MAURICIO MESCHOULAM
Enlace Judío México | Se logró evitar el ataque de Estados Unidos, por ahora. Pero el camino para las soluciones en Siria es aún bastante largo. Por lo que se ha anunciado, pronto podría tener lugar la esperada conferencia internacional de paz. Sin embargo, para que esta efectivamente ocurra, y pueda contar con relativo éxito, habrá que afrontar diversos problemas. El primer paso es comprenderlos. Posteriormente, habrá que hacer uso de toda la imaginación posible para tratar de resolverlos, al menos en parte.
Empecemos por el hecho de que el conflicto sirio no es uno, sino muchos, entretejidos en un muy complejo entramado. Inicialmente, hay un muy complicado choque interno originalmente detonado por una lucha política, pero que paulatinamente se ha ido transformando en un conflicto sectario al que se fueron añadiendo grupos extremistas islámicos, varios de ellos locales, otros extranjeros. Algunos de estos reclaman lazos con Al Qaeda, otros no.
Luego, en Siria se gesta un choque entre las potencias regionales, principalmente Irán en contra de Arabia Saudita, Qatar y Turquía. Cada uno de estos países ha alimentado el conflicto de manera directa respaldando, armando y financiando a los distintos actores en pugna.
Por último, Siria es escenario de un conflicto global principalmente entre dos grandes superpotencias: EU con sus aliados, y Rusia. Cada una de estas superpotencias se ha encargado de que su actor protegido se mantenga con vida y con fuerza. Estados Unidos, por lo que se conoce como la “Doctrina Obama” en política exterior, lo ha hecho de manera más indirecta. No obstante, la CIA ha estado involucrada en el respaldo, entrenamiento y apoyo logístico de los rebeldes desde hace tiempo.
Ante una guerra civil de semejante complejidad, solucionar solo uno o dos de los temas anteriores, sin al mismo tiempo encontrar mecanismos para resolver los demás, resultará insuficiente. Pero a la vez, la confluencia de todo este entramado de factores es justamente lo que podría ser empleado para desatorar algunas cosas.
Los siguientes son algunos de los obstáculos más importantes a la resolución del conflicto:
1) Assad se encuentra en situación de ligera superioridad en la guerra civil. Después de que hace unos 14 meses su derrota parecía inminente, el ejército sirio con apoyo de la milicia libanesa de Hezbollah, e indirectamente de Irán y de Rusia, pudo recuperar importantes posiciones. Esto hace que de entrada, Assad se sienta en posición de ventaja para negociar. Por ende, no se puede asumir que Assad simplemente cederá su silla y se irá.
2) Pero por otro lado, la oposición siria no ha estado dispuesta a negociar si dentro de esas negociaciones no se incluye la dimisión de Assad.
3) Más aún, la oposición se encuentra sumamente fragmentada. Es muy difícil que dentro de quienes participen en la conferencia de paz, se hallen los grupos de militantes islámicos más radicales, varios de quienes han sido enormemente eficaces en la guerra. La paradoja es que relegarlos de cualquier proceso de negociación podría ser negativo, pero otro lado, son ellos quienes por sus posturas radicales, no quieren negociar.
En ese punto es necesario introducir un tema central. Si el conflicto se ha prolongado por casi tres años, y ha mantenido los niveles que mantiene, ello ha sido gracias a que las potencias regionales y globales han contribuido a atizar las llamas mediante su armamento, su financiamiento y el apoyo a sus protegidos, tanto a nivel diplomático como a nivel logístico. Por consiguiente, uno de los hilos que pudiera empezar a desatorar el resto del entramado, tiene que ver con las armas y el dinero que los actores externos brindan a las partes en pugna. La buena noticia es que finalmente Washington y Moscú han empezado a hallar puentes de entendimiento. Pero ello aún no basta.
Una potencial salida inicial podría consistir en que EU y Rusia presionaran a las distintas potencias regionales y a los varios actores internos del conflicto, para sentarse en la mesa, en el entendido de que nadie va a conseguir todo lo que inicialmente buscaba. Así, por una parte Arabia Saudita, Turquía y Qatar tendrían que comprometerse a dejar de suministrar armas y dinero a la rebelión, a cambio de que Irán se comprometiera a hacer lo propio con Assad. Además se tendría que negociar un paquete de compromisos que podrían incluir un proceso paulatino de transición -posiblemente no corto, de modo que Assad no tuviera que irse de inmediato y estuviera dispuesto a aceptarlo- empezando por elecciones parlamentarias y culminando con un gobierno provisional que se comprometiera a evitar la cacería de brujas a los miembros del antiguo régimen y a los miembros del grupo sectario de Assad.
El cabo suelto serán los grupos islámicos más radicales, pero que con los potenciales acuerdos dejarían de recibir el armamento que hasta ahora llega a sus manos gracias a los suministros de países como Arabia Saudita y Qatar. Aún así, estos grupos muy probablemente seguirán peleando y eso es algo con lo que tanto Assad en una posible etapa final, como un futuro gobierno de transición, tendrán que coexistir. Lejos de una situación ideal, sin embargo, podríamos estar hablando de un inicio hacia el fin de este prolongado conflicto. La alternativa, desafortunadamente es su eternización con cientos de miles de muertes y millones de desplazados más.
@maurimm
Internacionalista
Fuente:eluniversalmas.com.mx
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