Los minutos se vierten

ESTHER ZYCHLINSKI Y ZVI ZIMAN

Una reflexión en torno a las abuelas y el trato que se les da a muchas de ellas en este montaje donde los creadores cuentan historias reales sobre sus vidas.

Creación colectiva y multidisciplinaria que ansía tender un puente entre nietos y abuelas. Se van hilando anécdotas, a base de recuerdos, la obra es un perdón por todo lo que no hemos hecho juntos, un no me gusta, una reconciliación, una exploración de nuestras abuelas, a través de la danza y el teatro.

El uso del video es un elemento recurrente en esta puesta, las historias llevadas a un escenario real. ¿Cuántas veces en el teatro se ve la ficción? Pero al traer la realidad, es algo que de alguna forma desnuda al actor más allá de la ropa.

Cabe preguntarse si el teatro o la danza son una catarsis personal del intérprete y de ser así, se aplica a carta cabal en esta obra: íntimo, humano, generoso, sin olvidar el arte y la disciplina.

También maneja una especie de terapia donde gracias a esa libertad de poder expresarse de sus abuelas, pues no siempre se puede entender su forma de ser, se pueden sacar aquellas cosas que molestan, es un poco la terapia del perdón, que consiste de cuatro palabras: lo siento, perdóname, te amo y gracias.

No sabemos lo que perdemos hasta que se van, sé que las relaciones humanas no son fáciles, sin embargo cuando uno va llegando a ciertas edades empieza a entender muchas cosas, a veces es demasiado tarde para decirlas cuando se está en vida, sin embargo, como se dijo al final de la obra, las personas siempre nos acompañan y están con nosotros en nuestro ser y pensamiento.

Este ejercicio es bellísimo, porque aún después de que se ha ido la persona podemos sacar nuestros sentimientos, podemos hablar con ellos y si es necesario reconocer que nos equivocamos.

Tendrá su última puesta este jueves a las 20:00 hrs. en el Foro Contigo América en Arizona 156 a unas cuadras del metrobus Poliforum, vale la pena porque al salir seguro algo va a cambiar dentro de nosotros.