SUSY TOIBER
Enlace Judío México | Las emociones al ser un conjunto de estados adaptativos, producidos por estímulos placenteros o de aversión, generan experiencias subjetivas, cambios fisiológicos internos y respuestas motoras observables (conductas). La dopamina, norepinefrina y feniletalimina, y otras sustancias involucradas en esta emoción hacen que se anule la función lógica en el cerebro. Todas ellas juegan un papel en el sistema límbico, la base de la emoción. Un desequilibrio de este tipo hace que el sistema límbico tome las riendas, que haya menos integración con el córtex cerebral causando el enamoramiento. Los sentimientos románticos irracionales pueden ser causados por la oxitocina, una hormona sexual que participa en la sensación de orgasmo y en el acercamiento.
Cuando el flujo de sustancias químicas se acaba y el amor se traslada al córtex, se experimenta el amor verdadero o la desilusión. Las personas que saltan de relación en relación pueden ansiar la sensación de volverse a enamorar como si fuese una adicción. En el caso de los amores verdaderos, la presencia continua de la pareja estable estimula la producción de endorfinas que son analgésicos naturales. Quiere decir que los adictos a la dopamina y adrenalina son gente que siempre tendrá la necesidad de buscar la emoción que produce el ligue y la seducción en la posible conquista.
Considerando que todos estos efectos fisiológicos se deben a circunstancias psicológicas, seguí indagando y encontré en Jung una respuesta muy interesante a este asunto. Gracias al filósofo Lou Marinoff (probablemente más conocido por Pregúntale a Platón), conocí una nueva propuesta acerca de la filosofía como útil para eliminar o hacer frente a ciertas preocupaciones y problemas propios de la vida cotidiana, como la manera de llevar las relaciones amorosas, de vivir con ética, de prepararse para morir, de enfrentarse a un cambio profesional y de encontrar sentido a la existencia.
Marinoff nos explica que desde una perspectiva junguiana, lo que normalmente empuja a las parejas al conflicto está más relacionado con los arquetipos opuestos que con las costumbres irritantes. “Mientras un marido interprete el papel del príncipe azul para su esposa-Cenicienta, o ella haga de Ginebra para Lanzarote, no pasa nada. Sin embargo, en cuanto las esposas dejan de tratar a los maridos como si fuesen príncipes azules y los esposos dejan de tratar a sus mujeres como si fuesen hermosas damiselas en apuros, la luna de miel llega a su fin”.
Esto puede aplicarse a las parejas en general, aún las que no se encuentran comprometidas por ningún documento religioso o civil. Si no entienden lo que es un arquetipo, la referencia de Paulo Coelho les puede servir más o menos: “Todas las historias de amor son la misma”. Eso es un arquetipo. El punto es, para tranquilizar a quienes sufren de este problema, “No es posible hacer de todo en la vida y todo cuanto hacemos tiene un precio”, lo que se aclara aún más con la referencia que hace Marinoff de Robert Frost: “Dos caminos se separaban en un bosque amarillo, y lamenté no recorrer ambos, y ser un solo viajero…”
Fuente:unpedazocincosiete.blogspot.mx
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