DR. GERARDO STUCZYNSKI
Hace 70 años, en abril de 1943, la mayoría del casi medio millón de judíos que vivían en el Gueto de Varsovia habían sido deportados al campo de exterminio de Treblinka para ser ejecutados. Un puñado de 750 valerosos judíos decidió levantarse en armas contra la potencia nazi. La batalla era tan desigual que no tenían posibilidad alguna de éxito. La revuelta fue aplastada y el gueto destruido. Pero este levantamiento fue el primero y el más importante y simboliza el heroísmo, la dignidad y la resistencia judía ante el nazismo.
Numerosos actos se han llevado a cabo para honrar a estos héroes. Se recuerda el heroico papel desempeñado por la Z.O.B. (Zydowska Organizacja Bodjwa), la “Organización de Luchadores Judíos”, comandados por el valiente joven Mordejai Anilevich. Esta organización estuvo integrada por partidos sionistas de izquierda, el Centro Sionista y el Bund y fue fundada en julio de 1942.
En general se alude poco al Z.Z.W. (Zidowsky Zwizaek Wojksow), la “Organización Militar Judía” fundada por el movimiento sionista Betar y otras ramas del partido revisionista de Jabotinsky.
Esta organización es cronológicamente anterior a la Z.O.B., ya que se funda en 1938, como resultado de la Tercera Convención Internacional del Betar. Allí se decide crear una fuerza militar que además de organizar la inmigración ilegal a la entonces Palestina, debía entrenar jóvenes para la liberación de la Tierra de Israel del yugo británico y la defensa de la población judía frente a los ataques árabes.
Pavel Frenkel comenzó a organizar el Z.Z.W. en Varsovia, apenas fue creado el gueto. Fue secundado por León Rodal, y su base principal de acción estaba situada en un edificio de la calle Muranovska 7, frente a la plaza.
La Organización Militar Judía actuaba en el plano político y en el bélico. Intentaba evitar que los judíos marcharan pasivamente al ser deportados. Además desarrollaba actividades de preparación para la resistencia activa entrenando a la gente en el uso de las armas y dándoles instrucción en guerra de guerrillas.
Antes del levantamiento, la organización contaba con dos batallones, había construido una red de refugios y pasajes subterráneos y tenía depósitos que almacenaban armas ligeras y pesadas. La mayor parte de éstas provenían de la resistencia polaca. Las armas se recibían en la estación ferroviaria Este, en el sector ario y luego trasladadas al gueto y también en la fábrica Tabens se recibían latas de doble fondo, arriba contenían arenques en salsa de tomate y abajo granadas de mano y municiones.
Además la organización contaba con producción propia de armas como bombas incendiarias, repuestos para fusiles y explosivos. Estos talleres funcionaban en la Calle Gensia, en Nalewki 29 y en la fábrica de brochas Tabens- Schultz.
Quienes más han narrado estos terribles acontecimientos han sido los adversarios políticos del movimiento de Jabotinsky, muchas veces olvidando su participación.
Sin embargo, durante el juicio a Eichmann en Israel, varios dirigentes oficiales de entonces reconocieron en su testimonio la actuación de la Organización Militar Judía.
Y más recientemente, hace pocos años, el Ex Ministro de Defensa de Israel Moshe Arens, escribió en su libro “Banderas sobre el Gueto” una serie de historias y datos que han sido poco divulgados por varias razones.
Muy pocos miembros del Z.Z.W. sobrevivieron a la matanza. Quedaron muy pocos testigos presenciales que pudieran relatar lo acontecido y además ninguno de ellos fue comandante.
Los subalternos, de acuerdo a las normas de estricto secreto bajo las cuales operaba la organización, (a semejanza del Irgún Tzvai Leumí que le dio origen), carecían de información respecto de los otros miembros, así como de datos acerca de estructura, depósitos, etc.
Además existía una importante rivalidad política entre los grupos antes del levantamiento. Profundas divergencias ideológicas los separaban y el conflicto era permanente. Si bien al estallar la rebelión, estas diferencias quedaron de lado, se manifestaron en que las unidades de combate se integraron según la filiación partidaria.
Además no se le permitió al Z.Z.W. participar en la jefatura del comando pese a ser los quienes estaban mejor preparados militarmente, quienes tenían mayor cantidad de armamento y contaban con contactos con la resistencia polaca afuera del gueto.
Mientras que los movimientos de izquierda de tendencia pacifista no tenían entrenamiento militar, habían empezado mucho más tarde sus preparativos y contaban con poco armamento.
Al estallar la rebelión, en el techo de Muranovska 7, ondearon dos banderas, la de la resistencia polaca en honor a los colaboradores de la resistencia y la sionista, que sería la bandera de Israel.
Los combatientes prometieron defenderlas hasta el último aliento. (La imagen de las dos banderas puede verse hoy en los billetes de 20 shekels rememorando este combate).
Heinrich Himmler dio la orden al general nazi Jurgen Stroop encargado de eliminar a los judíos de Varsovia de bajar esas banderas.
A pesar de la invasión al gueto con tanques y miles de soldados, en la plaza Muranovska las banderas se mantuvieron en el techo izadas durante tres días. Los combatientes le presentaron a los nazis una lucha heroica pese a la desproporción de las fuerzas.
En sus declaraciones en los juicios de Núremberg, el General Jurgen Stroop relató los durísimos combates que opusieron los miembros de Betar. Y en su diario escribió: “Determinamos ahora sin sombra de duda, que no sólo los hombres estaban armados, sino también las mujeres, en especial en la edad de 18 a 30. Vistiendo pantalones de montar y cascos en sus cabezas, así como también vestidos comunes.
Estas personas estaban organizadas en un movimiento conocido como jalutzim y que a mí me parece le llamaban también Betar. Muchas de las mujeres portaban armas cargadas en su ropa interior. Así entablaron las batallas hasta el final, desde el sótano de la casa hasta el techo”.
El pasado año el Ministro israelí (entonces de Educación) Gideón Saar asistió en Varsovia a la inauguración de una placa en honor a Frenkel en una ceremonia que según expresó: “representa la reparación de la tragedia histórica de Pavel Frenkel y sus compañeros de armas en el ejército judío, que cayeron en la batalla y cuya historia no se había contado por muchos años”.
Si no recordamos su heroísmo y dignidad contribuimos a que su resistencia sea vencida nuevamente.
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