Enlace Judío México | El ser humano funciona como un mecanismo perfecto casi siempre. Siente hambre cuando necesita energía, calor cuando se quema y dolor cuando su integridad física corre peligro. Todo tiene un por qué, una explicación lógica y racional, desde la risa hasta el pestañeo. Todo…menos las lágrimas.
Sentir dolor, pena o ansiedad es humano, y aunque nada hace pensar que echar agua por los ojos vaya a ayudarnos a salir de una situación negativa, lloramos sin poder evitarlo.
Hasta el día de hoy los científicos no han sido capaces de explicar la razón del llanto, aunque existen diferentes teorías al respecto.
Sumisión y pleitesía
Cuando lloramos la realidad se vuelve borrosa. Nos cuesta percibir el entorno con claridad, bajamos las defensas y eso nos hace mucho más vulnerables. Esa es según el biólogo evolutivo Oren Hasson la causa que explica el llanto. «Las lágrimas nos dejan indefensos y sirven como forma de mostrar sumisión ante el contrario», considera.
En ese sentido, llorar no deja de ser una estrategia más para «conectar emocionalmente con los demás». La clave, según este científico de la Universidad de Tel Aviv es reforzar los vínculos interpersonales. Los que lloran juntos, están unidos. Pero los fundamentos de esta teoría se desmoronan cuando imaginamos una hipotética lagrimona en el lugar de trabajo o en cualquier otra situación que requiera mantener las emociones bajo control. La explicación de Hasson, aunque interesante, no es válida en todos los contextos.
Acabar con el estrés
Llorar no arregla nada, pero nos hace sentir mejor…como si el problema ya no existiera o no fuera tan grave. La respuesta a este efecto narcótico puede haberla encontrado el bioquímico de la Universidad de Minnesotta, William H. Frey. Al parecer, las lágrimas contienen adrenocorticotrópica, la llamada hormona del estrés. Por lo tanto, el llanto no sería más que una forma de liberar al cuerpo de una excesiva tensión y recuperar la calma. Las lágrimas, como la orina o el vómito son un simple mecanismo para eliminar agentes nocivos de nuestro cuerpo.
¡Mírame, mírame!
Probablemente la interpretación del llanto más vieja de la historia, es la de Charles Darwin en 1872. El científico evolucionista cree que el llanto es un acto reflejo heredado de la infancia para llamar la atención. Según Darwin, cuando un niño grita a su madre, comprime los ojos y exprime sus glándulas lagrimales. Según esta teoría llorar es solo la expresión del deseo de llamar la atención, como cuando éramos niños. Aunque hay algo de cierto en esta tesis, se desmorona fácilmente. En primer lugar porque muchas personas prefieren llorar en la intimidad, en segundo lugar porque muchas veces llorar no supone un acto de exhibicionismo sino una reacción automática de nuestro cuerpo ante el dolor. Además todavía no ha quedado demostrado que gritar exprima estas glándulas.
Fuente:abc.es
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