El escritor publica ‘Entre amigos’ (Siruela) | “Si los políticos dieran el salto a la literatura sería el fin de la civilización” | “Soy un músico frustrado; si pudiera componer música no escribiría libros”
Entrevista Henrique Cymerman.
– “El Estado binacional israelí palestino no es una opción porque sería una locura intentar empujar a dos enemigos mortales a vivir en la misma casa. Es como si alguien hubiera propuesto, en 1945, inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, que Alemania y Polonia pasaran a formar parte de una misma nación. No es posible”, explica a La Vanguardia en una entrevista exclusiva el más famoso escritor israelí Amos Oz de 74 años –que publica en España Entre amigos (Siruela)–. Sus libros han sido traducidos a 42 lenguas y leídos en más de 40 países, a pesar de las temáticas locales. Oz es el llamado “profeta del sector pacifista israelí” y no pierde la esperanza… El actual presidente Shimon Peres , un gran amigo de Oz dijo una vez que el podría ser un gran primer ministro…
– Usted ha dedicado toda su vida a escribir y ha cosechado, probablemente, los mayores éxitos en la literatura israelí. ¿Alguna vez se ha sentido tentado de tirar el teclado o el bolígrafo y dar el salto a la vida política, donde reside la toma real de decisiones?
– No. Yo tengo una discapacidad física: soy incapaz de pronunciar las palabras no comment (“sin comentarios”) .Cómo puedo ser un político?
– Aun así…
– No. Creo que nadie escribirá mis historias por mí y, si los escritores dieran el salto a la política, los políticos darían el salto a la literatura y eso sería el fin de la civilización tal como la conocemos.
– A lo largo de los años, usted ha escrito decenas de obras que han sido traducidas a decenas de idiomas. ¿De cuál se siente más orgulloso?
– Estoy orgulloso de no haber escrito nunca dos veces el mismo libro. He escrito 27 o 28 libros sin repetirme. Mi principal ambición a la hora de escribir es no reescribir nunca un libro. Incluso cuando se trata de un libro de mucho éxito, intento no repetirlo.
– Cuando se sienta a escribir, ¿ya tiene pensada la historia o simplemente fluye mientras va escribiendo?
– En primer lugar los personajes vienen a mí, no sé de dónde. No utilizo modelos de la vida real. Los personajes vienen de algún lugar y me impregno de estos personajes durante mucho tiempo, sin escribir nada. Me limito a saber más y más y más de cada uno. Sé más de ellos de lo que voy a utilizar en la historia. Cuando estos personajes empiezan a interactuar entre ellos en mi mente, ahí aparece el argumento. Ese es el momento de empezar a escribir.
– ¿De dónde vienen?
– Ojalá lo supiera. Son como sueños, proceden de la vida real pero muy indirectamente.
– Y, mirando en perspectiva los libros que ha escrito, ¿hay alguno con el que esté especialmente satisfecho?
– Hay un libro llamado El mismo mar , que no fue un éxito comercial espectacular. Está traducido a 20 idiomas pero no es un best seller. Está escrito medio en verso medio en prosa y es una combinación de autobiografía, memorias, ficción, leyenda… y estoy muy orgulloso de este libro. Lo veo como algo sorprendente, como si una vaca hubiese dado a luz a un cisne…A veces ni puedo creer que yo lo escribiera.
– ¿Por qué le gusta tanto?
– Porque, en cierta forma, conseguí eliminar la mentira separando prosa y verso, confesión y ficción, literatura y música. Es un libro muy musical y es lo más cercano a una sinfonía que yo puedo escribir. Soy un músico frustrado; si pudiera componer música, no escribiría libros.
– Hábleme del libro que se publica ahora en Barcelona.
Se llama Entre amigos y también es un ciclo de historias. En este caso se sitúan en un kibutz de los años 50 pero, principalmente, se trata de un ciclo de historias sobre la condición humana, sobre las grandes y pequeñas cosas de la vida. Amor, pérdida, belleza, soledad, muerte, desolación, deseo… Las cosas más simples y grandes en la vida.
– ¿Cómo son recibidos sus libros en España, en general?
– Muy acogedoramente. Hace unos años gané el premio Príncipe de Asturias en España, lo que significa un reconocimiento muy alto por parte del jurado, pero tengo lectores muy afectuosos en España. Recibo cartas de lectores españoles y de otros países que me escriben muy apasionadamente sobre mis libros y esto es un milagro, ya que mis libros tratan con una realidad muy local, muy provinciana, a veces con temas muy específicamente israelíes y, aun así, tienen reconocimiento alrededor del mundo.
– ¿Le sorprende?
– Es un pequeño milagro, pero es el milagro de toda la literatura que hay en el mundo. Cuanto más local o provincial sea, en más universal se convertirá. Y cuando digo universal no quiero decir internacional, esa es otra cuestión. Los libros internacionales son aquellas novelas que se sitúan en hoteles y aeropuertos internacionales, que son leídas en hoteles y aeropuertos internacionales y que, finalmente, se acaban dejando en los bancos de los hoteles y aeropuertos internacionales. Lo universal es algo distinto, algo siempre relacionado con un lugar pequeño: un pueblo, un barrio, una calle, un bloque de pisos… Y se convierte en universal porque todos nuestros secretos son los mismos. Esta es la principal cualidad del ser humano: todos nuestros secretos son los mismos, seamos españoles, israelíes, portugueses, brasileños o lo que sea.
Cierto. pero China es otro universo ¡y los mismos libros también tienen éxito allí!
Doce de mis libros han sido publicados en China, incluyendo Una historia de amor y oscuridad , que en 2006 fue considerada la mejor novela extranjera en ese país. Esta es la magia de la literatura. García Márquez escribe sobre el pequeño pueblo colombiano de Macondo, que en realidad es Aracataca. ¿Quién conoce Aracataca? ¿Quién ha estado en Macondo? Aun así, cuando él escribe sobre ello se convierte en el pueblo natal de todo el mundo. Esta es la magia de la literatura. Antón Chejov escribe sobre pequeñas poblaciones rusas en el siglo XIX. Nadie conoce esas ciudades, ya no existen, pero cuando leemos a Chejov somos transportados a esas ciudades, nos convertimos en ciudadanos de esos lugares. William Faulkner escribe sobre el sur profundo de Estados Unidos, lugares que probablemente nadie ha frecuentado nunca, y cuando leemos a William Faulkner pasamos a ser ciudadanos de esos pequeños lugares del sur profundo de Estados Unidos.
– Usted ha dicho que ve dos posibles soluciones a la tragedia entre Israel y Palestina: una de Chejov y una de Shakespeare. ¿Cómo es cada una y cuál prefiere usted?
– Empecemos por el hecho de que yo veo el conflicto entre israelíes y palestinos como un conflicto entre derechos, no es entre buenos chicos y malos chicos, no se trata de una película del oeste con héroes y villanos. Es un conflicto entre derechos, entre dos demandas muy poderosas y convincentes sobre la misma tierra. Dicho esto, una tragedia puede ser resuelta de dos formas. Existe una manera shakesperiana de resolver la tragedia y una forma chejoviana de hacerlo. En la resolución de una tragedia shakesperiana, el escenario está plagado de cadáveres. En la conclusión de una tragedia de Chejov, todo el mundo está decepcionado, desilusionado, desconsolado, melancólico, triste… pero vivo. Mis compañeros en el movimiento pacifista y yo hemos estado trabajando, en los últimos 50 años, no para encontrar un final feliz, ya que no puede haberlo, sino para dar con una solución chejoviana y no con una shakesperiana para la tragedia entre israelíes y palestinos.
– Y, de momento, no lo están consiguiendo.
– Cincuenta años es un periodo de tiempo muy largo en la vida de un individuo, pero no lo es en la historia de las naciones. Si pensamos en la historia de Europa, ¿cuántos siglos y milenios de odio, guerras y derramamiento de sangre ha necesitado Europa para llegar al equilibrio presente? Nosotros, en Oriente Medio, somos novatos y puedo garantizar que a israelíes y palestinos no les llevará mil años encontrar una conclusión al conflicto. Lo haremos más rápidamente que los europeos y verteremos menos sangre de la que vertieron los europeos. Demasiada sangre, pero menos que los europeos.
– Pero usted dice que ambos bandos están listos para la operación pero los doctores están asustados. ¿Es Netanyahu un cobarde? ¿Está asustado?
– Sí, creo que los líderes de ambos lados no tienen el coraje necesario para hacer lo que, en el fondo de sus corazones, saben que tienen que hacer. Todo el mundo sabe la solución, el paciente sabe la solución, los doctores saben la solución. Tenemos que dividir la casa en dos pisos más pequeños, Israel y Palestina, no hay alternativa. Tenemos que dividir Jerusalén en dos capitales, una capital israelí en Jerusalén oeste y una capital palestina en Jerusalén este, no hay alternativa. Se tiene que hacer así y todo el mundo lo sabe, en Israel y en Palestina, incluso los que se oponen a esta solución la conocen, conocen la respuesta. El único problema ahora es el coraje de los liderazgos en ambos lados. Necesitamos liderazgos valientes en ambos lados al mismo tiempo para llevar a cabo la operación para la que el paciente está preparado.
– ¿Y qué hay del hecho de que el piso palestino está, a su vez, dividido entre un grupo pro-occidental más secular y otro pro islamista o pro hermanos musulmanes y que uno no reconozca al otro?
– Puede que, en una primera fase de la solución, haya dos Estados palestinos: uno en Gaza y otro en Cisjordania. No es la solución ideal, pero puede ser inevitable. Creo que, finalmente, la prosperidad en Cisjordania despertaría una envidia en Gaza que haría que quisieran unirse a Cisjordania. Pero tenemos que esperar y ver.
Usted dice que la mayoría de israelíes temen ser lo que definen como freierim (tontos, perdedores en la negociación…) retirándose de Cisjordania sin lograr un paz real…
Gaza. Hace 8 años, el Gobierno de Sharon retiro unilateralmente los asentamientos y el ejército israelíes de Gaza de un solo golpe, en 36 horas. Nosotros creíamos que esto traería paz y reconciliación entre Gaza e Israel y, en cambio, Israel recibió una ducha de cohetes y misiles. En consecuencia, muchos israelíes están asustados por la posibilidad de que pueda ocurrir lo mismo cuando Israel abandone Cisjordania.
– ¿Cree que los israelíes están listos para pagar el precio por la paz?
– Creo que los israelíes conocen el precio que tiene la paz y creo que están listos para pagar este precio por la paz siempre que se les asegure que será paz y no una lluvia de cohetes y misiles.
– En las últimas elecciones surgió un fenómeno que usted ha definido como fascinante, el de Yesh Atid y su líder, Yair Lapid. Usted ha opinado que, como Churchill, De Gaulle, Sadat o Gorbachov, Lapid no sabe aún qué va a poder hacer en el futuro. ¿A qué se refiere?
– Quiero decir que la gente es capaz de sorprenderse incluso a sí misma. Esta es la belleza de la naturaleza humana y este es mi ámbito como novelista o contador de historias. Contemplo con infinito asombro como cada uno de nosotros, a veces, es capaz de sorprenderse a sí mismo y a los otros. Churchill nunca planeó desmantelar el Imperio Británico, pero lo hizo. De Gaulle nunca se planteó retirar a Francia del norte de África, pero lo hizo. Sadat nunca pensó en venir a Jerusalén y firmar la paz con Israel, pero lo hizo. Gorbachov nunca planificó desmantelar el bloque soviético, pero lo hizo. La gente es generosa y capaz de sorprenderse a sí misma y a otros…. Aun así es demasiado pronto para hablar sobre Lapid. Lleva en el Gobierno apenas dos meses. Demasiado pronto para juzgarlo. Es una posibilidad que se convierta en líder en el futuro.
– ¿No tiene la sensación, teniendo en cuenta la política de asentamientos en Cisjordania, que tal vez sea demasiado tarde para la solución de dos estados y que la- única alternativa puede ser el Estado binacional?
– Definitivamente, no es demasiado tarde para la solución de dos estados. Lo único en el mundo que es irrevocable es la muerte. Mientras estamos vivos, las cosas pueden cambiar. He mencionado el hecho de que los israelíes retiraron todos los asentamientos de Gaza y todas las tropas en 36 horas. No estoy diciendo que esto se tenga que repetir en Cisjordania, pero demuestra que la solución no es imposible.
– Cuando el mundo mira hacia el Estado de Israel, se encuentra con la mayor diferencia entre ricos y pobres de todos los países occidentales, pero también el principal centro de innovación y alta tecnología. ¿Cómo se explica esta contradicción?
– Hay algo de Doctor Jekyll y Mister Hyde en la sociedad israelí. El Doctor Jekyll es la creatividad, la inventiva, la energía, la iniciación, la imaginación… que son los puntos fuertes de la sociedad israelí. Pero, por otro lado, existe la debilidad de la solidaridad social, que es uno de los mayores, si no el mayor, peligro de la sociedad israelí.
– En el debate israelí la palabra paz, en cierta forma, ha desaparecido. Apenas es mencionada de una forma marginal. ¿Qué ha pasado?
– Sencillamente, pasa que no ha pasado nada durante mucho tiempo. Durante mucho tiempo ha habido un estancamiento, sin diálogo entre israelíes y palestinos, sin progreso, pero creo que la mayoría de los judíos israelíes están listos para una solución de dos estados. Y si esta solución es impulsada por el Gobierno y el parlamento, la mayoría de la opinión pública la aceptará.
– Algunos intelectuales a nivel mundial, como recientemente ha ocurrido con Stephen Hawking, instan al boicot contra Israel por la ocupación. ¿Qué opinión le merece?
– Creo que es un error porque se trata de un boicot contra los sectores de la sociedad israelí más progresistas y más contrarios a la ocupación. Es un boicot contra el sector académico israelí, que es de izquierdas, moderado y comprometido. Entendería una política de boicot contra los asentamientos, pero ni entendería ni justificaría una política de boicot contra los que desean la paz.
– El autor palestino Samir el Youssef, que creció en un campo de refugiados, lo ataca por decir que millones de refugiados pueden establecerse en Cisjordania y Gaza y que, aun así, tendrían menos concentración de población que Bélgica. ¿Cuál es su reacción?
– Estaría menos abarrotado que Bélgica. Esta es mi reacción. Si millones de palestinos se establecieran en Cisjordania y Gaza estaría abarrotado, pero no tanto como Bélgica, así que puede hacerse.
– ¿Y qué piensa sobre su demanda de derecho al retorno al actual Estado de Israel?
– Derecho al retorno es el eufemismo de liquidación del Estado de Israel. Si cada refugiado palestino de 1947 tiene permiso para volver a establecerse en Israel habrá dos estados palestinos y ninguno para los judíos. Esta es una solución injusta.
– Todo el mundo habla de la primavera árabe, pero supongo que para los israelíes no es fácil hablar de paz mientras las fronteras están que arden, y existe esta ola de los hermanos musulmanes por doquier. ¿Cómo ven los israelíes lo que pasa en sus fronteras y cómo afecta eso al debate por la paz?
– No puedo hablar por todos los israelíes. Ya sabe, no puedes hacer que dos israelíes se pongan de acuerdo en algo e incluso es difícil que un israelí se ponga de acuerdo consigo mismo, porque todo el mundo es ambivalente. Pero, hablando por mí, creo que lo que vemos ahora no es una primavera árabe sino un invierno islamista en muchos países, y esta primavera no está siendo de gran ayuda para la paz. Pero la Liga Árabe ha reiterado recientemente su disposición a reconocer y hacer la paz con Israel basándose en las fronteras de 1967 y a encontrar una solución justa y acordada de forma neutral para el problema de los refugiados. Este es un buen punto desde el que empezar. Incluso en la situación actual en el mundo árabe, es un buen inicio.
– ¿Y cree que Netanyahu puede iniciar un plan como este?
– Que puede, seguro que sí. Si tiene el coraje para hacerlo, no lo sé.
– Volviendo a la literatura, el mundo de los medios de comunicación está viviendo grandes cambios, incluso diría que una revolución. ¿Cómo se reflejan estos cambios a la hora de escribir y publicar libros, en el presente y en el futuro?
– A pesar de todas las lamentaciones que oigo a izquierda, derecha y centro sobre eso, la gente lee libros electrónicos, no libros convencionales o pasados de moda. Mucha gente lee libros en sus ordenadores o en sus tabletas. Sería irónico decir que, en miles de años, la alfabetización se ha movido en círculos del scroll (pergamino en inglés) al scroll (desplazamiento por la pantalla) y de las tablas a las tabletas. Pero la gente sigue leyendo.
– ¿A qué autor admira más?
No puedo contestar a esa pregunta porque depende del estado de ánimo que tenga. Si es invierno o verano, mañana o noche, si estoy triste o alegre… Varía.
– ¿Está decepcionado por no haber recibido el Nobel?
– No, he recibido mi parte de premios y tal vez haya recibido más premios de los que merezco. He recibido más de 30 o 35 premios literarios. Eso es suficiente para un ser humano.
– Después de 27 años ha dejado el desierto, ha dejado Arad en el Neguev con su mujer y ha venido a la ciudad a Tel Aviv. ¿Cómo ha podido? ¿Ha sido duro, también para su forma de escribir?
– Es muy duro, es una gran decisión, pero es el momento de vivir más cerca de nuestros hijos y nietos, que viven en el centro de Israel. Así que tendré llevar el desierto conmigo, en mi corazón, allá donde vaya.
– ¿Cuáles son sus predicciones para el futuro de esta región, tal vez para cuando, dentro de 35 años, Israel cumpla los 100? Algunos enemigos de Israel dicen que ya no estará aquí…
– No veo ninguna razón para unas predicciones tan pesimistas. He visto crecer a Israel desde, prácticamente, medio millón de judíos en la Palestina británica, cuando era un niño, hasta seis millones de judíos hoy. No veo ninguna razón por la que Israel no pueda existir e incluso prosperar en un futuro pero, por supuesto, la principal condición previa, el principal requisito, la principal súplica en mi corazón es la paz.
– ¿Nosotros lo veremos?
– Ahora me pide que sea un profeta y eso es difícil en la tierra de los profetas, donde hay la mayor competencia en el negocio de la profecía, pero le diré que depende de cuánto vivamos. Yo creo que la mayoría de palestinos saben, en el fondo de sus corazones, que los israelíes no se van a ir a ningún sitio; no tienen adonde ir. Y los palestinos no van a irse a ningún sitio; no tienen adonde ir. Tienen que dividir la casa en dos pisos más pequeños. No hay otra alternativa. Hablo con palestinos muy a menudo. Su estado de ánimo es pesimista porque no ha pasado nada durante mucho tiempo. Hay trazas de tristeza y melancolía entre los palestinos, pero no desesperación. Los palestinos con los que he hablado –y no son Hamas, son palestinos pragmáticos– aún creen en la solución de dos estados, en un acuerdo histórico para que Israel y Palestina vivan en paz y coexistencia.
Fuente: La Vanguardia
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