Dos redes terroristas ligadas a Hezbollah operan en América Latina

“Hezbollah conspira con redes de traficantes de droga en México y Centro y Sudamérica”

Una está basada en Venezuela y la otra es coordinada por Mohsen Rabbani, el ex diplomático iraní cuya captura pide Argentina por el atentado a la mutual judía en 1994. Lo asiste Edgardo Rubén Assad, según un informe presentado al Congreso de EEUU.

Estas redes recaudan fondos y reclutan adeptos en el continente, al amparo del respaldo que les brindan gobiernos amigos y bajo cobertura de actividades de tipo solidario y cultural.

En febrero pasado, el diario venezolano El Universal informó que el ex embajador iraní Mohammed Razza Hidari aseguraba haber visto a “muchos grupos latinoamericanos de Hezbollah llegar a Irán para adquirir conocimientos”. El viaje a la República Islámica es la culminación de un camino que se inicia con el reclutamiento y la conversión religiosa. En los últimos 2 ó 3 años se ha intensificado esta actividad proselitista, mediante elementos de la Guardia Revolucionaria iraní o de su aliada libanesa Hezbollah que llevan adelante tareas de captación, reclutamiento, adoctrinamiento y, finalmente, viajes a la ciudad sagrada de Qom donde culmina el entrenamiento político, religioso y militar. Los elementos así formados regresan luego a sus respectivos países para generar a su vez nuevas “misiones culturales”, a modo de pantalla. Blanco de esta cooptación son los simpatizantes del Socialismo del siglo XXI o de la Revolución Bolivariana, en diferentes países latinoamericanos, atraídos por actividades culturales o de apoyo a grupos indígenas y marginados.

También a comienzos de febrero de este año, se habían encendido las alarmas en Estados Unidos tras el arresto en Alemania del ex presidente del Banco Central de Irán, con un cheque de 300 millones de bolívares (70 millones de dólares). Tahmasb Mazaheri fue detenido en Düsseldorf, donde llegó proveniente de Turquía, por violar leyes contra el blanqueo de capitales y el financiamiento de redes terroristas. Mazaheri es director del Banco Internacional de Desarrollo, una entidad iraní con sede en Caracas, filial del Export Developement Bank of Iran. Un arresto que confirmaría que, entre otras cosas, la amistad con Venezuela permite a Irán eludir las sanciones económicas impuestas por su programa nuclear.

Desde Argentina, el fiscal Alberto Nisman, a cargo de la investigación del ataque terrorista de 1994 contra la AMIA (mutual judía) de Buenos Aires, acaba de acusar a Irán de haber desplegado una amplia red terrorista en América del Sur que incluye a doce países. El dictamen, de 500 páginas, reitera acusaciones contra varias personalidades iraníes como autores intelectuales del criminal atentado.

De la acusación del fiscal se desprende que la acción terrorista contra la AMIA fue parte de un plan orquestado a escala mundial por las máximas autoridades iraníes y que la finalidad principal del despliegue operativo iraní en América Latina habría sido la de exportar la revolución islámica, aprovechando la existencia de una amplia población de descendencia musulmana.

Informe sobre Hezbollah ante el Congreso estadounidense

Pero quien ha trazado un cuadro completo de la presencia y expansión de los intereses iraníes en América Latina, es el ex funcionario y diplomático estadounidense Roger Noriega (foto), quien fue secretario de Estado Adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental, en una exposición reciente –el 20 de marzo de 2013- ante el Subcomité de Terrorismo, no Proliferación y Comercio de la Cámara de Representantes de su país, sobre “la creciente red de la organización terrorista Hezbollah en América”.

Para explicar “por qué y cómo Hezbollah ha extendido su alcance en las Américas tan sustancial y rápidamente”, Noriega dijo: “Hezbollah no es un lobo solitario, cuenta con el apoyo político, diplomático, material y logístico de gobiernos –principalmente de Venezuela e Irán- que tienen poco en común aparte de su hostilidad a Estados Unidos. (…) Hoy, una oscura red de embajadas, centros islámicos, instituciones financieras y empresas comerciales e industriales en varios países permite una presencia física de Irán en una relativa proximidad con USA.”

Cabe recordar que Conviasa, la aerolínea estatal venezolana, opera vuelos regulares ente Caracas y Teherán, con escala en Damasco, proveyendo a Irán Hezbollah y narcotraficantes asociados un medio subrepticio para mover personal, armas, contrabando y otros materiales

“Hezbollah conspira con redes de traficantes de droga en México y Centro y Sudamérica como medio para recaudar y lavar fondos, compartir tácticas y alcanzar y tocar el territorio estadounidense”. La isla Margarita, dice Noriega, es un paraíso para terroristas y traficantes de droga. Agentes de Hezbollah administran allí numerosos negocios y casas operativas, así como en otras partes de Venezuela.

“Hezbollah es una creación de Irán en el Líbano, dijo el escritor y analista político, especialista en Medio Oriente, Julián Schvindlerman a Infobae. Irán opera a nivel internacional también con otros grupos, además de esta milicia libanesa, como por ejemplo la fuerza Qods, de los Guardias Revolucionarios Iraníes. Hezbollah es hoy un grupo autónomo de Teherán pero no completamente independiente”.

Noriega, por su parte, señalaba en el citado informe: “Para facilitar sus actividades en nuestro vecindario –que incluyen contrabando, lavado de dinero, entrenamiento y colección de fondos- los cuadros (de Hezbollah) colaboran con grupos guerrilleros y de narcotraficantes bien financiados” de la región.

“Se dice que dondequiera que vaya Irán, Hezbollah no está lejos –insistía Noriega en su informe. En el caso de Venezuela, Hezbollah se abrió camino estableciendo una red de empresas destinadas a recaudar y encauzar fondos y esconder su huella financiera. Estas actividades se han expandido en los últimos 7 años, a medida que las actividades de Hezbollah en la región ganaban la complicidad activa del gobierno de Venezuela, el apoyo de las fuerzas de seguridad iraníes y de notorios musulmanes radicalizados, y la cooperación de poderosos cárteles del narco mexicano con penetración en territorio estadounidense”.

Dos redes paralelas

A continuación, el ex funcionario describe dos redes paralelas de colaboración con el terrorismo, que “crecen a un ritmo alarmante en América Latina”. Una de ellas es operada por colaboradores venezolanos, y la otra por un ex diplomático iraní. Abarcan “más de 80 cuadros en al menos 12 países de la región (siendo sus grandes áreas prioritarias Brasil, Venezuela, Argentina y Chile)”, dice Noriega.

La primera es la red Nassereddine (foto), por el apellido de su promotor. Así lo describe el informe: “Ghazi Atef Nassereddine Abu Ali es un libanés que se nacionalizó venezolano hace unos 12 años, actualmente es diplomático de Caracas en Siria. Nassereddine es un activo clave para Hezbollah debido a su cargo diplomático en Damasco. Junto con al menos dos de sus hermanos, conduce una red para expandir la influencia de Hezbollah en Venezuela y a través de toda América Latina”.

Un hermano de Nassereddine, Abdallah, es miembro del Congreso venezolano y vicepresidente de la Federación de Entidades Árabes en América Latina.

Schvindlerman señala que hay presencia de Hezbollah en todo Venezuela, pero especialmente en la isla Margarita, utilizada como un lugar de reclutamiento y entrenamiento. Precisamente allí reside Nassereddine, donde administra operaciones de lavado bajo cobertura comercial, según el informe de Noriega al Congreso. Otro hermano, Oday, está a cargo del establecimiento de centros de entrenamiento paramilitar en la misma isla Margarita.

En cuanto a la otra red, la red Rabbani, es coordinada por Mohsen Rabbani, quien se desempeñó como agregado cultural de la Embajada de la República Islámica de Irán en Buenos Aires, y hoy supervisa una trama paralela de reclutamiento de Hezbollah en América Latina. Rabbani es profesor-tutor de la universidad Al Mostafa en Qom, establecimiento encargado de la propagación del Islam fuera de Irán. Rabbani, a quien la revista brasileña Veja llamó “el profesor terrorista” en un reciente informe especial, es un defensor de la línea dura de la revolución iraní y –para la justicia argentina- el cerebro del atentado terrorista de 1994.

Entre los discípulos de Rabbani que operan en la región, se encuentra un argentino de origen sirio, convertido al islam, Edgardo Rubén Assad, o Sheik Suhail Assad, como se hace llamar, “que da charlas en universidades de la región y recluta jóvenes seguidores para la causa”, dice Noriega.

Edgardo Rubén Assad, argentino de origen sirio, discípulo de Rabbani

El citado artículo de El Universal pone el acento en el apoyo de Venezuela a la penetración de la guardia revolucionaria iraní en América Latina y otras organizaciones que son cobertura de los intereses de ese país en el subcontinente. “El responsable –dice el diario- es el peruano Edwar Quiroga Vargas, alias Vargas Hussein o Yaku, quien viaja por todo el continente, dictando conferencias para sostener la revolución bolivariana, y que se ha fotografiado junto a (Hugo) Chávez, (Daniel) Ortega, Evo Morales y Rafael Correa, dictando cursos sobre el Islam en México y repartiendo el Corán”.

Vargas está también vinculado al mencionado Assad, un personaje al que El Universal describe así: “Vocero de la guerrilla comunicacional iraní y responsable de Hezbollah en Latinoamérica, conocido como Sheij Sahail Assad, discípulo de Mohsen Rabbani, acusado de los atentados a la embajada de Israel y al centro judío AMIA en Argentina”.

Este hombre clave para el accionar de los Guardianes de la Revolución de Irán en América Latina, nació en Argentina de padres libaneses, y se convirtió de joven al islam chiita. De gran facilidad para los idiomas -habla persa, árabe, inglés y español- se le atribuye el establecimiento de más de 20 centros islámicos y la formación de una red continental de activistas.

“Muchas veces los iraníes se valen de inmigrantes musulmanes, de segunda generación, como en este caso, dice Julián Schvindlerman. En Venezuela se ve mucho esto. Hay un prominente funcionario que se llama Tarek el Aisami, que fue incluso ministro de Hugo Chávez. Obviamente, la mayoría de las comunidades islámicas en la región son ajenas a esto, pero hay individuos que han sido reclutados”.

Un cable del Departamento de Estado, referido a la influencia y las actividades iraníes en México, señalaba: “El CISEN [servicio de inteligencia mexicano] colocó al Dr. Edgardo Rubén Assad (también conocido como Sheik Soheil Assad) en la lista de personas con prohibición de ingreso a México, dado que su nombre aparece en varias listas de vigilancia de terrorismo internacional que lo vinculan a los atentados en Argentina a principios de 1990. Se ha hecho la solicitud respectiva a las autoridades de inmigración (…) para impedir una futura entrada al país (…). CISEN señala que la embajada iraní sigue instando al gobierno mexicano para que éste (Rubén Assad) pueda volver a México. La mezquita de Soraya en Torreón, Coahuila, ha solicitado la concesión de una residencia a Assad para que éste pueda servir como agregado cultural y educativo en la mezquita”.

Interconexión

Ambas redes están estrechamente conectadas por origen y funcionamiento: “Rabbani (foto) viaja libremente por la región, Venezuela en el 2011, Brasil en el 2010, él y su hermano han reclutado docenas de seguidores a su causa radical, entre ellos los hermanos venezolanos Nassereddine, con su red de lavado de dinero, reclutamiento y entrenamiento a través de los círculos bolivarianos y uno de los hermanos acreditado como diplomático en la embajada de Venezuela en Siria. Fueron incluidos en la lista de personas que apoyan el terrorismo internacional, elaborada por el Departamento del Tesoro en 2008”, dice El Universal.

“Los lazos [con el gobierno de Chávez] son invalorables para grupos como Hezbollah, en la medida en que les dan protección, paraísos seguros donde operar e incluso status diplomático e inmunidad. En síntesis, Venezuela juega un papel singular como plataforma para la amenaza de Hezbollah en las Américas”, dice el informe de Noriega. Y agrega. “Esta actividad criminal es el producto de una estrategia concienzuda de regímenes bandidos (rogue states) en Irán y Venezuela para lanzar una guerra asimétrica contra la seguridad, los intereses y los aliados de los Estados Unidos cerca de su territorio”.

También Schvindlerman considera que la actividad de Irán “está más que nada orientada a EEUU por considerar que América Latina está en su zona de influencia”

¿Cómo operan en la región? “A grandes rasgos, están muy involucrados en actividades delictivas, de lavado de dinero, fraudulentas; por ejemplo, en Estados Unidos, comprar cigarrillos en un estado y los venden en otros para aprovechar las diferencias impositivas. Ese dinero va luego hacia el Líbano”.

Sin embargo, Schvindlerman aclara que el económico no es el principal objetivo: “Ésa es sólo una de las actividades que llevan adelante porque todas las organizaciones necesitan financiamiento. Hezbollah depende de Irán, pero Irán es una nación bajo embargo, con sanciones, entonces buscan fuentes alternativas de financiamiento. Pero el objetivo fundamental de su presencia en América Latina no es económico, es netamente político-ideológico y militar, por así decir: es hacer avanzar el chiismo, reforzar las células de Hezbollah que están en la Triple Frontera desde los años 80”.

¿Cuál es la finalidad? “Están latentes, dice Schvindlerman, lo que la comunidad de análisis imagina es que en caso de que Israel o Estados Unidos atacasen a Irán por su negativa a detener el programa nuclear ellos podrían usar estas células en el continente latinoamericano contra comunidades judías o intereses israelíes o norteamericanos”.

Consultado acerca de si existen países que puedan ser un blanco más fácil que otros para estos atentados, el analista dice: “Los terroristas evalúan la oportunidad del momento. En el caso de la Argentina hay una comunidad judía muy importante, por eso para atacar a Israel es tentador. Por otro lado, las zonas donde hay presencia de turistas, empresarios o comerciantes israelíes o comunidad israelí viviendo, son igualmente un blanco posible. También inciden las medidas de seguridad –o inseguridad- de una Nación. Quizá quieran atacar en Washington, pero eso es mucho más osado. Y por último inciden las alianzas, no creo que quieran atacar en países que son sus aliados. Entonces podemos suponer que los países ‘enemigos’ son más candidatos”.

En Brasil también

“En el Eje bolivariano –dijo Schvindlerman a Infobae- se entiende que hay presencia de Hezbollah también. Incluso hay países latinoamericanos en los cuales Irán tiene embajadas que lucen demasiado grandes como para intercambio comercial con esos países. Una pantalla que usa Irán o Hezbollah son las conferencias sobre el papel de América Latina en el mundo, la literatura latinoamericana y los foros antiimperialistas, donde convocan a todo el espectro extremista antiimperialista de la zona. Además, Hezbollah tiene su propio canal de televisión que se llama Almanar y hubo un esfuerzo importante por hacerlo penetrar en América Latina desde España pero se frenó”.

“Además de la actividad terrorista operativa, Hezbollah también está implicada en actividades criminales en la región, del tráfico de armas, drogas y personas”.

Pero no sólo Venezuela está en la mira de Hezbollah y de Teherán. “Un objetivo clave de la red de Rabbani –y de Hezbollah en general- es Brasil, hogar de cerca de un millón de musulmanes. Rabbani viaja a Brasil regularmente para visitar a su hermano Mohammad Baquel Rabbani Razavi, fundador de la Asociación Iraní de Brasil”, dice el informe de Noriega a los representantes estadounidenses.

Según Veja, que cita fuentes de inteligencia del Brasil, “unos 20 cuadros de Hezbollah, al Qaeda y la Yihad islámica están usando a Brasil como un centro de actividades terroristas.”

“El hecho de que Brasil se esté preparando para recibir el Mundial de Fútbol en 2014 y los Juegos Olímpicos en 2016 lo convierte en un blanco atractivo para el terrorismo internacional”, advierte Roger Noriega.

Fuente: Infobae

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