Enlace Judío México | No hay nada confirmado. Y muchos creen que sería prematuro. Pero la acumulación de gestos desde la elección de Hasán Rohani como nuevo presidente iraní el pasado junio ha sido tan apabullante que, por primera vez en décadas, hablar de un posible cara a cara entre los líderes del régimen teocrático y del «Gran Satán» estadounidense no es un tabú. El martes, Obama y Rohani coincidirán en la ONU para dirigirse a la Asamblea General en Nueva York. Y llegan a su «no cita» tras un flirteo diplomático sin precedentes.
El fin de semana pasado, Obama reconoció que había intercambiado cartas con el nuevo presidente iraní. «Aquí hay una oportunidad para la diplomacia, espero que los iraníes la aprovechen», dijo el presidente de EE.UU. el martes pasado en una entrevista en Telemundo. El miércoles, Rohani apareció en la cadena NBC para decir que «bajo ninguna circunstancia Irán buscaría desarrollar armas de destrucción masiva, incluidas las nucleares». Su antecesor, Mahmud Ahmadineyad, aceleró al máximo los centrifugadores de uranio durante sus ocho años de mandato, y amenazó con sacar a Israel «del túnel de la Historia».
Rohani quiere romper con la era de máxima confrontación con Occidente que presidió su antecesor. Y sabe que no cuenta con mucho tiempo. Por primera vez, felicitó por Twitter el Rosh Hashana (año nuevo) a los judíos de todo el mundo. Y ha incluido en su delegación a Nueva York a Siamak Moreh Sedgh, el diputado que representa a la minoría judía de Irán (la segunda más grande de la región después de Israel).
Romper con Ahmadineyad
El miércoles, Teherán anunció la liberación de once presos políticos, interpretada como un gesto de buena voluntad hacia el exterior y una señal interna de ruptura con Ahmadineyad.
«Rohani no tiene mucho tiempo para demostrar que su nuevo enfoque es más eficaz que el anterior, y es importante que presente algo en la ONU que resulte memorable», cree Trita Parsi, presidente del Consejo Nacional Americano-Iraní. Irán y Estados Unidos cortaron sus relaciones diplomáticas cuando los barbudos de Jomeini se hicieron con el poder en Teherán en 1979. Desde entonces, la desconfianza es absoluta.
El jueves, Rohani se proclamó partidario de «un enfoque constructivo a la diplomacia» en una tribuna en el «Washington Post». Pero esta sucesión de mensajes no es suficiente para cautivar a Washington. «Obviamente notamos un cambio muy notable en el tono y el lenguaje, un cambio dramático», afirmó el jueves Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca. «Pero es importante que no aceptemos sin más la palabra de Irán», recordó. Ahmadineyad engañó a los inspectores de la ONU. Por eso, para pasar de las palabras a los hechos, Rohani debe presentarse en la ONU con propuestas ambiciosas. Comprometerse a deshacerse, por ejemplo, del uranio enriquecido al 20% (un grado susceptible de servir de munición a una «bomba sucia»).
Por ahora, ha arrancado el dosier nuclear al sector duro para entregárselo a su nuevo ministro de Exteriores, Mohammad Javad Zarif, que fue embajador en la ONU con el presidente reformista Mohamed Jatamí. Y ha repescado como vicepresidenta a Massoumeh Ebtekar. «[Los reformistas] dominan las ondas y están dando sus pasos a un ritmo que los obstruccionistas no pueden seguir», cree Gary G. Sick, experto en Irán de la Universidad de Columbia.
El giro que impulsa Rohani no es desinteresado. A la convergencia de intereses entre Washington y Teherán que ha creado la crisis siria se suma el impacto de las sanciones económicas en Irán. Sus exportaciones de crudo se han reducido ya en un 60%, y han elevado la inflación en un 40%.El régimen iraní, más allá de los turbantes y la retórica, está guiado por el pragmatismo. La confrontación les ha dejado sin oxígeno, y su gran aliado regional, Al Assad, se ha vuelto tóxico.
Apoyo del Líder Supremo
Este contexto explicaría que, por ahora, Rohani parece contar con el respaldo del Líder Supremo, Ali Jamenei, máxima autoridad en Irán. Prueba de ello fue la reciente llamada de Jamenei a los mandos de la Guardia Revolucionaria del régimen a permanecer «por encima» (al margen) de la política. Rohani parece tener vía libre, pero la historia reciente impone la máxima prudencia.
Fuente:abc.es
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