MARGIE HABER PARA ENLACE JUDÍO
Hay que aceptar a Beckett
con sus claridades y oscuridades
Juan Alcántara
La pieza radiofónica de Samuel Beckett Words and music fue escrita en 1962, año en el que tuvo un estreno fallido; pues la música que había compuesto para esa pieza John Beckett, primo del escritor, no fue satisfactoria ni para él mismo ni para Samuel Beckett; pero en 1977, año en que Morton Feldman estrenó en Roma la ópera Neither, sobre un texto de Samuel Beckett, éste último propuso a Feldman como el compositor ideal para una nueva versión de Words and music, versión que se estrenó en 1987.
Es difícil hablar de una historia como tal en Words and music, pues no tiene un inicio desarrollo y desenlace en concreto. En fin, creo que para acercarse a esta obra, habrá que ver, más allá de lo que dice, la sensación que evoca y encontrar, en pos de lo poco que dice y lo mucho que calla, no un sentido coherente, sino la lógica sensorial que sigue esta pieza.
En primer lugar, hablaré de los tres personajes: Música o Joe, Croak, y Palabras o Bob; como en la mayoría del trabajo de Beckett hay una relación de subordinación, en Words and music, Croak funge como un amo decrépito y caprichoso, mientras Palabras y Música lo tienen que obedecer “CROAK: Joe. /PALABRAS (humildemente): señor/ MÚSICA Humilde <> en sordina.” (Beckett 184), nunca se sabe a ciencia cierta por qué Croak es el amo y qué quiere; lo que sí se sabe es que Palabras y Música, están obligados a estar juntos. “CROAK: Juntos. (Pausa. Golpe sordo.) ¡Juntos! (Pausa. Golpe violento.) ¡Juntos, perros!” (Beckett 186). El “estar junto con otro” o inclusive el simple “estar” de manera arbitraria y absurda viene de tiempo atrás, pues es un tema que a menudo se explora en Beckett; por ejemplo, en Esperando a Godot, ambos personajes esperan a un tercero absurdamente y permanecen juntos sin un motivo tácito, como una obligación implícita que proviene de una fuerza mayor, pero, contrario a Esperando a Godot, en Words and music, la obligación viene explícita dicha directamente de un personaje.
En esta pieza, no hay un diálogo corrido y coherente, pues, para empezar las palabras se engloban en un personaje situado en el mismo rango que la música y el sonido en general incluyendo el silencio; éstos, de algún modo obstruyen un diálogo, o más bien inauguran otro tipo de diálogo, uno truncado donde la coherencia se ve dominada por temas u obsesiones mencionadas por los personajes, temas como el amor, la vejez y el rostro.
PALABRAS (con énfasis.): El amor es de todas las pasiones la pasión más poderosa y ciertamente no existe pasión más poderosa que la pasión del amor. (carraspea.) Este es el modo en que la mente resulta más afectada y ciertamente no hay forma de que la mente resulte más afectada que así. (Beckett 184)
[…]
PALABRAS (balbuceante.): Edad es…edad es cuando…vejez quiero decir…si esto es lo que mi Señor quiere decir…es cuando…si eres un hombre…fueras un hombre…en cuclillas…papanatas…junto a la lumbre…esperando. (Beckett 186)
[…]
CROAK: El rostro
PALABRAS (fríamente): Visto desde arriba en esta claridad tan fría y débil…. (Beckett 188).
Lo truncado, el balbucear y hacer repeticiones redundantes y absurdas, rompen completamente con lo que sería la lógica de un diálogo o bien de un discurso, sin embargo, las fisuras de ese rompimiento le dan paso a un efecto sensorial.
Lo que pasa con los sentidos en Beckett es algo muy particular, pues pareciera que trabajaran todos, en pos de anularse en su mayoría, para brindar el reinado de la atención al oído. De pronto las palabras se desmoronan y se truncan, se vuelven sonido, todo es sonido, el silencio también es sonido, los espacios se reducen obligando al cuerpo que lo contempla a entender por medio del oído, mientras el cuerpo se compacta todo, el espacio también lo hace, y así se oye la música, el sonido, el silencio, emergente de un pequeño espacio, concentrado todo.
En Words and music, hay un empobrecimiento de todos los recursos, pero, paradójicamente es el mismo empobrecimiento lo que provoca una ganancia de intensidad. Un ejemplo de esto es la reducción de los nombres de los personajes: Bob y Joe; además de ser nombres comunes, evitando a toda costa cualquier tipo de singularización y/o identidad, son palabras de una sola sílaba, lo que provoca de nuevo, un roce con el puro y rudimentario sonido, roce que llegará al punto de la abstracción total de la palabra al sonido; en el caso de Croak, ya es de entrada un sonido cacofónico y gutural.
Lo interesante en Beckett, es el punto de unión que encuentran estos recursos desmembrados, entre sí “CROAK: Perdonad. (pausa.) En la torre. (Pausa.) El rostro. (Largo silencio.) Tema esta noche… amor. (Pausa.) Amor. (Pausa.) Mi cilicio. (Pausa.) Joe.” (Beckett 184) ; pues, sucede que se crea una atmósfera en donde los elementos que flotan se circundan unos a otros, pero sin tener que pasar por la lógica convencional.
En primer lugar están las analogías de los temas que al parecer sólo se enuncian pero más adelante se van incorporando al contenido; por ejemplo la desingularización de los personajes, tiene que ver con el tema del ocultamiento del rostro. También está el tema del amor.
PALABRAS (como antes): Por pasión entendemos un movimiento de la mente persiguiendo o huyendo del placer imaginado o real o dolor. (Carraspea.) De todos…
CROAK (angustiado): ¡Oh!
PALABRAS (como antes): De todos estos movimientos por tanto y quien puede numerarlos y son legión la pereza es el AMOR es el más apremiante y ciertamente no existe movimiento alguno que apremie el alma hasta el punto en un sentido y …
(Violento golpe del cilicio.)
CROAK: Bob.
PALABRAS: En el contrario.
(Violento golpe del cilicio.)
MUSICA: Violento golpe de batuta. Música arrulladora exageradamente expresiva, bastante queda para que puedan escucharse gemidos y protestas -¡No!, ¡Por favor!, etc.…- de PALABRAS. (Beckett 184-185).
El amor funge como un movimiento inmovilizador o inhibidor de los otros movimientos, inmovilidad análoga a la reducción de espacios y medios que sirven para darle intensidad al sonido, de este modo, el amor tiene el carácter de predominar, invadir, totalizar e inmovilizar; por otro lado, es por medio de este sentimiento que se manifiesta el dolor del cilicio, elemento recurrente que aparece en muchas dimensiones, pues, además de ser mencionado, se presencia con el sonido y entra en tema con el sufrimiento, la condena, y el sometimiento, ya interiorizados en el propio amor; finalmente, es el propio amor, con el dolor, inmovilidad y sometimiento que conlleva, el que se materializa en la unión obligatoria, pero insoportable a la que están sometidos Palabras y Música .
Otro punto de unión son los sonidos que acompañan, o bien rodean a las palabras; por ejemplo, los sonidos que ejecuta el mismo Croak, presentan una extraña analogía con el sonido de la palabra “Croak” “CROAK: Suspiro desgarrador. Golpe del cilicio” (Beckett 184) como si éstos definieran el sonido, la palabra y el ser “Croak”. El sonido también tiene que ver con la obstrucción, pues al mezclarse todo, más que una comunicación armónica, se produce un caos, donde las palabras se vuelven balbuceos, la música se descompone en sonido, y de nuevo estamos ante la pura violencia del sonido, sonido que nos quebranta todos, nos circunda, aprisiona, limita, inmoviliza; emergiendo desde un limitado espacio (llámese radio).
El hecho de que Beckett haya elegido precisamente el radio y no un escenario, o bien una pantalla, responde a la misma inmovilidad de la que he estado hablando, pues es un sometimiento del cuerpo a sólo escuchar, al encerrar el infinito contenido en una caja de sonido, se intensifica éste y provoca una reacción dirigida a una zona específica del cuerpo, finalmente, nos deja en una situación acusmática inhibidora de todo otro sentido.
Beckett, nos sumerge en una lectura radiofónica en donde todo queda al nivel del sonido; las palabras se profundizan en un paradójico retroceso al puro sonido; la música se desdibuja, se dispersa para extrañarse en el ruido y encontrar su armonía en el puro sonido; el silencio también es sonido, éste se escucha tan lúcidamente pero a la vez fragmenta lo ya fragmentado y vuelve truncada la convención, rompimiento que dictará el ritmo de Words and music. Palabras, música, silencio, ruido, etc., marcarán un eterno fluir y compenetrarse, una nueva lectura del arte, una reinterpretación, apertura que queda así: cóncava, fragmentaria, abierta, eterna. “PALABRAS ‘Todavía! (Pausa implorando.) ¡Todavía!” (Beckett 191).
Bibliografía
Beckett, Samuel Palabras y música, obra para radio.
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