Enlace Judío México | 11 de 0ctubre 2013.- Cien días después del derrocamiento de Mohamed Mursi, Egipto transita una ruta cada vez más incierta. La brutal represión de las fuerzas de seguridad ha encarcelado al núcleo duro de los Hermanos Musulmanes pero no ha logrado desactivar a su militancia. Los islamistas han celebrado este viernes marchas en las principales ciudades del país. En la capital, han abortado en el último momento la llamada a tomar Tahrir para “evitar un nuevo derramamiento de sangre”.
“Hemos salido a la calle para denunciar que nuestro presidente legítimo está secuestrado por Al Sisi. La verdad vencerá, Mursi volverá a su puesto y los criminales que urdieron el golpe de Estado serán juzgados”, ha asegurado a ELMUNDO.es Mustafa, un contable de 37 años que participaba junto a cientos de personas en una protesta en la avenida de la Pirámides, en el distrito de Giza. “No somos terroristas. Sólo queremos recuperar nuestra libertad”, ha agregado Sahar, una ama de casa de 48 años oculta bajo un niqab (la prenda que cubre todo el cuerpo excepto los ojos).
La jornada contestataria se ha desarrollado con cierta calma. La Alianza Nacional en Apoyo a la Legitimidad, integrada por Hermanos Musulmanes y partidos afines, ha abortado su intención de hacer confluir las marchas en la simbólica plaza Tahrir, epicentro de las revueltas que forzaron la salida de Hosni Mubarak en 2011. “Los egipcios tienen derecho a protestar en estos lugares en las semanas próximas”, ha advertido la coalición.
Los altercados más graves se han registrado en la ciudad mediterránea de Alejandría, donde la policía ha arrojado gases lacrimógenos para sofocar los choques entre partidarios y detractores de Mursi. Entretanto, al menos seis soldados han resultado heridos este viernes tras explotar varias bombas al paso de sus vehículos blindados en la localidad de Rafah, enclavada en la península del Sinaí y fronteriza con la franja palestina de Gaza.
Las marchas del pasado domingo, día festivo por el cuadragésimo aniversario de la guerra árabe-israelí de 1973, degeneraron en sangrientos choques con policía y ejército. Los disturbios -los más graves se registraron en la capital- se cobraron la vida de 57 partidarios del presidente depuesto y dejaron cientos de heridos.
La cita de este viernes ha tenido lugar tan sólo dos días después de que el Gobierno anunciara la retirada de la Hermandad del registro de organizaciones no gubernamentales, empujando al grupo hacia la clandestinidad, y la justicia fijara para el próximo 4 de noviembre el comienzo del primero de los juicios que afronta Mursi por su presunta implicación en la muerte de manifestantes. El ex mandatario permanece desde el 3 de julio retenido en paradero desconocido.
Ayuda militar y económica
Durante estos últimos tres meses, en vez de restaurar el orden, la acción de los uniformados ha disparado la inquietud de la comunidad internacional. Estados Unidos, aliado clave de las fuerzas armadas egipcias, anunció ayer la congelación de parte de la ayuda militar y económica que destina al país árabe. En concreto, la Administración Obama suspende la transferencia de 260 millones de dólares al contado y otros 300 millones de dólares en garantías de préstamo así como la entrega de equipamiento militar. El ejército egipcio recibe anualmente 1.300 millones de dólares de Washington.
La medida -revisable cuando haya muestras de “un progreso creíble hacia unas elecciones libres y justas”- avivó ayer la antipatía contra Occidente. “Que se vaya al infierno la ayuda estadounidense”, tituló el diario independiente Tahrir.
Ataques contra las fuerzas del orden
El Gobierno egipcio, por su parte, censuró el paso y recordó, en su retórica habitual, que el país “libra una guerra contra el terrorismo” en una semana en la que los ataques contra las fuerzas del orden en el Sinaí y otras zonas del país han dejado cerca de una veintena de agentes fallecidos. “Es una decisión equivocada. Egipto no cederá a la presión de EEUU y continuará su camino hacia la democracia, según lo establecido en la ‘hoja de ruta”, indicó el portavoz del Ministerio de Exteriores Badr Adbelati.
Pero el calendario diseñado por la cúpula castrense -con la Constitución ultimando su redacción, el referéndum a finales de año y el horizonte de elecciones parlamentarias a principios de 2014- despierta muchas dudas. El comandante en jefe de las fuerzas armadas y presidente ‘de facto’ del país Abdelfatah al Sisi no descartó aspirar a la presidencia en una entrevista publicada el miércoles por el rotativo Al Masri al Yum.
Interrogado por sus ambiciones electorales, el general aseveró que “la coyuntura actual es inadecuada para plantear esa cuestión en mitad de los retos y peligros que atraviesa la nación”. “Lo que Dios desee, se cumplirá”, apostilló quien parece cómodo con el culto que le profesa la multitud y la campaña de firmas para apoyar su participación en unos comicios presidenciales para los que aún no se ha fijado fecha.
Fuente:elmundo.es
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