ANDRÉ MOUSSALI
“Esclavos fuimos del Faraón en Egipto”, esta frase que repetimos año tras año en la festividad de Pesaj no es para recalcar nuestra antigua condición de esclavos (que repetimos bajo los romanos, los asirios, los diferentes tipos de la inquisición y finalmente bajo los nazis), si no para realzar el valor contrario, la libertad.
La festividad de Pesaj es una celebración cuya importancia no puede exagerarse. Más de tres milenios han pasado desde ese día. Y todavía nosotros los descendientes de estos esclavos que partieron de Egipto conmemoramos este evento anualmente.
Hasta el momento Pesaj sigue siendo la fiesta judía más ampliamente observada y celebrada. Muchos judíos que se juzgan alejados de la tradición y religión todavía se reúnen para participar en alguna clase de Seder de Pesaj.
Es fácil celebrar el milagro de la libertad cuando uno es libre. Pero en la mayoría de nuestra historia, la nación judía se encontró desterrada, oprimida, dominada física, emocional y religiosamente por tiranos y dictadores de todo tipo. Si Pesaj representa el paso de la esclavitud a la libertad ¿que sucedió después de la destrucción babilónica del Primer Templo y el destierro siguiente de Israel? ¿O después de los griegos y la conquista romana de la tierra de Israel y el destierro de sus habitantes? ¿Que pasó a la celebración de la libertad luego de la destrucción del segundo templo, el fracaso de la rebelión de Bar Kojba, la persecuciones horrendas de Adriano y la larga y trágica serie de eventos que llevaron al mas gran destierro en la historia judía? ¿Los judíos podían celebrar la emancipación bajo las circunstancias opresivas? ¿Los judíos se podían sentar anualmente a declarar “fuimos esclavos del Faraón en Egipto y Dios nos ha liberado “? ¿Libertad bajo la opresión?
Durante 3,300 años, cuando Pesaj llegaba, una nación terca se sintió determinada a re-experimentar la libertad. Incluso bajo el ojo de la Inquisición, en el Ghetto de Varsovia, en el archipiélago Gulag de Stalin, se podía oír la misma pregunta cada año: “¿Por qué esta noche es diferente a todas la otras noches?” Y la respuesta ¡porque esta noche fuimos liberados! ¿Eran escapistas irracionales, olvidados de la realidad? ¿O quizás, los judíos estaban celebrando algo muy autentico que sentían en sus almas cada Pesaj, a pesar de las condiciones insufribles?
En realidad, con la liberación divina de la esclavitud egipcia se creo un nuevo tipo de persona: el hombre libre, el individuo que nunca hará paz con la opresión y anhelará libertad para siempre. Su mismo ser clamaría en protesta contra la tiranía y la crueldad y permanecería obsesionado con la creencia de que el futuro será diferente, la redención vendrá. Una sociedad en que la maldad y corrupción gobierna no puede sostenerse.
La Torá ordena que se deba de contar 49 días empezando con el segundo día de Pesaj para fijar la fecha de otra celebración, la de Shavuot, a fin de que el proceso de la libertad tenga su razón de ser, para que esta libertad sea aquilatada por las normas contenidas en la Torá.
Sin la festividad de Shavuot, Pesaj sería una sinfonía inconclusa. El pueblo judío celebraría el rompimiento de las cadenas de la esclavitud, pero no sabrían qué hacer con la libertad obtenida.
Está claro que una libertad sin límites puede convertirse, incluso, en una amenaza para la sociedad, ya que algunos pueden interpretar esta libertad como el derecho originario para cualquier comportamiento, sin freno y libre de todo límite, indiferente a los derechos de otros, esto seria libertinaje o libertad para que algunos líderes constantemente inviertan el sentido real de los valores y reescriban la historia del pasado a su conveniencia. Es menester tomar conciencia de que la libertad exige una vigilancia constante, porque siempre se encuentran aquellos que desean suprimirla o arrebatarla para así imponer su agenda político-social personal.
La Torá califica y regula la libertad que Pesaj simboliza, por eso nos fue entregada, como culminación de la época que paso de la esclavitud a la libertad y las obligaciones que tenemos para que esta libertad nos dé el paso a seguir.
Me viene a la mente un famoso poema de Paul Eluard, un poeta francés (no judío) que escribió bajo la ocupación de Francia por los nazis (1942) que intitulo “Libertad”
“Sobre mis cuadernos de colegial
Sobre el pupitre y los árboles
Sobre la arena, sobre la nieve
Escribo tu nombre…
Sobre las imágenes doradas
Sobre las armas de los belicosos
Sobre la corona de reyes
Escribo tu nombre…
Y por el poder de una palabra
Reinicio mi vida
Nací para conocerte
Para nombrarte
Libertad”
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