Tres años de cacería acabaron el 11 de mayo de 1960 en la captura por el Mosad de Adolf Eichmann, que tras más de medio siglo se ha convertido (oficialmente) en el único nazi ajusticiado en Israel, por el asesinato de seis millones de judíos durante el Holocausto.
La elección de Eichmann, encargado del transporte de millones de judíos desde los guetos hacia los campos de concentración y de exterminio, fue al parecer algo fortuito.
Al final de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), Eichmann era uno de los nazis más buscados en Europa debido a su responsabilidad la deportación de judíos hacia los campos de concentración y exterminio. Pero Eichmann logró huir a Argentina en 1950 con una identidad falsa.
Gracias a las actividades de grupos voluntarios judíos dedicados a la caza de nazis, desde 1954 se habían recibido en Israel numerosas informaciones sugiriendo que el antiguo oficial de las SS Adolf Eichmann vivía en Buenos Aires, bajo el nombre de Ricardo Klement.
Pero la negra historia de este personaje y su captura arranca el 20 de enero de 1942, cuando quince jerarcas del Partido Nazi y funcionarios de alto rango se reunieron en Villa Marlier, en el barrio Wannsee de Berlín, para discutir y coordinar la ejecución de lo que llamaron la Solución final de la cuestión judía.
Eichmann, teniente coronel de las SS, jefe del departamento RSHA IV B 4 (Asuntos Judios) fue uno de los jefes nazis que acudieron a la tristemente célebre Conferencia de Wannsee. En aquella cumbre Eichmann quedó encargado de la logística de las deportaciones hacia los campos de trabajo y exterminio. Además fue el artífice de la creación de los Judenräte, consejos judíos que colaboraban en las deportaciones facilitando la identificación de los habitantes de los guetos.
Un objetivo entre otros
La información del posible paradero de Eichmann en Argentina no despertó inicialmente la curiosidad de los servicios secretos israelíes. La situación cambió entre 1957 y 1959, por la insistencia de un fiscal judío del estado alemán de Hesse, Fritz Bauer, que habría logrado que finalmente el Mosad enviara a sus agentes a capturar a Eichmann.
El material de archivo sobre la identificación, secuestro, transporte y ejecución de Dybuk, (espíritu maligno en la tradición judía), con el que fue bautizado en clave el dossier de la captura, se ha ido abriendo al público en los últimos tiempos.
Se ha sabido, por ejemplo, que en Argentina comenzó una nueva vida como trabajador de la Mercedes Benz bajo el nombre falso de Ricardo Klement. Allí fue identificado porque el hijo de Eichmann empezó a salir con la hija de un superviviente del Holocausto.
Sacado de mecánico y borracho
Oficialmente, en la operación participaron 67 personas, con una mayor o menor implicación. Pero el equipo de élite encargado de la captura de Adolf Eichmann en la “Operación Finale” como fue bautizada, estaba formado por cuatro agentes del Mosad, seis del Shabak y un médico.
Los agentes siguieron durante semanas a la persona que pensaban era el jerarca nazi. Le tomaron muchas fotos usando una cámara Leica dentro de una maleta, y realizaron comparaciones con fotos de archivo a la búsqueda de similitudes en sus facciones. Finalmente fue la forma de las orejas lo que les llevó a concluir que habían dado con Dybuk.
Eichmann fue sacado de Argentina bajo otra identidad, vestido de mecánico de la aerolínea israelí El Al y sedado para que pareciese estar borracho.
Los comandos lograron sacarlo del país con un nombre ficticio, Zeev Zijroni, el mismo con el que un agente del Mosad había viajado antes a Buenos Aires cediendo el pasaporte a sus colegas para que cambiaran su foto por la de Eichmann.
Después de un juicio ante un tribunal que le condenó a la pena capital por crímenes contra la humanidad, el ex oficial de las SS fue ahorcado el 1 de junio de 1962 y sus restos incinerados.
Además, para evitar el culto de futuros neonazis, sus cenizas fueron dispersadas en el Mar Mediterráneo por un barco de la Armada israelí en presencia de algunos supervivientes del Holocausto, fuera de las aguas jurisdiccionales de Israel.
Pasarían veinticuatro años hasta que otro nazi, John Demjanjuk, se sentó en el banquillo de los acusados en Israel como el presunto “Iván el Terrible” de Treblinka, aunque fue absuelto por la Corte Suprema tras haber sido condenado a la horca por una instancia inferior.
Ahora, los cazadores de nazis acaban de perder a uno de sus objetivos, el húngaro Laszlo Csatary, muerto sin rendir cuentas de sus crímenes ante la justicia. En cualquier caso, la búsqueda no ha terminado, y al menos 11 de los responsables de la matanza de 6 millones de judios en el Holocausto siguen sin recibir el castigo a sus crímenes.
Fuente:teinteresa.es
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