Natan Blanc tiene ideas claras acerca del papel que debe jugar en la sociedad israelí, pero ese papel no pasa por cumplir el servicio militar obligatorio en los territorios ocupados. Blanc, de 20 años recién cumplidos, se opone a la ocupación de Cisjordania, aunque su actitud le haya costado diez condenas consecutivas de cárcel que ha cumplido en una prisión cercana a Haifa, la ciudad donde reside habitualmente con su familia. Está previsto que sea liberado el 6 de junio, cuando termine su última condena.
En un video que colgó hace unos días, Blanc explicó de la siguiente manera su objeción. “El principal motivo por el que no quiero servir en el ejército es que creo que nuestro país se dirige hacia una situación no democrática de desigualdad civil entre nosotros y los palestinos, una situación en la que hay dos pueblos en el mismo estado, uno de ellos con derecho a voto y a participar en elecciones y el otro no. Me parece que el ejército desempeña un papel importante en preservar esta situación y mi conciencia no me permite participar”.
Esta actitud no la compartían hasta ahora los jueces militares, pero el encarcelamiento de Blanc desató una serie de protestas -también por objetores egipcios- que finalmente han dado resultado. Israel no reconoce la objeción de conciencia, aunque tolera otro tipo de objeciones, y sin embargo el caso Blanc es un precedente que puede abrir la puerta a jóvenes israelíes que defiendan la objeción de conciencia. “El de Natan Blanc es sin duda un paso valiente, un acto de voluntad política que muestra que hay gente dispuesta a pagar un alto precio, incluida la cárcel, para luchar contra la ocupación, y este gesto valiente puede preparar el camino para otras acciones más significativas, aunque no creo que tenga una trascendencia capital ni que vaya a cambiar las reglas del juego de manera decisiva, pese al mucho ruido que ha hecho”, comentaron a Público en medios políticos progresistas.
El servicio militar obligatorio en Israel es de tres años para los hombres y dos para las mujeres. No obstante, el ejército acepta cada año millares de exenciones por diversos motivos, especialmente entre las mujeres. Una cantidad numerosa de reclutas de ambos sexos alegan varias clases de objeción para librarse de la mili, o la cumplen en destinos no militares, como oficinas o sanidad. La mayoría de los judíos ultraortodoxos y los árabes están exentos, aunque estos días en la Kneset se está revisando la exención de los ultraortodoxos.
En el caso de Blanc, el joven alegó que su objeción le impedía enrolarse en unidades militares o incluso en oficinas, pero no en alguna unidad sanitaria. Propuso enrolarse durante tres años en la Estrella de David Roja -el equivalente a la Cruz Roja- pero el ejército no lo aceptó, de manera que fue juzgado y condenado. Blanc también habría podido acogerse al llamado Perfil 21, que prevé la exención para los reclutas que alegan enfermedades o desequilibrios mentales. Millares de jóvenes utilizan cada año artimañas de este tipo para evadir el servicio militar y existen grupos bien organizados que asesoran médica y judicialmente a los jóvenes que optan por recurrir al Perfil 21. Se da la circunstancia de que el ejército hace la vista gorda en lo tocante al Perfil 21, tal vez porque son muchos y porque ir a los tribunales en cada caso sería bastante engorroso. Blanc, sin embargo, no consideró honesto este camino.
“Está claro que las autoridades han decidido no pagar el precio político de enviar de nuevo a prisión a Blanc”, comenta Ishai Menuchim, de Yesh Gvul (Hay un Límite), una oenegé israelí que denuncia los abusos de los soldados en los territorios ocupados. “El caso ha suscitado muchos debates y deliberaciones en la sociedad. Su padre sale en televisión, en los periódicos aparecen continuamente artículos, decenas de profesores de derecho han firmado una petición en la que se dice que el ejército se ha excedido y que no entienden lo que ocurre, Amnistía Internacional se ha puesto en acción, etcétera… A las autoridades no les gusta nada este ruido y han optado por liberar a Blanc”.
Algunos analistas consideran que el precedente de Blanc podría tener consecuencias no deseadas, por ejemplo que soldados con una base extremista de derecha alegaran objeción de conciencia cuando sus mandos les ordenen retirar a colonos judíos de los territorios ocupados, una hipótesis no muy realista pero que no se puede descartar en estos momentos puesto que entre la tropa hay muchos colonos radicales. De hecho, ya se han dado casos de soldados que han dicho en público y en privado que no participarán en el desalojo de ninguna colonia aunque se lo ordenen sus jefes.
Durante su adolescencia, Blanc participó en las actividades de un diminuto grupo comunista y pacifista, la Liga Joven Comunista de Israel, lo que sin duda le condujo hasta las posiciones que hoy defiende, unas posiciones que ni su familia ni las personas de su entorno consideran radicales. En una de las protestas solidarias que recientemente se organizó delante de la prisión donde está recluido, los manifestantes gritaron consignas del tipo “el ejército es una organización terrorista”, pero Blanc dijo que desaprobaba esas consignas.
El joven ha insistido en numerosas ocasiones en que no se considera un ‘preso político’ sino un simple un ‘objetor de conciencia’ que no está en contra del gobierno sino que desaprueba la ocupación militar. Recientemente Blanc también participó en actividades de Taayush (Convivencia), una ONG que integran unas decenas de activistas israelíes y palestinos y que está a favor de la coexistencia y de la no violencia.
“No me gusta la palabra ‘patriotismo’. De alguna manera hay una conexión entre esta palabra y el amor a la patria, así como con opiniones nacionalistas que causan más y más guerras”, dijo Blanc al diario Haaretz.”Espero que el ejército me permita hacer el ‘servicio nacional’ en la Estrella de David Roja (durante tres años) o en alguna otra parte que consienta el ejército. Después me gustaría estudiar física o algo relacionado con la tecnología”, dijo Blanc hace solo unos días.
Fuente:publico.es
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