Carta a León Leyson, último sobreviviente de la lista de Schindler

Raquel Schlosser con su padre, el sobreviviente del Holocausto Salomón Schlosser, y su hija, Daniela Bassini.

Enlace Judío México- Lo siguiente es la ponencia de Raquel en la presentación del libro “El chico sobre la Caja de Madera, auspiciada por Enlace Judío y VyR Editores, cuya reseña puede usted ver aquí.

RAQUEL SCHLOSSER PARA ENLACE JUDÍO*

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Por Enlace Judío

Sr Leibl

Tuve el honor de ser invitada por la Sra. May Samra, directora de Enlace Judío, a presentar su libro : ¨El chico del cajón de madera¨.

Lo sentí un privilegio. En medio de una apretada agenda encontró el lugar que le correspondía, no en la libreta sino en mi alma. Es desde ésta que escribo, y quiero pensar que desde donde está, me escucha.

Las hojas, letras, y su voz entretejida resonaba en eco. Usted me sentó a su lado y yo escuché la lectura. Era tan difícil decir algo más. Las descripciones desgarradoras aún a la distancia, su silencio en el tiempo para no lastimar a sus hijos, su humildad al platicar las decisiones que tomó. Cada una significaba solo dos posibilidades: vivir o morir, y no estaban en la misma proporción.

Me encuentro con el Sr. Steiner. Hace tiempo escuché su historia de milagro y de audacia. Durante la selección, la burocracia asesina lo mandó a la fila de la muerte. Su intuición le dijo que debería de cambiarse de fila arriesgando la vida. Con todo en contra, lo hizo. Esa es nuestra suerte y la de toda su descendencia.

Sr. Leibl, su memoria escrita es un testimonio de historia oral y su valor va más allá de su persona. Habla por las cenizas, por sus dos hermanos silenciados eternamente por la maldad. Por las tumbas sin lápida y sin Kadish donde los cuerpos se abrazaban, ya sin el último suspiro.

Quiero suponer que en el infinito de nubes azules que hoy le cobijan, se encuentra el Sr. Oscar Schindler, la Sra. Irena Sandler y el Sr. Nicholas Winton, entre otros seres a quienes iluminó la frase del Talmud: Salva una vida y es como salvar al mundo. Misma que usted y los demás judíos de Schindler grabaron en el anillo que le dieron al finalizar de la guerra.

Durante la lectura me hice muchas preguntas sobre el valor de la vida. Un personaje importante de la época, James Joyce, ayudó a conseguir la visa de Hermann Broch, mi adorado autor por su prosa poética, quien describe el nazismo en partes de La muerte de Virgilio. Nunca habló de lo que vivió cuando lo mandaron por un mes a prisión. También salvaron a Thomas Mann entre otros intelectuales de la Escuela de Frankfurt que migraron a Estados Unidos. Mann escribió una de sus obras más importantes que dibuja la desalma nazi. En Dr. Faustus, Adrián es un personaje terrible e insensible inspirado en Goethe.

Sr Leibl, me pregunto quienes son las “personas importantes”. Parece darse a veces más importancia a un intelectual o un científico, que al Sr. Jankel, o a Feigue o Hanele, que quizá tenían seis hijos cada uno y hubiese podido dar seres maravillosos a la humanidad con su descendencia, si no hubiesen interrumpido sus destinos. No se puede entender Sr Leibl cómo se decide qué vida vale más que otra. Mi padre sobrevivió auschwitz y la marcha de la muerte por azares.

Lo que me desgarró del libro fue el testimonio que nos compartió sobre la postguerra, donde confirma la permanencia del prejuicio racial y religioso debajo de la piel. Seguían matando judíos, reproduciendo mitos sobre la sangre del período de la inquisición.

Los nazis incrustaron y potenciaron la deshumanización del pensamiento. Theodor Adorno, como parte de la Escuela de Frankfurt, había emigrado. Dictó una memorable conferencia por la radio en 1966: “La educación después de auschwitz”. Tomé algunas líneas para compartírselas:

“No creo que sirviese de mucho apelar a valores eternos, pues, ante ellos, precisamente quienes son proclives a tales crímenes se limitarían a encogerse de hombros; tampoco creo que ayudara gran cosa una tarea de ilustración acerca de las cualidades positivas de las minorías perseguidas. Las raíces deben buscarse en los perseguidores, no en las víctimas, exterminadas sobre la base de las acusaciones más mezquinas. En este sentido, lo que urge es lo que en otra ocasión he llamado el “giro” hacia el sujeto. Debemos descubrir los mecanismos que vuelven a los hombres capaces de tales atrocidades, mostrárselos a ellos mismos y tratar de impedir que vuelvan a ser así, a la vez que se despierta una conciencia general respecto de tales mecanismos. No son los asesinados los culpables, ni siquiera en el sentido sofístico y caricaturesco con que muchos quisieran todavía imaginarlo. Los únicos culpables son quienes, sin misericordia, descargaron sobre ellos su odio y agresividad. Esa insensibilidad es la que hay que combatir; es necesario disuadir a los hombres de golpear hacia el exterior sin reflexión sobre sí mismos. La educación en general carecería absolutamente de sentido si no fuese educación para una autorreflexión crítica. Pero como los rasgos básicos del carácter, aun en el caso de quienes perpetran los crímenes en edad tardía, se constituyen, según los conocimientos de la psicología profunda, ya en la primera infancia, la educación que pretenda impedir la repetición de aquellos hechos monstruosos ha de concentrarse en esa etapa de la vida”

Allá donde él se encuentra, seguramente ayudará a Hanna Arendt, que aunque sus estudios fueron importantes para entender el mal, requiere de ayuda para hacer el “giro hacia es sujeto” en lo que respecta al juicio de eichman (no es falta de ortografía) y su teoría sobre la banalidad del mal.

Una parte de su corazón Sr. y el de su madre vivieron siempre con la última imagen de su hermano inocente asesinado, y con la historia de amor del otro hermano que no aprovechó la oportunidad de salvarse de la mano del Sr. Schindler por no dejar a su amada.

Acarreamos el dolor indecible de nuestros muertos por generaciones. ¿Qué sentirán los hijos y nietos de nazis? Los secretos familiares forman parte de su cultura y de sus torturas silenciosas de vergüenza y culpa que los persiguen, aunque no son responsables sus descendientes de los actos directos de sus familiares cómplices del nazismo . He escuchado sus historias calladas en mi consulta de Psicología Transgeneracional®. He observado dinámicas muy diferentes de hijos y nietos de sobrevivientes y las de hijos y nietos de victimarios. Las memorias de quienes toman la vida de inocentes siguen activas por mucho tiempo en el inconsciente familiar.

Maurice Halwachs desarrolló su teoría sobre la memoria colectiva antes de1945. Jorge Semprun en “La escritura o la vida”, describe con letras de lágrimas la tortura nazi a su maestro en el campo de exterminio de buchenwald. Le obligaron a morir lentamente mientras su cuerpo se caía en pedazos. El 16 de marzo de 1945 su cuerpo cercenado descansó. Fue arrestado por la gestapo por ayudar a huir a su esposa judía y culpado porque su hijo se habían unido a la resistencia francesa. Estuvo preso con su padre. Sobrevivió solo su cuerpo . Poco después tomó su vida para habitar donde su padre estaba.

La “Memoria colectiva”, es la que migra con las familias; no tiene ni lugar ni tiempo fijo, tampoco fronteras. Allí habitan las memorias de los traumas sociales vividos o provocados, los duelos inconclusos de inocentes y de culpables, también la lucha contra la adversidad y la resiliencia. Primero perdieron la guerra los nazis contra los aliados y quizá siguen haciéndolo en algunos casos en las memorias colectivas.

En su libro también habla de la terrorífica noche del kristallnacht. Recordé la quema de libros. Más de 25000 volúmenes quemados el 10 de mayo de 1933. Se me ocurre que hagamos un día especial para estos autores. Le propondré a las y los lectores/as que celebremos cada año la libertad, el mensaje humanitario y de dignidad de los autores que quemaron, regalando sus libros ese día a personas que amamos. Asi mantendremos su mensaje vivo. Su libro Sr. Leible, el del Sr. Peter Katz sobre los premios nobeles judíos, con quien tengo el honor de estar sentada en esta mesa, y el de sobrevivientes, encontrarán abrazo en las bibliotecas y las esperanzas por un mundo mejor.

Habla usted de las imágenes burlonas y groseras con las que no se sentía identificado. Tuve que tomar al gran Shakespeare con su Mercade de Venecia después de ver las imágenes de propaganda nazi dirigida por goebbels, de las cuales habla usted. La frase favorita de quien dirigía la comunicación de la falsedad, cobró dimensiones extraordinarias: una mentira repetida mil veces, se convierte en verdad. Así perpetuó prejuicios para mantener la supremacía de la raza aria.

Entre sus más allegados colaboradores estaba himmler . Los descendientes y familiares de himmler que fueron sus colaboradores, ocultaron su complicidad. Dos generaciones abajo, su sobrina nieta Katrin, historiadora, descubrió los antecedentes inculpadores de su propio abuelo, su abuela y su tío abuelo. Lo más difícil para ella no fue el descubrimiento histórico, sino que éste se dio después de haberse casado y tener un hijo de un hombre judío cuya familia había sido asesinada por su propia familia y que aún sufría los embates del alma de las pérdidas. Su dolor más grande era cómo decirle a su hijo. La gran paradoja histórica y biográfica es que ahora himmler tiene sangre judía en su familia.

Regresando a Shakespeare, consagrado autor, maestro de maestros, leído a pesar de los siglos que nos separan, las preguntas revoloteaban entre El Mercader de Venecia y mi pluma. Éll no fue antisemita, no obstante Harold Bloom afirma que nunca se podrá leer igual ésta obra después de auschwitz.

Si pudiera salir de su tumba, le dolerían sus letras por haber inmortalizado en Shylock , estereotipos que envenenaron en el destiempo y que venían del destiempo. Me atrevo a pensar que la fina pluma de Shakespeare se quedó atrapada en el imaginario social. En Inglaterra ya no había judíos, fueron expulsados, pero con su personaje perpetuó el prejuicio de un estereotipo.

Los nazis en su propaganda, utilizaron imágenes de un personaje que sólo aparece cinco veces, y sólo con cinco parlamentos. En éstos se refleja la construcción de realidades alternas, prefabricadas, preconstruídas, que evitan poder mirar lo humano.

Shakespeare en su obra describe la injusticia de las leyes, la forma en que pueden ser burladas a través de juego de palabras, las leyes diferenciadas que se traducen en crear ciudadanos de distintas calidades . Las imágenes del usurero judío del que se pretendió hacer un personaje cómico, perpetuaron un prejuicio religiosos inmortalizado por los propagandistas nazis, que a través de dibujos de usureros marcaron la discriminación religiosa transformada en política de estado y legislación : famosas y vergonzosas las leyes de nuremberg.

Así que hay dos lecturas al menos, la comedia de risa y “la comedia humana” de llanto.

Las letras encierran gran responsabilidad social.

En la tradición judía, nace lo humano con el alfabeto. Cada sonido y cada forma de letra se comunica con el infinito. En el lenguaje no hay neutralidad posible.

Me conmueve que se haya atrevido a romper su silencio. Como usted mismo lo dice “no se si yo estaba listo para hablar o los demás para escuchar”.

Sra May Samra, cuando publique este escrito es importante aclarar que todos los nombres relacionados con la burocracia asesina nazi están escritos con minúscula y no es falta de ortografía. No merecen la dignidad de los nombres propios. No pueden escribirse igual que los 6 millones de sueños mutilados a los que honramos con una vida floreciente promoviendo que NUNCA JAMÁS suceda.

Gracias a la editorial que lo publica Sr. Leibl, su mensaje llegará muy lejos.

*Directora, Instituto de Estudios Transgeneracionales-IET