Sucot 2013/ El mensaje del Rabino Rittner: Lo que Sucot nos enseña…


Apoyando a los damnificados de Acapulco: así celebró Sucot el Comité de Ayuda a Desastres y Emergencias Nacionales A.C. de la Comunidad Judía de México (CADENA)

RABINO MARCELO RITTNER PARA ENLACE JUDÍO

Enlace Judío México/ Shabat Jol Ha Moed Sucot 5774-Cuando veo las devastadoras imágenes de nuestro México no puedo sino reafirmar una vez más el poder, la fuerza y la furia de la naturaleza. Una naturaleza que últimamente nos ha tenido con demasiada frecuencia, a su merced.

¿Qué aprendemos, qué nos enseña? Que nada de lo que creamos o construimos con nuestras propias manos, es tan permanente como parece. Y por otro lado refuerza la idea de la fragilidad y temporalidad de la vida y de las cosas.

Hace pocos días, nos reuníamos para conmemorar Yom Kipur, el día cuando nos encontramos con nosotros mismos tratando de descubrir nuestra integridad oculta, lo que los jasidim llaman el punto esencial de nuestro nefesh. Ayunamos y esa sensación de hambre y sed que crecen a lo largo del día nos sensibiliza e identifica con las necesidad de los más carentes de nuestra sociedad. Y nos recuerda nuestras obligaciones y responsabilidades con el Tikun Olam… Kipur es esperanzador, enseña que podemos cambiar.

En Sucot el contraste es marcado. En Sucot debemos salir, al igual que Abraham tuvo que salir. Dejamos la comodidad, los excesos y lujos de nuestros hogares, para mudarnos temporalmente a un lugar frágil, inseguro.

Y si el ayuno nos ayuda a recordar nuestras necesidades espirituales y morales más profundas, la Sucá nos recuerda nuestras dependencias y limitaciones. Salir lleva consigo la posibilidad de cambio. Cuando Abraham escucha el mandamiento de Dios de salir, se da cuenta de que ha sido objeto de un cambio interior. Él está dispuesto a escuchar, a descubrir su verdadero ser. Él sale física y espiritualmente, a espacios desconocidos y lugares diferentes, pero llenos de promesas. Y como Abraham en su viaje, también nosotros debemos observar el cielo y poder ver las estrellas, y sentir alguna gota de lluvia para afirmar que estamos en una Sucá. Debemos sentir la fragilidad, la vulnerabilidad, porque esto es lo que representa Sucot.

Nos recuerda que no todo está en nuestras manos. Que no controlamos a la naturaleza.

¿Cuál es entonces la respuesta judía a la fragilidad y la tensión? A pesar de todas las vulnerabilidades de la vida, celebra. No hay viento, tormenta o inundación, que puedan ahogar una canción de nuestro corazón.

Y ese es uno de los sentidos más bellos de este jag, esta celebración. En Kipur nos aislamos en el Bet Hakneset para escuchar nuestra voz interior. En Sucot nos mudamos transitoriamente para vivir la experiencia de la fragilidad de nuestra vida y nuestras posesiones. Salimos del lugar de residencia permanente, dejamos las posesiones y comodidades para vivir en una construcción que difícilmente puede soportar las pruebas del tiempo, y esto es una manera real para hacernos tomar conciencia de lo que significa estar sin hogar, sin recursos, estar desposeído.

Naturalmente la Sucá puede ser una experiencia divertida, pero, ¿qué sería vivir de manera permanente en una cabaña endeble, sin un techo real? Seguramente no sería tan divertido. ¿Cómo sería vivir durante años en un campo de refugiados? Muchos judíos sufrieron esa privación en el pasado y ahora hay gente en todo el mundo que hace de su Sucá un hogar permanente.

Finalmente también creo que mudarse dentro de la Sucá es también una manera de recordarnos que la búsqueda del lujo puede confundirnos acerca de la idea de que realmente necesitamos, y qué ambicionamos. La Sucá es un recordatorio que debemos vivir con humildad, con modestia, de preocuparnos más por el espíritu de la casa que por lo material que ella contenga.

Leí sobre esto en una idea del Rabino Hammer desde Israel. El recuerda los primeros años de su Aliá. Menciona que cuando el Presidente de Israel, Ben Tzvi mostró su vivienda, era apenas un modesto cuarto. Que Ben Gurion como primer ministro vivía en una pequeña casa en Rehavia y Teddy Kolek siendo alcalde de Jerusalén vivía en un pequeño apartamento sin ascensor.

La Sucá nos pide considerar a los desamparados del mundo. Muchos de ellos estarían felices de tener siquiera una Sucá donde vivir. Y el drama que hoy nos toca vivir en nuestro país, debe despertar conciencias, las nuestras y las del gobierno en turno, para que cada uno cumpla su parte de responsabilidad social.

Y este Sucot refuerza la urgencia del mensaje. Seamos solidarios. Participa, ayuda. También nuestra comunidad está comprometida y contamos con un centro de acopio. Dios pide que cumplamos nuestra parte como Sus socios, que no seamos indiferentes al dolor, al hambre y la angustia de aquellos que no tienen siquiera un Sucá en sus vidas.

Shabat Shalom ve Jag Sameaj.

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