IKER SEISDEDOS
Corre estos días una especie por el mundo del jazz en España (tan necesitado de buenas noticias) que habla de un prodigioso trompetista israelí llamado Avishai Cohen (no confundir con el bajista del mismo nombre y nacionalidad). Fue capaz de devolver la esperanza a los aficionados durante una exitosa gira que le llevó a principios de mayo por seis ciudades. No se debió solo al buen ambiente de los conciertos o al alto nivel artístico de un trío completado por Reiner Elizarde El Negrón al contrabajo e Iago Fernández a la batería, fue sobre todo el feliz reencuentro con la aventura del jazz de club. El de instrumentista bregado en la escena del bajo Manhattan y ahora residente en Tel Aviv, un estilo que aporta un estilo contemporáneo a partir de Don Cherry, Clifford Brown u Ornette Coleman, a quien Cohen acostumbra a visitar en su casa de Nueva York desde aquel día en que lo abordó “como un fan cualquiera en una firma de discos”.
Durante un encuentro reciente en Madrid, poco antes de conocer por primera vez al contrabajista con el que firmaría un brillante concierto, Cohen (Tel Aviv, 1978), vegetariano de complexión breve, se mostró como un tipo afable preocupado por sus pintas al estilo de los viejos jazzmen y con pasado de niño prodigio. “Empecé a tocar como a los 10 años. No sé si eso me convierte en demasiado precoz; sí sé que tenía una enorme facilidad con la trompeta. Tuve muy claro desde el principio que me dedicaría a esto. Así que tampoco empleé demasiado tiempo en los estudios. Hoy desearía haberlo hecho”.
A su educación musical contribuyó el hecho de que sus dos hermanos mayores, Yuval y Anat, también fueran saxofonistas de jazz, con los que de mayor firmaría como 3 Cohens tres discos hasta la fecha. “No somos exactamente famosos en nuestro país, porque provenimos del un estilo minoritario”, explica Avishai. “En realidad, soy más conocido en Israel por mis excursiones en bandas sonoras o en el campo del rock”. ¿Como por ejemplo cuando, recientemente, acompañó en directo y ante 55.000 personas a la banda de funk de estadio Red Hot Chili Peppers?. “No hubo demasiado tiempo para ensayos. Por suerte, conozco bien su repertorio”.
El chico, como los hermanos, pasó por la Escuela de Música de Berklee en Boston (“me salté la mitad de los cursos, venía bien aprendido”) y echó los dientes en la escena de Nueva York, donde vivió durante años antes de regresar, como padre de dos hijos, a Tel Aviv, “un lugar tan bueno como otro cualquiera desde el que salir de gira”.
Cohen respira la misma tranquila espiritualidad en persona que sugieren los dos últimos proyectos como líder de sus inseparables Omer Avital y Nasheet Waits: los álbumes Triveni y Triveni II (todas las referencias están editadas por Anzic y distribuidas por Distrijazz). Los discos fueron grabados el mismo día y bautizados en referencia a la palabra en sánscrito que define el lugar de encuentro entre tres ríos sagrados de India. Quizá por eso, encaja bien las preguntas sobre el conflicto palestino; está claro que no comparte los modos de su compatriota, el muy beligerante saxofonista Gilad Atzmon: “Vivimos un momento interesante en Israel, como ha quedado demostrado en las últimas elecciones. El conflicto de pronto ya no es lo más importante para la gente, en parte, debido a la crisis. Por supuesto, creo que tenemos que acabar con la ocupación inmediatamente. Hace muchos años que debimos hacerlo, pero no somos los únicos culpables en esta historia. Arafat perdió todas las oportunidades que se le presentaron porque él no hizo política para la gente sino para su cartera. Tampoco lo culpo, es cierto que para la cultura árabe no es tan importante lo que consigues sino cómo lo consigues. En los 90, solía ir con Arnie Lawerence a tocar a Ramala, era un momento difícil. Había un club llamado Flamingo, que por supuesto ya no existe”.
Tampoco pierde los nervios con el tema del “otro Avishai Cohen”. ¿Dos jazzmen israelíes de fama internacional con el mismo nombre? “No tengo relación con él. En cierta ocasión me sugirió que me cambiase en nombre… ¡En realidad, aunque él es [ocho años] mayor, yo empecé a tocar antes! Hubo un tiempo en que el tema me cabreaba. Ahora sencillamente no pienso demasiado en él”.
Fuente:https:elpais.com
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