confundirse. El mejor ejemplo es el hecho de que Koestler se basó, principalmente, en el libro “Historia de los Judíos Jázaros”, de Douglas Morton Dunlop (1909-1987), uno de los más destacados orientalistas de Oxford. Curiosamente, en ese libro el propio Dunlop explica que la evidencia para vincular al Judaísmo Ashkenazí con los Jázaros está sustentada en evidencia muy frágil, y semejante idea no merece ser considerada más que una presunción.

Peor aún: el propio Koestler admitió que había elaborado su libro “La Treceava Tribu” para intentar deslindar a los judíos del clásico antisemitismo europeo, al tratar de convencer al lector que los judíos modernos no podían ser responsabilizados por la muerte de Jesús (el famoso mito del “deicidio”) por ser… jázaros.

Que alguien como Koestler haya escrito el tipo de libros que escribió -más llenos de fantasía y visceralidad nada asertiva que de información objetiva y demostrable- no es extraño (vamos, no sería el único escritor patético en la historia). Pero que los adherentes al asunto Jázaro suelan citarlo como “un especialista judío que reconoció el origen jázaro de su pueblo”, no tiene precio. Y, claro, tampoco tienen mejores fuentes documentales.

  • Los Jázaros

Y a todo esto, ¿qué es lo que sabemos de los Jázaros? Sabemos que fueron un reino establecido en la zona norte del Caúcaso, principalmente alrededor de la Península de Crimea. Sabemos también que se desarrollaron durante el primer milenio de la Era Común, y llegaron a ser una fuerte potencia militar que mantuvo a raya las invasiones islámicas, pero que también combatió con éxito en muchos momentos al Imperio Bizantino. Finalmente, sabemos que en el siglo X su sistema político colapsó y el reino fue destruido.

Hasta donde se ha podido comprobar, su población no fue étnicamente homogénea, y estuvo compuesta tanto por eslavos -muy emparentados con los actuales búlgaros- como por grupos muy cercanos a los turcos.

De su religión no hay gran cosa: sabemos que originalmente adoraban al dios Tengri, pero según las crónicas de la época, optaron por cambiar de religión. El problema es que no sabemos a ciencia cierta a qué religión se cambiaron. Hay crónicas cristianas que dicen que se hicieron cristianos; hay crónicas musulmanas que dicen que se convirtieron al Islam; finalmente, hay una crónica judía que dice que el gobernante se convirtió al Judaísmo. Lo que sí es cierto es que, hasta el final de su existencia como reino, Jazaria fue un lugar muy tolerante en materia religiosa, y prueba de ello es el hecho de que el rey tuviera dos consejeros judíos, dos musulmanes, dos cristianos y uno pagano.

Se supone que a mediados del siglo VIII hubo una conversión al Judaísmo, pero HASTA DONDE LAS INVESTIGACIONES ARQUEOLÓGICAS HAN PODIDO DEMOSTRAR dicha conversión sólo incluyó a la aristocracia. NO EXISTE EVIDENCIA alguna que nos haga suponer que hubo una conversión masiva de la población. Incluso, en los estudios más extensos que se han hecho sobre Jazaria, el tema de la supuesta conversión al Judaísmo siempre es tocado de manera colateral. En realidad, resulta irrelevante para los estudios Jázaros.

Con el colapso del Reino Jázaro, la población se dispersó en las zonas aledañas, y en ese punto es donde se supone que los que habían tomado la religión judía se dirigieron desde Crimea hacia Ucrania, y luego a Rusia y Polonia, fundando de ese modo el Judaísmo en Europa del Este, considerado el mayoritario hasta la fecha y el que fundó el Estado de Israel en 1948.

Hay tres argumentos que refutan esta suposición. El primero, el puro sentido común. El segundo, de manera bastante contundente, las investigaciones genéticas modernas. Y el tercero, de manera definitivamente irrefutable, el lingüístico.

  • Un poco de sentido común nos dice que…

El Judaísmo Ashkenazí no se inventó de la noche a la mañana. Fue un proceso que tomó siglos enteros, y en los cuales se vieron involucradas muchas migraciones de judíos que, desde Italia, atravezaron los Alpes y se establecieron en Europa del Norte, principalmente lo que hoy es Alemania (de hecho, el nombre hebreo para Alemania es Ashkenaz; “Judaísmo Ashkenazí” equivale, en su contexto inicial, a “Judaísmo Alemán”).

Ya en las etapas finales del Imperio Romano, hacia el año 300, había grandes poblaciones judías alrededor de Colonia (Köln) y de París. Esta fue la base para la consolidación de un Judaísmo con características locales (noreuropeas). Hacia el siglo X, cuando se supone que los Jázaros “fundaron” el Judaísmo Ashkenazí, en realidad existían comunidades judías desde Francia hasta Rusia, por lo que hablar de una sustitución resulta absurdo. Semejante proceso social, cultural, demográfico y hasta religioso no hubiera pasado desapercibido para la gente de alrededor (judíos y cristianos por igual), y el puro hecho de que NO EXISTA ninguna fuente documental que hable de algo semejante, es suficiente prueba para desacreditar el resto de la teoría.

Pero sigamos, que hay mejores argumentos.

  • Las investigaciones genéticas

El estudio del cromosoma Y -heredado de varón a varón- de las poblaciones nos permite reconstruir los flujos migratorios de la humanidad, ya que contiene una cápsula de información genética conocida como Haplogrupo, que permanece intacta sin importar cuántos siglos pasen. Me refiero a esto: si un vikingo llegó hace mil años a donde vivían mis ancestros y se le ocurrió casarse con una de mis ancestras y yo soy descendiente directo, por la línea paterna, de ese vikingo, mi información genética va a demostrar que, de uno u otro modo, llegaron vikingos al lugar donde vivían mis ancestros.

Todas las investigaciones relacionadas con el tema del Haplogrupo en las comunidades Ashkenazíes -las más destacadas son las de Michael Hammer (2000), Ariella Oppenheim (2000 y 2001), la University College London (2002), Doron Behar (2008) y Steven Bray (2010)- han demostrado inequívocamente que la abrumadora mayoría de los Judíos Ashkenazíes -franceses, ingleses, alemanes, polacos, rusos, ucranianos, lo que gusten- comparten el mismo Haplogrupo que los judíos sefarditas, marroquíes y persas, y si se rastrean cápsulas más antiguas, la misma marca que el resto de los grupos semíticos (principalmente árabes).

Otra línea de estudio son las enfermedades congénitas, toda vez que dos grupos que comparten varias de ellas es porque están genéticamente emparentados. En este caso, se ha logrado establecer que muchas enfermedades propias de los semitas (árabes y judíos por igual) son perfectamente compartidas por los Ashkenazíes. Por ejemplo,  la mutación 185delAG, relacionada con el cáncer de seno, es característica de Ashkenazíes y Judíos Marroquíes; otra mutación causante de la llamada Factor XI Deficiency es compartida por Ashkenazíes y Judíos Iraquíes; la llamada Fiebre Mediterránea Familiar es compartida por Ashkenazíes, Iraquíes, Druzos, Armenios, Norafricanos, Sefarditas, Árabes y Turcos; la mutación DFNB1, causante de sordera, es compartida por Ashkenazíes y Palestinos; la mutación G2019S, relacionada con el Mal de Parkinson, es compartida por Ashkenazíes y Árabes; la mutación I1307K, que causa cáncer de colon, es compartida por Ashkenazíes, Sefarditas y Árabes.

Aquí no hay vuelta de hoja: todas estas características señalan un origen genético común, científicamente comprobado.

  • La cuestión lingüística

Hace tiempo leía en un artículo típicamente antisemita que “los Jázaros fueron los que originaron el Judaísmo de habla Yiddish…”. Me sorprende, pero todo parece indicar que el autor nunca estuvo conciente de que escribió una impresionante necedad.

Veámoslo de este modo: los Jázaros eran, básicamente, eslavos y turcos. Hablaban, por lo tanto, dialectos eslavos y turcos. Los que supuestamente fundaron el Judaísmo Ashkenazí fueron del bando eslavo, muy emparentados con los búlgaros. Hablaban, por lo tanto, algo parecido al búlgaro. ¿Me quieren explicar, entonces, por qué fundaron un Judaísmo de HABLA GERMÁNICA?

Vamos, porque el Yiddish es una lengua germánica, tanto que un alemán lo puede entender moderadamente bien (y viceversa).

Carece de cualquier sentido: ¿qué carambas tuvo que suceder para que un grupo eslavo abandonara su territorio eslavo (Crimea), se estableciera en otro territorio eslavo (Ucrania, Rusia, Polonia) pero desarrollara TODA UNA CULTURA cuyo vehículo de comunicación HASTA EL DÍA DE HOY es un idioma GERMÁNICO?

Nada. No tuvo que pasar nada. Es, simplemente, imposible. Si los Judíos Ashkenazíes (entiéndase en su contexto antiguo: Judíos Alemanes) hablan en un idioma germánico, es porque vienen de… Germania. Luego entonces, la simple evidencia lingüística DEMUESTRA que aún los Judíos Ashkenazíes de Europa del Este son descendientes de las comunidades que, entre los siglos III y X estuvieron asentadas en lo que hoy es Alemania. Y eso nos obliga a descartar a los Jázaros.

Siendo lo más objetivos posibles, se tiene que aceptar que la migración judía que originó a las comunidades de Europa del Este vino, en parte, de judíos netamente israelitas que se habían establecido primeramente en Alemania, pero también en parte de judíos netamente jázaros (conversos) que huyeron de Crimea cuando se colapso Jazaria. El punto es saber cuál grupo fue el mayoritario y, en consecuencia, asimiló al otro.

El lenguaje resuelve la pregunta: si el grupo resultante de esa fusión siguió hablando durante el siguiente milenio en algo parecido al alemán, es porque el grupo mayoritario fue, desde un principio, el de origen alemán, no el de origen eslavo. De hecho, los eslavismos en el Yiddish son mínimos, y de todos modos se pueden explicar por el simple hecho de que la cultura Yiddish no floreció en Alemania, sino en países eslavos. Pero el hecho de que el Judaísmo Ashkenazí de Europa del Este no floreciera expresándose en un idioma eslavo, demuestra que no fue generado por eslavos huyendo de un país eslavo y estableciéndose en otros países eslavos. Se necesita ser un absoluto ignorante para creer semejante absurdo.

Hay más respecto al tema lingüístico: los judíos somos LOS ÚNICOS en toda la historia que hemos hablado y escrito en hebreo. Aunque este idioma se dejó de usar coloquialmente desde el siglo VI AEC y quedó limitado, básicamente, al uso litúrgico-sinagogal y como idioma obligado para la elaboración de textos religiosos, es obvio que la intrusión de un grupo predominantemente eslavo habría generado una digresión en la evolución lingüística, que sería fácilmente detectable por los especialistas.

Es a lo que me refería previamente al decir que no se puede sustituir a un grupo de la noche a la mañana, ni de un siglo a otro: algo tan estrambótico dejaría múltiples huellas, y el terreno en donde estas serían más evidentes sería en el lingüístico.

Y aquí el ejemplo es fácil de poner: ya sabemos que el hebreo ashkenazí se pronuncia de un modo “extraño” (ustede debe conocer las cinco vocales: A, E, I, OY y U). ¿Por qué? Porque está influenciado por un idioma GERMÁNICO: el Yiddish. Si hubiese existido una intromisión eslava, la influencia debería ser eslava. Tan simple como eso.

En cambio, el uso del idioma hebreo entre los Ashkenazíes -yekes, polacos, litviks, galitzianos, lo que quieran-, y sobre todo el uso de los idiomas alternos (alemán, polaco, ruso, pero sobre todo Yiddish) evidencia una evolución lingüística normal si tomamos en cuenta las múltiples migraciones que estas comunidades sufrieron. En ningún momento aparece la huella de una sustitución masiva de la población.

¿A qué tipo de “huella” me refiero? Pongo otro ejemplo: hay un proceso de dos siglos -nótese lo extenso- en el que todas las culturas del Mediterráneo fueron invadidas por una identidad cultural y, por lo tanto, lingüística, proveniente del extranjero: Roma. Los romanos hablaban latín, y en su calidad de gobernantes, impusieron el latín en sus colonias. ¿Qué fue lo que sucedió en sus conquistas occidentales? Que el latín se fusionó con las hablas locales, y así surgieron las Lenguas Romances. Ese es un claro ejemplo de cómo un proceso de conquistas que abarca los siglos I AEC y I EC repercuten, afectan y transforman la evolución lingüística que, hasta antes de eso, se vivía en los lugares conquistados.

O veamos lo que sucede con el español entre los hispanos en los Estados Unidos: cuando un hispano se tiene que asimilar a un entorno angloparlante, irremediablemente se acostumbra a hablar en inglés, y lo más seguro es que sus hijos y nietos ni siquiera aprendan a hablar español. En cambio, si encontramos a un hispano en algún barrio de Los Ángeles, pero hablando en “spanglish”, se hace evidente que se desenvuelve en un medio donde los angloparlantes son minoría, y por eso allí se ha desarrollado una variante del español que ya no puede ser identificada como español.

Entonces, si los judíos establecidos en Alemania hablaban Yiddish, y se llevaron el Yiddish a Europa del Este, al ser supuestamente asimilados por una abrumadora multitud de Jázaros, el Yiddish debía haberse transformado. En realidad, desaparecido.

Pero no. Sobrevivió, y con bastante buena salud, al punto de que pudo soportar el embate del Holocausto. Eso sólo puede ser entendido de una manera: el grupo de judíos alemanes fue mayor, abrumadoramente mayor, al de judíos jázaros. Por eso, los posibles judíos jázaros se asimilaron a la cultura Yiddish.

Conclusiones

El mito de un Judaísmo Jázaro es un típico mito xenófobo surgido en las postrimerías del siglo XIX, y consolidado con el auge de las teorías racistas del siglo XX. Por eso, ha sido usado sistemáticamente por los grupos o autores rabiosamente anti-israelíes, toda vez que es una idea de connotaciones estrictamente políticas.

Carece de cualquier sustento en la realidad.

Hace poco leí un comentario aquí, en Enlace Judío, en donde un comentarista rabiosamente anti-israelí decía que el Dr. Alfredo Jalife “ha demostrado con sus investigaciones” el origen Jázaro de los judíos Ashkenazíes.

Vamos, hasta resultó chistoso. Quisiera ver esas “investigaciones” y qué opinan los mejores especialistas al respecto. Honestamente, para creerse semejante cosa se necesita ser muy, muy ignorante, o ser un palero del Dr. Jalife (que tiene muchos). O ser el Dr. Jalife usando un pseudónimo.

Total, si se trata de ser creativos, con tal de defenestrar al Estado de Israel, hay mucha gente que por creatividad no para.

Una reflexión final: cuando he debatido estos temas con los rabiosos anti-israelíes, al final siempre aciertan a decirme que “todo eso de las investigaciones y bla bla bla es propaganda sionista…”.

Y listo: discusión acabada, y juran que la ganaron ellos.

Querido lector, esa tontería es tan antigua, que hasta nombre en latín tiene: se llama “Falacia Ad Hominem”, y consiste en que en vez de presentar argumentos, se descalifica al oponente por la razón que sea.

En este caso, por ser sionista. Así pues, espero que cualquiera que quiera refutar mi texto (alguno de los paleros o pseudónimos del Dr. Jalife, por ejemplo), lo haga con argumentos precisos. Y los pido en el tema capital de la controversia: el lingüístico.

Que me expliquen cómo carambas un grupo de eslavos que huían de una catástrofe hacia otros países eslavos, acabaron por desarrollar una de las más bellas lenguas germánicas que hayan existido.

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