Los proyectos que se unificaron en información en relación al avance del tacto robótico son muchos y por fin dieron con una forma de conseguirlo que dejó satisfechos a muchos investigadores de diferentes instituciones.
A través de un sensor, los investigadores dieron con un prototipo de tacto humano para robots que puede detectar la presión, la temperatura y la humedad con más precisión que los actuales modelos.
Los robots no parecen humanos todavía, aunque algunos se le acercan bastante. Las extremidades de los mismos están a prueba y bajo constante trabajo para lograr que alcancen un nivel de complejidad de movimiento que permita realizar pruebas que hasta hoy creímos sólo posibles para los que estamos dotados de vida.
«Así como por el momento pueden hablar, ver, recordar y hasta pensar, con las limitaciones obvias, pronto podrán obtener el toque humano», dijo el autor del estudio, Hossam Haick, profesor de ingeniería química y nanotecnología en el Instituto Tejnión de Israel, donde se construyó el dispositivo cuya capacidad de detección es aproximadamente 10 veces más cercana a la real, la de nuestra piel humana.
«Para crearlo – señaló Haick – tuvimos que integrar nanopartículas de oro cubiertas con moléculas de conexión orgánica, llamadas «ligandos» a una superficie de un plástico que normalmente se utiliza en la fabricación de botellas de agua. De esta manera, el sistema tiene una disposición similar a la de algunas flores, con una capa de oro haciendo de centro y los ligandos formando pétalos».
Según el científico, «la forma de funcionamiento remite a que cuando el plástico es presionado, las nanopartículas cambian y las distancias entre ellas también. Este efecto tiene consecuencias sobre cómo es que los electrones pasan rápidamente entre las partículas, alterando las características eléctricas del sensor. Es decir, funciona afectando la conductividad eléctrica del compuesto y gracias a ello pudiendo determinar cuánta presión se puso sobre el sensor. El proceso se completa con hardware y software de alta calidad, que mide en tiempo real las distancias entre las nanopartículas y devuelve valores aproximados de temperatura, humedad y presión».
Otra parte del estudio indicó que este sensor para darle tacto a los robots podía integrarse fácilmente a ellos, pero que además también sería flexible en su nivel de sensibilidad ya que se podría controlar haciendo más fino o más grueso el material del compuesto principal.
De acuerdo con Haick, «está de más decir que aunque los avances son considerables, para que los robots tengan un tacto humano todavía falta el papel que juega el cerebro, conectando el sensor al sistema nervioso humano o a una réplica robótica del mismo. Por supuesto, todavía estamos muy lejos de tener esta tecnología».
Fuente: Cat Infor
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