ANDRÉS ROEMER
Todos sabemos que la educación es una situación que se debe atacar lo más pronto posible. De hecho, estamos seguros que la educación es el problema de México. ¿Cuántas pláticas de café no ha tenido en las que al final se concluye: es cuestión de educación? Y sucede que nos referimos a educación en amplísimo sentido. Desde aprender matemáticas mejor en primaria, hasta no discriminar, y desde tener buenos modales, hasta formar investigadores que ganen permios Nobel. Ya pasó la reforma educativa y ya cayó alguna afamada dirigente sindical, y aunque hay disturbios de algunos inconformes con la reforma, parece que el panorama educativo va a mejorar al menos en educación básica.
Ahora volteamos la cara hacia la educación superior. Cada año el número de rechazados a la Universidad Nacional Autónoma de México es un escándalo, y no es para menos. El año pasado, durante el segundo concurso de admisión, apenas 10.3% de los aspirantes lograron su ingreso. Esto significa que casi 90% fueron rechazados en este concurso. Sin embargo, pocas veces nos ponemos a pensar en qué sucede durante o después del proceso de estudios superiores.
Ayer, durante la visita de Obama a México, se acordó la formación del Foro Bilateral sobre Educación Superior, Innovación e Investigación entre los dos países, México y Estados Unidos. Además, México expresó también su apoyo para el programa “La Fuerza de las 100 000 Américas” para ampliar el intercambio estudiantil en el hemisferio occidental.
Estas dos acciones resultan mutuamente beneficiosas y en especial para México. Para ser México el país vecino, durante el ciclo escolar de 2010-2011 apenas hubo 13,713 mexicanos estudiando universidad en ese país, contra 73,351 surcoreanos y 157,558 chinos. Además, del ciclo 2009-2010 al 2010-2011, lo estudiantes estadounidenses haciendo en México decrecieron en un 41.8 por ciento, de 7157 a 4167 estudiantes. Esta cifra puede ser resultado de muchas cosas como la violencia en México y la crisis en EEUU, pero no deja de preocupar y por eso se debe tomar acción, como se está haciendo.
En febrero de este año, Thomas Friedman escribió dos artículos para New York Times de gran impacto para México (https://www.nytimes.com/2013/02/27/opinion/friedman-is-mexico-the-comeback-kid.html?_r=0 y https://www.nytimes.com/2013/02/24/opinion/sunday/friedman-how-mexico-got-back-in-the-game.html), en donde explica que México puede ser la próxima potencia y que hay que poner atención. Luego de que los salarios en China aumentan, junto con los costos de transportar la mercancía a EEUU, muchas empresas están volteando los ojos a México. Además, México estaba pasando reformas que permitirán un mejor y más equilibrado desarrollo.
Así pues, sea completamente verdadero lo que Thomas Friedman escribió o no, el hecho es que hoy, México tiene los reflectores y los debemos aprovechar. Acuerdos bilaterales en materia de educación y sus primos hermanos, la innovación y la investigación, son especialmente importantes cuando se trata del país más poderoso del mundo.
Ahora si bien la educación es la materia prima por excelencia, dos resultados estrechamente relacionados son la innovación y la investigación. Un país educado, tiene la capacidad de innovar, de crear, de inventar. Es verdad que Bill Gates, Steve Jobs y Mark Zuckerberg tienen en común que los tres fueron “drop-outs” de la Universidad, pero si no hubieran tenido la educación que tuvieron, probablemente no hubieran llegado a donde llegaron. Es verdad también, que la educación no es el único ingrediente para la innovación. La actitud tomadora de riesgo y el financiamiento también son clave. En términos de innovación, no importa que uno tenga doctorado si no se arriesga a poner su idea en acción; de igual manera, si se tiene el doctorado y la disposición, pero no el dinero es difícil innovar. Al estrechar lazos con Estados Unidos, estamos también atrayendo a esa camada de emprendedores que buscan innovar, tanto estadounidenses en México, como mexicanos en EEUU y migrantes mexicanos en México y EEUU con todas las derramas que esto pueda generar. Es un juego de ganar-ganar.
En cuanto a la investigación, ésta es inconcebible sin educación. Reforzar los lazos con el país vecino líder en educación significa tener las mejores oportunidades educativas, literalmente “a la vuelta”. De esta manera, más mexicanos se podrán formar, muchos regresarán a su país y seguirán vertiendo conocimiento en México, lo que nos beneficia a todos.
Así pues, México se encuentra en un momento coyuntural, para potenciar su crecimiento, en especial ahora, cuando el número de jóvenes entre 15 y 24 años es de más de 20 millones. Las cámaras están puestas, es hora de que empiecen los flashazos.
Fuente: Crónica