¿Es conveniente boicotear a Israel desde México?

MANUEL HERNÁNDEZ PARA ENLACE JUDÍO

Una muestra de una campaña de boicot a Israel en México

Enlace Judío México | En el día que nació el pueblo judío, nacieron sus enemigos. Siempre han sido muchos los pretextos para acabar con El Pueblo del Libro a tal punto de ser exiliados de su tierra natal, la cual corresponde hoy con el territorio del moderno estado de Israel.

El pueblo de Israel ha sobrevivido a grandes masacres que han diezmado a sus miembros. Ha probado la crueldad de los babilonios, sirios, griegos y romanos. Pasando por las persecuciones y matanzas como la Inquisición o el Holocausto a manos de la Alemania nazi.

El boicot económico no es una maniobra nueva.

En la Alemania nazi los soldados pintaban en las entradas de las tiendas judías la frase “¡Judíos váyanse a palestina!”, consigna que también gritaban los fascistas a los judíos londinenses. Por su parte, países como Egipto expulsaron a los judíos permitiéndoles llevar sólo una maleta, cancelándoles la ciudadanía y congelando sus cuentas bancarias.

Ahora que los judíos han regresado a su patria, la historia del boicot se vuelve a repetir. En todos los países existen personas que se dicen intelectuales y alegan la necesidad “moral” de realizar un boicot al Estado israelí sin importarles que un boicot a Israel podría significar grandes pérdidas a sus países.

México no es la excepción: existen en nuestro país diversos grupos que proclaman un boicot a los productos israelíes, pero el boicot no se queda en lo comercial solamente si no que exigen un boicot político y cultural.

En casi todas las grandes universidades públicas de México, existen colectivos pro Palestina. En la UNAM, en la UAM o en la ENAH, se realizan jornadas culturales en pro del pueblo palestino, pero no son más que reuniones con el pretexto de atacar al estado de Israel: es lamentable ver cómo las salas y auditorios se llenan con jóvenes que serán los próximos profesionistas de nuestra nación. “Semanas culturales”, ya sea de grupos pro palestinos o organizados por la embajada iraní, no son más que un pretexto para hablar del “mal judío”.

Los maestros, por su parte, no pierden oportunidad, cuando vienen a la ciudad de México para ir a protestar fuera de la Embajada de Israel, al cual califican de Estado “terrorista”: ha llegado al extremo de aprovechar las últimas marchas para repartir volantes de carácter antisemita.

Otros movimientos de carácter “nacionalista” que, además, combinan estas ideas con teorías negacionistas del Holocausto, llaman al boicot a Israel, como por ejemplo: el Movimiento Nacional México: este tipo de movimientos reparten listas de qué productos no se deberían de comprar; entre ellos destacan Coca Cola e Intel, consideradas empresas “sionistas”. Cada vez que Israel es invitado a alguna feria cultural, nunca faltan los “intelectuales” oportunistas para declararse en contra de la presencia del estado “sionista”.

Para todo este tipo de personas es necesario repasar la historia y darnos cuenta que, quizás, no le conviene a nuestro país boicotear a Israel.

En 1976 la situación en México era muy difícil, experimentaba una de las devaluaciones más severas. Obtuvo un préstamo del Fondo Monetario Internacional. Ese mismo año, después de la Guerra de Yom Kipur, los países árabes de la OPEP interrumpieron la venta de petróleo a Estados Unidos y a Europa como represalia al apoyo que habían dado a Israel durante la guerra.

México apostó por apoyar a Estados Unidos, aliado de Israel, mientras los países árabes subían los precios del petróleo y limitaban la venta de ése. México tuvo que abastecer a los países “castigados”, lo cual hizo que el Producto Interno Bruto creciera un 8% anual y que el desempleo se redujera.

Por otra parte, desde el 1 de julio del 2000, entró en vigor el Tratado de Libre Comercio entre México e Israel: el presidente Zedillo viajó a este país y firmó el tratado en la ciudad de Jerusalén. Israel es un país interesado en las relaciones con México a tal grado que cada vez está demandando más productos mexicanos para comercializarse en su territorio. A Israel se exportan combustibles, refacciones automotrices, refrigeradores, cerveza, tequila y cemento, principalmente. Como causa de la disminución de las relaciones entre Israel y Venezuela, México está empezando a exportar azúcar a Israel, el cual ha sido un producto muy afectado por las importaciones de edulcorante a nuestro país.

Israel es un socio con mucho potencial para México. De hecho, el volumen de comercio entre nuestras naciones es de 587 mdd. Cifra que se puede duplicar en poco tiempo. De Israel obtenemos productos del sector hídrico, temas de seguridad y salud.

Es posible que las personas que piden boicotear a Israel no tengan ni la más mínima idea del potencial de comercio que existe entre nuestras naciones o ignoren la historia. Pero la mayoría de los mexicanos no tiene interés alguno por suspender nuestras relaciones con el Estado judío. Más de 60 años de amistad entre México e Israel no se terminarán por el capricho infundado de unos cuantos.

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