SAL EMERGUI
Enlace Judío México |El chef Johnny M. Goric está acostumbrado a la presión. Este prestigioso cocinero y profesor de gastronomía de Jerusalén ha preparado platos para Barak Obama, el Rey Abdalá de Jordania o Hillary Clinton. Incluso se ocupó del frente culinario en el decisivo encuentro a mediados de los 90 entre el líder palestino, Yaser Arafat y los dirigentes israelíes, Isaac Rabin y Simón Peres.
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Pero tanta experiencia -ligada inevitablemente a una enorme responsabilidad- no lo ha preparado para la locura de un reality show. Solicitado por líderes regionales y diplomáticos extranjeros en Jerusalén, Johnny no se imaginaba el revuelo causado en su categoría de juez principal del “MasterChef palestino”. Emitido desde la ciudad cisjordana de Belén a través del canal Maan, el programa está teniendo un éxito considerable.
Los participantes han demostrado que no tienen miedo de mostrar sus virtudes culinarias ante ojos extraños y justicieros ni de hacerlo en pleno Ramadán. “No es fácil estar en la grabación del programa y cocinar tantas cosas buenas mientras ayunas”, nos dijo uno de los jóvenes aspirantes a Chef.
¿No podían elegir una mejor época para exhibir, aprender y juzgar deliciosas recetas que en pleno Ramadán? Preguntamos a Johnny. El chef sonríe y responde: “Empezamos el programa al iniciarse el Ramadán y lo acabaremos aproximadamente cuando acabe. Grabamos todo el día, paramos para el Iftar que rompe el ayuno diario y luego seguimos hasta las cuatro de la mañana. No ha sido nada fácil”.
De las 210 personas que se presentaron, cargadas con muchos sueños y aromas, a la primera convocatoria para ser famosos o simplemente vivir una aventura que les haga olvidar su rutinaria vida, han quedado dos finalistas: Nasrine (35), una abogada y Said (29) que, como nos recuerdan en Belén, “se gana la vida conduciendo una ambulancia”.
Ahora son estrellas que deben convencer a los espectadores y sobre todo a los jueces. Como el impecable Johnny que reconoce: “Suelo decir a la cara lo que pienso de un plato. Por eso quizás tenga fama de duro. Espero que como ha sucedido con el exitoso MasterChef en Israel, este programa convierta la cocina en un hobby popular”.
La versión palestina de este formato- actualizado y popularizado precisamente por la televisión israelí- bate récords. “Hay comentarios muy positivos ya que además de ser un reality show clásico de televisión con todo lo que significa, enseña a la gente cómo cocinar, sacar nuevos platos, etc..”, nos cuenta el hombre que combina su trabajo como chef en el Hotel Legacy de la Ciudad Santa con clases de gastronomía. Hablar con él de las influencias (egipcia, jordana, libanesa…) en la típica comida palestina abren a uno el apetito. Es decir, con ganas de atacar el combinado de arroz, humus y carne que realizó uno de los participantes.
Johnny es también un orgulloso miembro de “Chefs por la paz”, asociación que desde hace 13 años promueve la convivencia entre israelíes y palestinos a través del paladar. La buena mesa ante una causa común. Discutiendo sobre los diferentes tipos de arroz, cocineros musulmanes, judíos y cristianos se acaban preguntando por qué aún no ha llegado el acuerdo definitivo entre los dos pueblos que, como dice, tienen en común su pasión por la buena comida.
“Yo no soy árabe. Soy arameo cristiano. Pero hablo árabe y según el Gobierno israelí, soy árabe. Tengo carnet de identidad israelí”; explica el hombre que, a sus 40 años, decide en gran parte quién será una referencia culinaria en los hogares palestinos.
La segunda temporada del programa parece asegurada como el premio al ganador: ser reconocido el chef de Palestina y una cocina moderna valorada en 25.000 euros.
Fuente:elmundo.es
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