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lunes 23 de diciembre de 2024

Enviado especial a Israel / La fábrica clandestina de balas

MAY SAMRA DESDE EL INSTITUTO AYALÓN

A 9 kilómetros de una de las principales bases de las Fuerzas Armadas Británicas, en medio de un kibutz, estaba escondido bajo tierra el Instituto Ayalón, la mayor fábrica de balas del grupo de defensa judío clandestino.

Desde allí, unos 45 jóvenes trabajaban en la producción de balas calibre 9 milímetros, para la sub-ametralladora Sten, que fue la principal arma durante la guerra. Se arriesgaban, en caso de ser descubiertos por los británicos, a sufrir la pena de muerte por ahorcamiento. Las balas estaban grabadas en relieve con las letras EA, E para Eretz Israel y A para Ayalon.

Encima de la fábrica había una lavandería cuyo objetivo era hacer ruido para tapar el estruendo de la maquinaria subterránea. No había suficiente ropa sucia en todo el kibutz para tamaña empresa. Así es que expandieron el negocio ofreciendo los servicios de limpieza en la vecina ciudad de Rejovot. El principal cliente: el Ejército Británico.

Las máquinas necesarias para la elaboración de las balas se introdujeron en la fábrica a través de una abertura, que estaba oculta por una enorme horno de cocción de 10 toneladas (había una panadería de trabajo allí). Las escaleras de entrada, utilizadas por los trabajadores para ir y volver de la fábrica, estaban cubiertas por una lavadora de gran tamaño que giraba sobre un eje.

Cuando los turistas visitan el Instituto, pueden bajar por las escaleras y ver el área de fabricación. Las visitas requieren reservación, ya que sólo se puede visitar como parte de un tour (sólo asegúrese de mencionar que usted quiere un recorrido en Inglés).

Las balas se hacían de latón, una aleación de cobre y zinc que no había en Palestina y era necesario importar. La historia sobre cómo se obtuvo el cobre, la materia prima que se necesitaba para su elaboración es muy interesante: el permiso de importación de tan peligroso material se obtuvo haciendo creer a los británicos que se usaría para producir lápiz labial.

Tras la creación del Estado de Israel, la Haganá y otros grupos clandestinos fueron desmantelados y a partir de sus filas se creó Tzahal, el Ejército de Defensa de Israel. Las fábricas subterráneas dejaron de funcionar al finalizar la guerra. Décadas más tarde el Majón Ayalón fue restaurado como museo.

Entre 1945 y 1948 se fabricaron 2.5 millones de balas. Esta industria secreta explica, en parte, la victoria de Israel en la Guerra de Independencia que muchos pronosticaban imposible.

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