“Nunca abandoné pretexto para la entrevista con el cineasta mexicano Luis Mandoki (Ciudad de México, 1954) fue la salida en DVD y Blu Ray de La vida precoz y breve de Sabina Rivas, postulada a 11 premios Ariel y un éxito en taquilla con ganancias de 36 millones de pesos. El filme cuenta la historia de Sabina y Jovany, dos jóvenes amantes provenientes de Honduras, que se reencuentran casualmente en la frontera de México con Guatemala, un territorio aciago donde ambos tendrán que enfrentarse a adversidades innombrables.
La trata de blancas, la “migra” de un lado y del otro, la matrona de un prostíbulo, el cónsul mexicano en Tecún Umán, las redes del narcotráfico, el ejército y la Mara Salvatrucha son algunos de los problemas que los jóvenes tendrán que vivir en busca del sueño americano. Mandoki, un director ecléctico y aferrado a los temas sociales, ayudó con su película, estrenada en 2012, a que el tema de los migrantes en el lado sur de nuestra frontera comenzara a formar parte de la agenda mediática. No decimos que La vida precoz y breve de Sabina Rivas haya descubierto una problemática desconocida, sino que colaboró para que los periódicos, la radio y hasta la muchas veces impertérrita pantalla televisiva, se hicieran cargo del asunto.
Así lo admite el director de Voces inocentes y Cuando un hombre ama a una mujer, entre otras, quien prepara en estos días un filme que lo hará retornar a Hollywood, donde hizo un buen puñado de películas y del cual todavía no puede dar detalles.
– ¿Tiene alguna expectativa extraordinaria frente a la salida en DVD de la película?
– Sí, la película salió hace un mes a la renta y siempre estaba agotada. El boca a boca ha sido muy bueno y los que no la han visto tienen ahora una nueva oportunidad. Al mismo tiempo, el DVD trae cosas que no se vieron, como un detrás de cámara muy completo. El productor Abraham Zabludovsky lo echó a andar desde la etapa de pre-producción, así que puede verse cómo se preparó el filme, cómo se preparó las coreografías con “las juanitas”, que son las prostitutas del burdel, cómo se hizo el maquillaje de los “maras”, cómo se los entrenó, cómo se filmaron los trenes, se buscaron las locaciones, etc.
– Podría decirse que hoy el tema de los migrantes de la frontera sur es de agenda mediática y que la película ayudó en parte a producir ese fenómeno…
– Efectivamente, es un tema que no estaba en la mesa de discusión. Por desgracia, sólo se ha tratado la frontera norte y cinematográficamente hablando no había una película sobre la frontera sur. La vida precoz y breve de Sabina Rivas está basada en la novela de Rafael Ramírez Heredia, que por un lado es de gran literatura, pero también trae un gran trabajo de investigación llevado a cabo en el lugar de los hechos. Entonces, se tocan temas reales que en la televisión jamás podrían aparecer, porque son demasiado fuertes. El caso de una niña de 16 años que se ve a sí misma no como una víctima sino como una guerrera, que no cede ante nada y se enfrenta a situaciones terribles de corrupción e impunidad.
– ¿Lo cambió en algo hacer esta película?
– En varias cosas. El tema en sí es escalofriante, sobre todo porque te das cuenta de que la migración se ha convertido en un negocio en el que están involucrados diferentes estratos de la sociedad, tanto gubernamentales como civiles. Eso es muy duro de ver. Una niña de 16 años como la de la película podría ser mi hija, la de todos nosotros. Por otro lado, también me cambió a nivel cinematográfico porque fue quizás la película más difícil de hacer en mi carrera. Me enfrenté a muchos retos y finalmente se logró crear una película épica que al mismo tiempo no perdiera su narrativa íntima, su drama contradictorio. Es una historia muy compleja y al mismo tiempo muy humana.
– ¿Por películas como estas usted dejó Hollywood?
– No, no he dejado Hollywood. Me vine a hacer Voces inocentes, luego hice un par de documentales y ahora La vida precoz y breve de Sabina Rivas, pero pronto regreso a hacer algo allá, aunque de eso todavía no puedo hablar. EL DESEO DE ESTRUJAR AL ESPECTADOR Con una vasta filmografía que incluye títulos tan diversos como la mencionada Cuando un hombre ama a una mujer, con Meg Ryan y Andy García, Message in a bottle, con Kevin Costner y el documental Fraude: México de 2006, Luis Mandoki es un verdadero trabajador del celuloide, un lenguaje que –dice- le permitió como ningún otro “contar historias que estrujen” al espectador. Foto: Especial “De niño me conmovían mucho las contradicciones del mundo y no sabía qué hacer con ellas. Con el cine encontré el vehículo para cambiar una vida humana a través de un idioma profundo”, afirma con su voz ronca de fumador en la charla con SinEmbargo. – ¿Su cine podría dividirse entre el de Hollywood y el de México o todo forma parte del mismo discurso? – Mira, para mí Hollywood me abrió las puertas en un momento donde en México era muy difícil hacer cine de calidad. Así como tiene la virtud de abrir las puertas al talento, también tiene el defecto de etiquetarte. Hice una película muy importante como Cuando un hombre ama a una mujer, que es una historia de amor y me volví un poco el director de las historias de amor. Eso me llevó un poco a la frustración y quise hacer otro tipo de cosas, por eso vine a hacer Voces inocentes. Creo sin embargo que todas mis películas tienen algo en común: son historias de lucha y transformación humanas.
– ¿Cuál es la experiencia de dirigir a actores tan consagrados como Meg Ryan, Susan Sarandon o Andy García, comparada con la de dirigir a actores principiantes como en Sabina Rivas?
– Ambas experiencias proponen retos distintos. Trabajar con estrellas tiene su chiste, porque se trata de actores con mucho más que perder y por tanto resultan muy vulnerables. Uno aprende como director que trabajar con una estrella de Hollywood es protegerla. Es como un padre que cuida a sus niños y los ayuda a abrirse, a exponerse. Últimamente he estado dando talleres para cineastas y actores, porque siento que México puede subir el nivel. Para mí ha sido una tremenda satisfacción trabajar con gente como Paul Newman, Susan Sarandon, Andy García, Meg Ryan, tanto como Joaquín Cossío y la joven Greisy Mena. – Ser un buen director de cine no implica necesariamente ser un buen director de actores – Es cierto eso. Muchos directores no se preparan para dirigir actores, sólo se preocupan por la cámara y otros aspectos técnicos. Pero el que está frente a la cámara es el actor, si no lo conoces, no lo puedes dirigir. Tienes que quererlo, no juzgarlo. Tienes que estudiarlo y ser tú mismo un poco actor para poder entender lo que le pasa.
Este contenido ha sido publicado originalmente por SINEMBARGO.MX en la siguiente dirección: https://www.sinembargo.mx/27-06-2013/667589.
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