15 de junio 2013.-A Silvio Katz le restaban quince días para concluir con su servicio militar obligatorio en el Regimiento de La Tablada. Pero una noticia inesperada, tanto para él como para millones de argentinos, extendió aún más su período en el ejército. Como todos los soldados en Malvinas, Silvio la pasó mal, aunque su situación- como la del resto de los soldados judíos- fue peor y tuvo que sufrir maltratos y padecer del antisemitismo de muchos de sus superiores.
A 31 años del fin de la Guerra de Malvinas, Katz dialogó con la Agencia Judía de Noticias (AJN) y contó sobre sus días en las islas y su dramático regresó al continente.
En una ocasión, Katz declaró frente a jóvenes dirigentes que integran el grupo Nuevas Generaciones del Congreso Judío Latinoamericano (CJL), que tras la guerra regresó “sin fe religiosa”.
“En realidad lo que perdí no es la fe en la religión, sino en la gente que maneja las instituciones judías. A mí me defraudaron los rabinos, no la religión”, agregó el ex combatiente.
Para Katz, la religión judía es “una de las más sanas y puras que existen en la Tierra” aunque, según expresó “la gente pervirtió todo el sistema. Perdí fe en la institución”.
La dictadura militar que gobernaba la Argentina al momento de la Guerra de Malvinas había autorizado que rabinos llegaran a las islas para brindar apoyo espiritual a los conscriptos judíos que se encontraban allí combatiendo.
No obstante, la autorización nunca llegó y los soldados se vieron privados.
Para Katz, hubiera sido importante poder recibir la visita de un rabino puesto que “espiritualmente me sentía muy abandonado”. “Yo veía que había curas y chicos de mi edad iban a misa y volvían con una esperanza, y yo no tenía quien me la dé”, contó. “Si de casualidad me hubiera querido colar en una misa no me lo hubieran permitido. Lo digo con conocimiento porque conozco algunos veteranos judíos que intentaron y no los dejaron. Yo sentí que mi religión me había abandonado. Mi problema fue a la vuelta porque cuando sí se les permitió (a los rabinos) vernos no les importamos”, indicó.
Silvio mantiene contactos con sus compañeros de guerra judíos y no judíos. “Mantengo contacto con ex combatientes judíos y no judíos. Soy parte del Centro de Veteranos de La Matanza y con judíos me reúno cada 15 días, con todos los que juntos armamos los homenajes el año pasado”, comentó
Katz expresó su malestar con la dirigencia comunitaria ya que según aseguró éstos “le dieron la espalda” a los soldados judíos que lucharon en Malvinas. Si bien el año pasado se realizó un homenaje con motivo del 30º aniversario, luego del mismo se les volvió a dar la espalda.
Consultado sobre este tema, el escritor Hernán Dolbry, que escribió el libro “Los Rabinos de Malvinas”, consideró que “los veteranos de Malvinas fueron escondidos por las autoridades gubernamentales de la Argentina en general”. “La comunidad no escapa a esto. Malvinas es una piedra en el zapato para quien quiera abordarla ya que todo quien quiera reivindicar la recuperación de las islas, termina pegado a una ‘gesta’ realizada por un gobierno militar violador de los derechos humanos”, agregó.
El 14 de junio de 1982 los militares argentinos se rindieron frente a las fuerzas del Reino Unido. “El día que nos rendimos, aún recuerdo esa impotencia o sabor amargo que nos dejó el volver con las manos vacías a los 19 años”, recordó Katz. No obstante, aclaró que hoy “lo vive como algo natural”, y a diferencia de años anteriores puede “hablar sin que me quede un dolor”.
Katz contó que durante muchos años no pudo hablar. Hoy siente que al poder hablar puede cambiar su destino y el de sus hijos, para no repetirles a ellos lo que vivió en su infancia.
“Soy hijo de un sobreviviente de la Shoá, mi papá falleció cuando yo tenía 9 años y se llevó consigo a la tumba todos sus misterios y silencios y yo iba en camino a repetir lo mismo”, confesó.
Para Katz, hablar fue liberador, si bien empezó con terapia “lo cual me ayudó muchísimo”, luego conoció a los periodistas Hernán Dobry y Natasha Niebieskikwiat quienes lo ayudaron “sacándome las palabras”. “Esto me cambió la vida, soy una persona libre y feliz. Sé que es difícil hacerlo pero si algún veterano de Malvinas no puede hablar tiene que buscar la manera de hacerlo”, sostuvo.
Los tormentos que sufrió Katz en Malvinas tienen un responsable con nombre y éste no es precisamente inglés. Eduardo Flores Ardoino su superior en la guerra fue quien le hizo los días más difíciles solo por ser judío. Después de años en silencio, Katz lo acusó ante la justicia por torturas y discriminación.
Al ser consultado por el estado de la causa, aclaró: “El tema está en la Corte Suprema y estamos esperando que pase algo pero nada”. La justicia sería otro paso más en la liberación de esos días amargos que vivió en el Atlántico Sur.
Por su parte, Dolbry aseguró que si bien todos los soldados sufrieron tormentos de sus superiores, la situación de los judíos allí era peor.
Coincidiendo con lo relatado por Katz, que por ser judío sufrió castigos extras, el escritor aseguró: “En muchos casos, los judíos sufrieron castigos extras por su condición religiosa, que iban desde el maltrato verbal hasta el físico. Eso mismo ocurría en los Centros Clandestinos de Detención donde los judíos eran torturados con mucha más saña que los demás. No nos olvidemos que las Fuerzas Armadas que recuperaron las Malvinas eran las mismas que hicieron desaparecer a miles de personas en el país”.
Fuente:prensajudia.com
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