LEÓN OPALÍN PARA ENLACE JUDÍO
Seguimos en Chicago
En la tarde del domingo que llegamos a Chicago fuimos a un supermercado relativamente cercano al departamento; compramos lo básico para la cena y el desayuno. Cuando hemos residido en departamentos en EUA preferimos cocinar, así comemos más sano, abundante, con buenos vinos y más barato que en restaurantes, tenemos pensado ir a comer a algunos establecimientos que nos recomendaron. Al otro día tomamos un taxi para ir a una tienda de Costco que se ubica a 7 millas de nuestra residencia temporal. Compramos en medio mayoreo frutas, verduras, pescados y otros alimentos para quince días. Pedimos a Servicios al Cliente de Costco que nos hicieran favor de solicitar un taxi. Por casi dos horas permanecimos en la tienda, no había taxis disponibles. El personal de Costco fue amable a pesar de que repetidamente les preguntamos sobre nuestro taxi.
En nuestra desesperación, al no conseguirlo, y de que ya estaba obscureciendo, me acerqué a dos fornidos policías que entraron a comprar unos sándwiches, para pedirles ayuda. Con amabilidad dijeron que no les estaba permitido salirse de su distrito y no que podían hacer nada por nosotros. De repente vi a un taxista que se bajaba de su vehículo y me acerqué a él; dijo que venia a hacer compras y que no estaba de servicio, lo convencí de llamar a un compañero taxista y en 10 minutos llegó, quien resultó ser su hermano; ambos eran de Camerún. En veinte minutos llegamos al departamento.
Desde Costco, empezamos a advertir el multiculturalismo de Chicago; en esa tienda predominaban los compradores con rasgos orientales, eran chinos, sus ancestros llegaron a las Costas del Pacífico y ayudaron a la construcción de ferrocarriles. Más adelante se esparcieron por todo EUA. Los chinos de Costco, niños y adultos, hablaban en Mandarín y otras lenguas de China; quizá parte de ellos provenían de Taiwán y Hong Kong.
La ciudad de Chicago, por su población, es la tercera en importancia en EUA, 2.7 millones de habitantes y casi 10 millones en su Área Metropolitana; el 77.5% del total del Estado de Illinois al cual pertenece. Chicago es una de las diez ciudades de EUA que perdió habitantes en los diez últimos años, alrededor de 200,000 personas. Como otros Estados de EUA, Illinois tiene problemas financieros desde la pasada crisis de 2008-2009, acumulando su gobierno una deuda de 5,000 millones de dólares; sin embargo, hasta donde pude advertir, no se percibe un deterioro en los servicios públicos, ni en su infraestructura. No obstante, a lo largo de la Avenida Michigan y otras importantes calles están desempleados pidiendo ayuda a la gente; creo que algunos son pedigüeños profesionales, adoptan un rostro inamovible de tristeza; lucen bien alimentados.
La población de origen mexicano en EUA asciende aproximadamente a 32 millones de personas, dos terceras partes del total de los latinos; en el Área Metropolitana de Chicago residen 4.6 millones de mexicanos y en la ciudad de Chicago 1.5 millones; es creciente la afluencia de migrantes hindúes, rusos y de otras nacionalidades; la población de color representa un tercio del total.
En nuestro periplo por el centro de Chicago nos quedamos maravillados por el hermoso panorama de sus rascacielos de los veintes y treintas, con fachadas artísticas impactantes , y en contraste monumentales edificios modernos, todo con el trasfondo del grandioso lago Michigan y el río Chicago. A lo largo de la avenida Michigan, una de las principales arterias comerciales del centro, que corre paralela al lago, se extienden bellos jardines, en donde se llevan a cabo conciertos y otras actividades culturales de manera continua, particularmente durante el verano y el otoño.
Asimismo, en la avenida Michigan se concentran diferentes museos. Nosotros empezamos visitando el Loyola University Museum of Art (LUMA), frente al John Hancock Center, un gigantesco edificio; el LUMA tiene en el segundo piso una exquisita y variada colección de arte religioso del siglo XV al XVIII, particularmente figuras talladas en madera y otras elaboradas con plata y diferentes metales, procedentes de Alemania, principalmente. A un costado del LUMA entramos a tomar una malteada y un helado a la nevería Ghirardelli que evoca a las neverías de los cuarentas y cincuentas, como la de Chiandoni en México de la que ya hice referencia en una Crónica, o la Riviera en la calle de Puebla casi con Insurgentes; en esta última calle se ubicaba en un pequeño edificio la organización juvenil Ijud Hanor Hajalutzi a la que yo pertenecí entre 1955 y 1958. La nevería Riviera formaba parte de nuestras actividades del Ijud. Tomábamos café o helados y platicábamos los jóvenes, casi adolescentes, hombres y mujeres, durante horas. Cada quien pagaba su consumo; a veces alguien no tenía dinero y pedía prestado. Allí intercambié las primeras miradas amorosas con nuestras compañeras del Ijud.
Regresando a Chicago, también visitamos la prestigiada Universidad de Chicago, sede de famosos economistas, y en donde estudiaron los primeros tecnócratas del gobierno mexicano de los setentas. En la esquina del departamento en el que nos alojamos, abordamos un pequeño autobús, que es gratuito, para ir a la Universidad; en 10 minutos llegamos al campus; verdaderamente impresionante por sus jardines y casas victorianas, muchas con remates góticos. No hay basura en ninguna parte, como la que se observa en otras universidades del mundo. En la Universidad recorrimos su museo Arqueológico de Oriente: Oriental Institute Museum, que tiene objetos de culturas de una antigüedad de más de 3,000 años; fundamentalmentede Asiria, Babilonia, Persia, Anatolia, Egipto, Nubia, Mesopotamia e Israel; muchas de las piezas arqueológicas fueron traídas de las ruinas que miembros del Instituto exploraron desde principios del siglo XX; el acervo es vasto y algunas estatuas o columnas son de gran tamaño, talladas de una sola piedra.
“El centro ceremonial y espiritual de la Universidad de Chicago, y el espacio de la mayoría de sus programas artísticos, es la Rockeffeler Chapel”. La capilla que en realidad, es una majestuosa iglesia de estilo gótico y en el altar tiene unos vitrales, fue diseñada por Bertram Grosvenar bajo los auspicios de su benefactor John Rockeffeler, terminada en 1928. La Capilla tiene 81 metros de largo y 31 metros en su parte más ancha; su torre alcanza 63 metros de altura. El órgano de la Capilla data del inicio del siglo pasado, y es uno de los cuatro que construyó E.M. Skinner; el Campanario, con 72 campanas Carrillón (conjunto de campanas grandes convenientemente afinadas para producir melodías), es uno de los más finos del mundo, instalado en 1932; el peso total de las campanas es de 100 toneladas.
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