Enlace Judío México – REPORTAJE ELENA BIALOSTOCKY Y MAY SAMRA/ EDICIÓN EDGAR MARTÍNEZ
Desde el punto de vista del judaísmo, ¿qué es la muerte?
A la mayoría no les gusta hablar de ella y le teme; por ello Enlace Judío entrevistó al Rabino Shai Froindlch, de la Comunidad judía mexicana Ramat Shalom; al Rabino Abraham Tobal de la Comunidad Monte Sinaí; al Rabino Marcelo Rittner de Comunidad Bet El y al Sr Isaac Shapiro.
Para el Rab Shai, la muerte es una finalización de la vida en este mundo, pero no es EL final, sino que el ser humano se transforma en algo más y migra a otro nivel, a otro mundo. Le tememos porque no sabemos qué va a pasar y porque, muy dentro de nosotros, sabemos que existe un más allá.
A su vez, el rabino Abraham Tobal opina que la muerte es el fin de la vida desde la perspectiva de lo físico, pero no de lo espiritual. El hombre viene de la tierra y va a la tierra. Hay una continuidad en la descendencia, en la trascendencia, en el nombre que la persona deja. Por un lado estamos acostumbrados a acumular y la muerte nos quita; eso genera un dolor profundo en la gente, un caos en la mente y lo que queremos es reconstruir ese rompecabezas que se forma en nuestra mente.
Para el Rabino Rittner, la religión judía no acepta el concepto mundano de la muerte: la vida es pasajera y limitada, sin importar los años que vivamos, frente a la eternidad. Como se dice que la muerte de D-s no existe, tampoco muere el alma (la cual es parte de D-os); el cuerpo es la vestimenta del alma. Cuando el alma se desprende del cuerpo, ya no tiene limitaciones físicas, como en vida. Al panteón le llamamos Bet Hajayim (casa de los vivos) porque consideramos que la vida es eterna.
Isaac Shapiro: “Por un espacio de tiempo nuestra alma se ancla en un cuerpo físico, que tiene limitaciones; lo hace para lograr superación.Llega el momento en que termina su fase y se va al mundo eterno. La destrucción de un alma es cuando no ha llegado a su superación o ha creado mal. La muerte es una etapa de la vida”
El suicidio en el judaísmo
Para el judaísmo, el suicidio es una gran transgresión. La vida es un regalo; tenemos que honrarla y devolver este cuerpo tal y como nos fue dado. Tomar la vida propia va en contra de ideología espiritual judía. La vida debe de conservarse hasta el último momento.
Está prohibido suicidarse, lastimarse: hay que evitar situaciones peligrosas y agredirse. Una persona debe de procurar tener una vida sana y cuidase para no enfermar. Anteriormente, el suicidio era considerado un pecado y la persona que se suicidaba era enterrada en forma diferente, contra la pared; no había rezos ni sermones en el cementerio.
Actualmente las reglas han cambiado y se considera que una persona que se suicida está enferma y actúa en un momento de enfermedad, intentando evitar más dolor a la familia. El castigo al suicida era un castigo a la familia y no a la persona.
La vida tiene un valor incalculable y es sagrada porque solamente en este mundo, tenemos la posibilidad de superarnos.
Lo que queda en la tumba
En la tumba no queda nada: el alma subió. Decimos que el alma se eleva y sólo baja cada Yortzait (aniversario de la muerte) porque la tumba nos conecta con nuestro ser querido. La Halajá dicta que no se debe poner una foto en la tumba, porque en lugar de conectarnos con la esencia, lo hacemos con lo concreto de la persona.
El cuerpo de un fallecido es sagrado en el judaísmo: se le considera como un Sefer Torá. No debe de cremarse porque es una forma de lastimarlo; lo mismo sucede con la autopsia.
La lápida
La Biblia cuenta que cuando enterraban a alguien en el desierto, ponían un montón de piedras en el lugar del sepelio. En la comunidad ashkenazí existe la tradición de visitar la tumba en momentos muy especiales. Es el lugar donde podemos conectarnos con nuestro ser querido y decir lo que en vida no dijimos. La costumbre es colocar una piedra es por continuidad, diciendo no te hemos olvidado, eres nuestro punto de referencia y estamos listos para terminar lo que tú no tuviste tiempo de hacer
La Shivá
Las partes más elevadas del alma salen de la tumba; lo que queda son chispas de la misma que gravitan durante los primeros 7 días, en el lugar donde esta enterrado el cuerpo y en la casa donde es la shivá (luto), la cual es un proceso importante para el alma como par los deudos.
El Kadish
Este rezo en arameo ayuda a que el alma se eleve, a sanar el dolor. A los 11 meses del fallecimiento, se considera que el alma ha llegado a su lugar final.
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