Mencionan a Enlace Judío en reportaje acerca del Centro de Documentación e Investigación de la Comunidad Ashkenazi

YANIRETH ISRADE/REFORMA

Estaban condenados al fuego en la Alemania de Hitler, pero los mismos nazis evitaron su exterminio. Miles de libros pertenecientes a comunidades judías se salvaron de la hoguera durante el Holocausto, y un millar se encuentra en el Centro de Documentación e Investigación de la Comunidad Ashkenazi de México (CDICA), que cumple este 2013 dos décadas de fundación.

La institución, reconocida por la UNESCO como Memoria del Mundo, en 2009 resguarda los volúmenes procedentes de Offenbach, ciudad cercana a Frankfurt, donde los países aliados los almacenaron junto con otras obras de valor tras concluir la Segunda Guerra Mundial.

Luego se repartieron a instituciones judías de diversos países.

Apenas abrirlos, los textos que llegaron a México muestran la marca de aquella época: un sello con el águila imperial romana sobre una esvástica, símbolo del Partido Nacional Solicialista.

“Habitualmente se piensa que los nazis quemaban todo lo judío. En realidad separaban artículos que consideraban de valor; así como rescataron obras de arte evitaron que libros, tanto judíos como de autores judíos, fueran quemados”, explica Enrique Chmelnik, director del centro ubicado en Acapulco 70, colonia Condesa.

Alicia Gojman, fundadora del CDICA, recuerda que al término de la Segunda Guerra los militares estadounidenses se sorprendieron al encontrar concentrado en Alemania tal cúmulo de tesoros judíos.

“En 1939 se creó en ese país una institución llamada Einzatshtub bajo la dirección de Alfred Rosenberg. Su misión consistió en organizar y utilizar los tesoros culturales de aquellos países ocupados y de los que se planeaba invadir, con el objeto de que tuvieran un ‘sentido científico'”.

La central de esta institución, informa Gojman, se encontraba en Berlín y los centros de acopio se repartían en Amsterdam, Basilea, París, Belgrado, Riga, Minsk, Ucrania y Silesia, entre otros lugares.

Cada sitio tenía al frente a un comandante nazi que debía buscar lo más importante que los pobladores habían producido y enviarlo pronto a Alemania para su utilización posterior.

“Se buscaban los más valiosos tesoros bajo las órdenes del Fuhrer, para salvarlos de la destrucción”, detalla la investigadora en la publicación Enlace Judío.

Los libros de Offenbach que custodia el CDICA tienen anotada en la guarda interior, con letras borrosas, los nombres de los dueños de los libros, y una breve genealogía.

Acervo de cinco siglos

Pero el acervo de Offenbach es uno de los tesoros del Centro de Documentación e Investigación de la Comunidad Ashkenazi de México, reconocido por la UNESCO por su relevancia nacional, regional —América Latina y el Caribe— e internacional.

El archivo reúne obras bibliográficas de cinco siglos, la más antigua de 1568, correspondiente al Tomo II de la Biblia Rabínica, parte del Fondo Reservado. Conserva además pasaportes de inmigrantes judíos.

Su biblioteca contiene 20 mil volúmenes de los siglo 16 al 21, entre ellos varios títulos de literatura universal en Idish, la lengua de los ashkenazíes, de autores como Cervantes, Moliere o Tolstoi.

“Muchos de los inmigrantes que llegaron a México traían cargando libros, más que traer otros objetos; además venían perseguidos, en condiciones críticas, no sabían a qué país llegaban, no conocían el idioma y en lugar de cargar objetos de primera necesidad traían libros”, apunta Chmelnik, maestro en Filosofía.

El idish es un idioma en riesgo de extinción, observa el especialista.

“Lamentablemente si no se hace un esfuerzo superior —como el que hace por ejemplo en la Universidad Iberoamericana– está en camino de desaparecer. Sería terrible porque que incluso tiene un Nobel de Literatura, el de Isaac Bashevisen que ganó en 1978”.

Por lo pronto, el CDICA avanza en la catalogación de su acervo para ponerlo en línea en un futuro.

México, con mayor memoria de América Latina

México es el País de América Latina con mayor patrimonio documental inscrito en el Registro Memoria del Mundo de la UNESCO, con nueve reconocimientos para acervos como los códices resguardados en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, el negativo original de la película Los olvidados, de Luis Buñuel, o los materiales del Centro de Documentación e Investigación de la Comunidad Ashkenazi de México (CDICA).

El Registro Memoria del Mundo alberga 245 colecciones o documentos originales de 80 naciones, como Líbano, que aporta el alfabeto fenicio; Camboya, con el archivo del Museo del Genocidio de Tuol Sleng o Paraguay, con los Archivos del Terror durante la dictadura de Alfredo Stroessner en Paraguay.

Fuente:reforma.com

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