Parir en Oaxaca

ARNOLDO KRAUS

Enlace Judío México | Parir en Oaxaca, en Chiapas, en Yucatán y en los estados que albergan mujeres indígenas puede ser trágico. Trágico por miseria, por falta de recursos médicos, y por la mentira e impunidad características de nuestro sistema político. Sumar pobreza e impunidad deviene Irmas. Irma López Aurelio es la indígena mazateca que dio a luz, el jueves 3 de octubre, en el patio del centro de salud rural de Jalapa de Díaz.

El encono y la alarma se encendieron cuando alguien, anónimo, colgó en la red la fotografía de Irma en el jardín del centro de salud. La foto indigna. Indigna todo, incluida la calidad de la fotografía: Tras los colores, el encuadre y la luz emergen las historias de las Irmas y las realidades de nuestro sistema de salud.
No es imprescindible mirar la foto: hemos sido testigos de incontables rostros mexicanos donde el dolor resume vida y desgracia. No es necesario mirar la foto: basta imaginar la cara de Irma y de todas las otras Irmas para reproducir el rictus doloroso, cuyo destino es olvido y mentira. En 2012, arropados por Felipe Calderón, autoridades en salud publicitaron una falacia nauseabunda: en México, en su México, no en el de Irma, se cuenta, aseguran los políticos, con cobertura universal en salud universal gracias al Seguro Popular. La mentira irrita, pero, irrita más la complicidad. Son escasas las naciones que cuentan con seguro universal en salud; destacan México, Finlandia, Noruega y Suecia.

Comparto lo que observo. Regreso a la foto y a lo que hay detrás. El rictus de Irma suma dolor e incertidumbre. Sentada en el jardín de la clínica, Irma apoya en el pasto su brazo y pierna izquierda para sostenerse; el brazo derecho, doblado, lo recarga en la pierna homolateral, a la postre, la responsable de cargar el cuerpo y abrir la pelvis para permitir el paso del bebé a través de la vagina. Entre las piernas, inerme, sobre el pasto, yace el recién nacido. El cordón umbilical ocupa el centro del retrato, une a la madre con el bebé y a ambos con el responsable de la fotografía. Al lado de la pierna derecha se observa una masa amorfa, probablemente la placenta. No hay nadie junto a Irma. Nadie. Veo nuevamente el cordón umbilical. Pienso: el cordón es metáfora de vida.

La magia de la tecnología permite ampliar la foto y agregar palabras. El peso del bebé parece bajo, seguramente nació desnutrido. El color del bebé y la tensión del cordón umbilical (no tiene dobleces), permiten asegurar que el parto sucedió hace tres o cuatro minutos, tiempo suficiente para que el fotógrafo retratase la realidad de Irma y de todas las Irmas cuyas vidas, y las de los suyos, no gozan de las bonanzas de un país como el nuestro, donde la salud universal fue decretada desde Los Pinos hace poco menos de un año. El alumbramiento de Irma es un parto sui generis: es otro accidente de las vidas de los indígenas. La foto también es sui generis. Conlleva un dilema ético: ¿debería el fotógrafo haber ayudado a Irma o su obligación era otra: delatar y ofrecerle al mundo un pedacito de la realidad mexicana?

Sigo con la foto. Atrás de Irma no se ve nada. El fotógrafo sólo captó a Irma, al bebé y al pedazo de pasto donde Irma parió. Atrás de la foto, no muy atrás, viven millones de Irmas, cuya miserable realidad es tan cruda como será la vida de Sabrino, el bebé de Irma. La desnutrición in útero excluye, esclaviza.
Imposible tener esperanza. En México casi nadie renuncia. No se renuncia porque el sistema no lo permite. Germán Tenorio Vasconcelos, secretario de Salud del estado de Oaxaca dijo, “Hay una serie de situaciones… entre que no la encontraban, en que se fue al traspatio, probablemente por la vergüenza quiso cobijarse, ocultarse… salieron a buscarla y no la encontraron. El que apareció fue el marido para avisar que allá atrás ya había dado a luz”.

Es triste percatarse de nuestra situación. En Alemania, o en otros países, algunos ministros dimiten por mentir o por haberse equivocado. El affaire Irma no es responsabilidad de Germán Tenorio. La irresponsabilidad es otra: ser cómplices de la mentira. En México ningún político renuncia. No renuncian porque no se comprometen o porque ignoran. Ignorar no sólo no significa no saber, significa no querer saber: Saber expone, agobia. Quien asume que no sabe, y es honesto, estudia, denuncia o renuncia.

Fuente:elsiglodetorreon.com.mx

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