Enlace Judío México – A mediados de julio de 2013 se informó de que una delegación de alto nivel de Hamás, encabezada por Musa Abu-Marzuq, vicepresidente del Buró Político de Hamás, se había reunido con una delegación iraní de alto nivel y con funcionarios de Hezbollah en Beirut. El objetivo era mejorar las relaciones entre las tres partes, ya que Hamás abandonó el “eje de resistencia” y se posicionó con la coalición suní frente al régimen de Assad en Siria.
El “eje de resistencia” sobrevivió hasta el inicio del levantamiento de Siria. En diciembre de 2011, debido al agravamiento de la guerra civil en Siria, Hamás tuvo que sopesar los intereses del movimiento, su identidad ideológica y el agravamiento de las presiones exteriores. Los líderes de Hamás y todos los operativos militares abandonaron Damasco y se trasladaron a Gaza, Egipto, Qatar y Sudán.
La caída del régimen del presidente Mubarak brindó a Hamás la oportunidad de volver a adherirse de una manera natural a los Hermanos Musulmanes, que son el poder incipiente en el Egipto post-revolucionario, con el fin de desafiar? con éxito, primero, la Autoridad Palestina controlada por Fatah y, luego, a Israel. Al mismo tiempo, encontró su lugar en la nueva coalición de Qatar, Turquía y Arabia Saudí frente al régimen de Assad y su valedor iraní.
El distanciamiento de Irán y Siria se cobró un precio. La ayuda militar de Irán se estancó por completo. Ghazi Hamad, viceministro de Asuntos Exteriores de Hamás, afirmó a finales de mayo de 2013 que las relaciones con Irán eras “malas” y que “por haber apoyado la revolución siria, [Hamás] ha perdido mucho” en el terreno de la cooperación militar.
Desde el punto de vista político, parecía que el nuevo régimen de los Hermanos Musulmanes (HM) respaldaba firmemente a Hamás y su postura en el conflicto. Pese a que el presidente Mohamed Morsi no denunció los acuerdos de paz con Israel, sí rechazó negociar directamente con los israelíes y dejó esta tarea a las autoridades militares y los servicio de inteligencia. Fue una agradable sorpresa cuando el Guía Supremo de los Hermanos Musulmanes, Sheikh Mohammed Badie, convocó “a la Yihad para liberar Jerusalén de la ocupación israelí”, durante su discurso semanal a miembros del movimiento.
Durante la Operación Pilar de Defensa de las FDI (Fuerzas de Defensa Israelíes) en Gaza en noviembre de 2012, Morsi envió al primer ministro Hesham Kandil para que apoyara a Hamás. “La causa de los palestinos es la causa de todos los árabes y musulmanes”, dijo Kandil durante la visita.
Sin embargo, los HM no entregaron la mercancía. En marzo de 2012, el primer ministro de Hamás Ismail Haniyeh echó la culpa de la crisis de poder en Gaza a Egipto, acusando a El Cairo de intentar obligar a los habitantes de Gaza a aceptar el suministro de energía a través de Israel.
Después de que dieciseis soldados egipcios fueran matados en Sinaí por militantes yihadistas que cruzaron la frontera desde Gaza el 5 de agosto de 2012, Egipto cerró muchos de los túneles, arteria de la vida económica para Gaza, de la que depende el poder político de Hamás. A finales de septiembre de 2012 hubo grandes protestas en Gaza, dirigidas tanto a Egipto como a Israel, en respuesta al incremento de los precios del material de construcción y del combustible.
Aparte del apoyo simbólico, Morsi procuró no suministrar a Hamás ninguna ayuda material y no amenazar a Israel con la involucración activa de Egipto en el conflicto. El presidente egipcio negoció el alto el fuego, lo que evitó una ofensiva terrestre israelí, lo que permitió que el líder de Hamás Khaled Mashaal declarara “la victoria” sobre Israel.
Los líderes y los medios de comunicación israelíes expresaron su irritación y su preocupación ante el abandono de Hamás del “eje de resistencia”. El Líder Supremo iraní Ali Khamenei advirtió a Hamás que eliminaría del movimiento a cuantos estuvieran dispuestos a llegar a un compromiso en materia de resistencia, advirtiendo a los líderes de Hamás que podrían esperar la misma suerte que Arafat.
El gobierno sirio y Hezbollah alegaron que Hamás entrenaba a rebeldes sirios en la manufactura y uso de cohetes de fabricación casera e incluso les enseñaba tácticas para el campo de batalla aprendidas de combatientes de Hezbollah. Se señaló que Hezbollah había ordenado al representante de Hamás en Beirut, Ali Baraka, abandonar el país. Baraka negó que fuera cierto y alegó que no se había producido ningún cambio en la relación entre las dos organizaciones.
La separación del “eje de resistencia” no transcurrió sin la oposición interna de los líderes de Hamás. El bloque “Cambio y Reforma” de Gaza, dirigido por Ismail Haniyeh y Mahmoud Zahar, cuestionó el acuerdo de reconciliación alcanzado en febrero de 2012 en Qatar por Mashaal con el presidente de la Autoridad Palestina (AP) Mahmoud Abbas. Haniyeh decidió visitar en febrero de 2012 no sólo los Estados del Golfo, sino también Irán, pese a la controversia sobre la falta de ayuda al régimen de Assad.
Aunque los líderes de Hamás comprendieron bien la importancia del alto el fuego negociado por el presidente de Egipto, sin embargo, elogiaron el papel de Irán al suministrar las armas que permitieron su “victoria” sobre Israel, amenazando al mismo tiempo veladamente a El Cairo con que iban a tener que rearmarse para enfrentarse a Israel.
Incluso después de que los medios de comunicación alegaran que Hezbollah había acusado a miembros de Hamás de estar involucrados en los ataques con coches bomba de agosto de 2013 en los suburbios chiíes del sur de Beirut, fuentes cercanas a Hezbollah confirmaron que la comunicación entre Hezbollah y Hamás seguía siendo “buena”, pese a la persistencia “de algunos desacuerdos en ciertas cuestiones políticas, en particular, en la crisis siria”.
Después de la matanza en agosto de 2012 de los dieciseis soldados egipcios por militantes yihadistas que habían cruzado la frontera desde Gaza, el establishment militar y los servicio de inteligencia egipcios cada vez consideraban más a Hamás como un aliado de los grupos yihadistas de Sinaí, además de parcialmente responsable de la inestabilidad de la Península.
Los acontecimientos ocurridos en Egipto después de las multitudinarias manifestaciones del 30 de junio de 2013 contra el gobierno de los Hermanos Musulmanes, que llevaron al golpe de Estado militar del 3 de julio, dejaron a Hamás en un estado de shock.
La campaña llevada a cabo contra Hamás por el nuevo gobierno respaldado por el ejército, los medios de comunicación estatales y gran parte de la opinión pública se intensificó paralelamente a la creciente violencia provocada por las manifestaciones de los Hermanos Musulmanes por todo Egipto.
La televisión estatal egipcia acusó a Hamás de entrenar a la población para cometer atentados con coches bomba, y el principal periódico estatal egipcio, al-Ahram, citó fuentes de seguridad de alto rango al decir que Hamás también estaba implicado en el atentado fallido del ministro de interior, que tuvo lugar el 5 de septiembre de 2013.
A lo largo de los tres últimos meses, el ejército egipcio ha destruido la mayor parte de los túneles que sirven para hacer contrabando por debajo de la frontera con Gaza. En la práctica, el ejército egipcio ha creado una zona de amortiguación, al desalojar edificios considerados una amenaza para la seguridad, a una distancia de hasta un kilómetro desde la frontera de Gaza. Un alto funcionario de seguridad egipcio incluso ha amenazado con que, si se deteriora la seguridad en el norte de Sinaí, el ejército egipcio tiene planeados ataques aéreos en Gaza sobre objetivos específicos de grupos extremistas hostiles.
La presión militar, económica y de los medios de comunicación por parte de Egipto ha afectado también a la postura política de Hamás en Gaza. En agosto de 2013, una nueva organización, el Movimiento Tamarod (“Rebelde”) de Gaza, inspirado por el éxito del Movimiento Tamarod Egipcio (que dio lugar a las protestas populares contra Mohammed Morsi en la carrera hacia su destitución por los militares), inició los preparativos para las manifestaciones multitudinarias contra Hamás del 11 de noviembre de 2013, el aniversario de la muerte de Yasser Arafat.
En los dos últimos meses, las agencias de seguridad de Hamás han detenido a docenas de activistas de Fatah y periodistas acusados de pertenecer al “Tamarod”.
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