JULIÁN SCHVINDLERMAN
Bastó una visita a Israel para que el cineasta y su obra fuesen completamente borrados de la historia del cine en Irán.
Mohsen Makhmalbaf, director de cine iraní de renombre internacional, fue a Jerusalem durante la primera quincena de julio para ser honrado como invitado especial del Festival de Cine de Jerusalem. Allí abogó por la paz y el diálogo entre las dos naciones enemigas.
“Dedico mi premio a todos los artistas, políticos e intelectuales y las personas en Irán e Israel, que trabajan hacia la paz entre los dos países y que creen que la paz es posible” dijo el director en el discurso que pronunció al recibir el premio. “Fui allí para llevar un mensaje de paz. Trato de unir a la gente a través del arte, soy ciudadano de cine, y el cine no tiene fronteras, y de hecho antes de mi viaje a Israel mis películas habían viajado a ese país muchos años antes” declaró a The Guardian. “Estoy orgulloso de allanar el camino para el cine de Irán en Israel.
Boicots y solicitadas no resuelven nada, sólo conducen a la guerra. ¿Por qué no hay más intelectuales tratando de resolver los problemas por medio de viajes y de diálogo?” dijo a su vez a la BBC en idioma farsi.
El festival de cine israelí, que celebra su trigésimo aniversario este año, mostró varias de las películas premiadas de Makhmalbaf, como “Kandahar” y “Salam Cinema” y su última película “El jardinero”. “El jardinero” es un docudrama sobre la fe Bahai y el papel de la religión en el Oriente Medio. Se centra en la historia de un jardinero que cuida al bello centro Bahaii en Haifa (donde la película fue rodada el año pasado), distinguido por sus fantásticos e inmensos jardines. En cuanto a “Kandahar”, ambientada en el Afganistán de los talibanes, la revista Time la nombró como una de las cien mejores películas de la historia del cine internacional.
Con su viaje, el director se convirtió en el primer cineasta destacado de Irán en visitar oficialmente Israel. La bandera de la República Islámica ondeaba junto a las banderas de otros países representados en el festival, incluyendo la del país anfitrión, Israel. Allí las audiencias adoraron al señor Makhmalbaf. Según informó la prensa local, los israelíes formaron largas filas para comprar entradas a las salas de cine y alabaron su obra con largos aplausos después de cada película exhibida. El Festival de Jerusalem le otorgó su prestigioso premio especial del jurado por su “larga lucha por la democracia y los derechos humanos”.
Pero en Irán -donde aquellos que visitan Israel corren el riesgo de ser sentenciados a cinco años de cárcel- la reacción fue fría. El Teheran Times reportó que la Organización del Cine de Irán prohibió la venta de la totalidad de las películas del cineasta y ordenó al Museo del Cine remover la sección dedicada a Makhmalbaf: toda información sobre su trayectoria, premios y referencias a sus películas serán suprimidas. Javad Shamghadari, el titular de la Organización del Cine en Irán, tachó al Sr. Makhmalbaf de ser una persona “sin raíces” y un “alma perdida” que buscaba honores de poca monta. “Es apropiado en este mes (Ramadán), el último viernes de los cuales será testigo de manifestaciones por millones de musulmanes en contra de los sionistas, que el Museo del Cine de Irán sea limpiado de las representaciones del cineasta” declaró Shamghadari. El público respondió dividido.
En una carta abierta, un grupo de artistas y académicos iraníes condenaron la visita de Makhmalbaf a Israel, diciendo que validaba las políticas de Israel hacia los palestinos. Otro grupo de periodistas y artistas iraníes publicó otra carta abierta que celebraba el coraje del director de quebrar el tabú de visitar el estado judío. Cabe señalar que Mohsen Makhmalbaf no siempre fue un renegado y, de hecho, en sus comienzos fue un revolucionario. Abandonó Irán recién en el 2005, tras la elección del presidente Mahmoud Ahmadinejad, y desde entonces residió en Afganistán, Francia e Inglaterra. Encabeza una familia de artistas talentosos. Conforme informó el Wall Street Journal, sus películas, así como las de su esposa y de sus hijos, se han proyectado en cincuenta países, pasaron por dos mil festivales y cosecharon un total de ciento diez premios internacionales.
La eliminación simbólica del aporte fílmico de Makhmalbaj a la cultura iraní y universal de la vida artística en Irán es, en lo inmediato, un desafío a la presunta moderación del nuevo presidente Hasan Rouhani (asumirá a inicios de agosto), y será, a la larga, una mancha más en el oscuro historial represivo del régimen Ayatollah.
Fuente:apuntes-urbanos.blogspot.mx
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