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lunes 30 de diciembre de 2024

¿Será la ultraderecha?

A- 0 La ultraderecha regresa a Europa

JEAN MEYER

Enlace Judío México | En toda Europa surgen y crecen partidos de ultraderecha, algunos francamente neonazis, como en Grecia, otros muy a la derecha. En el pasado mes de octubre, la revista francesa Le Nouvel Observateur publicó un sondeo del IFOP, un instituto demasiado serio, según el cual el Frente Nacional sería hoy el primer partido político de Francia. Estamos hablando solamente de intenciones de voto frente a las elecciones europeas de mayo de 2014, pero si la jornada electoral fuese hoy, el FN lograría 24%, o sea uno de cada cuatro votos. Detrás siguen la Unión por el Movimiento Popular (centro-derecha) y, bastante lejos, el Partido Socialista, actualmente en el poder, con 19% solamente.

El Frente Nacional fue fundado en 1972 por Jean-Marie Le Pen, veterano de las guerras de Indochina y Argelia, gran admirador del nazismo (lo calificaba de “revolución nacional”) y negacionista del genocidio antisemita. Quien dirige el partido ahora es su hija Marine, la cual borró hábilmente los temas nacional-socialistas; lo hizo tan bien que triplicó el número de militantes y sitúa ahora al FN arriba de la derecha y de la izquierda tradicional. Si uno piensa que en las europeas de 2009 el FN sacó 6.5% de los votos y que le prometen 24% para 2014… Para los especialistas no es ninguna sorpresa; para los otros partidos es una amenaza. Algún Maquiavelo de cantina podría decir que la izquierda en el poder en Francia está detrás del sondeo, para asustar a la derecha democrática y obligarla a unirse a la izquierda, para cerrar el paso al “fascismo”. No lo creo.

Escuchen al presidente francés, el socialista François Hollande, cuya popularidad cayó a un pobre 25%: “La falta de perspectiva y de dinámica colectiva, la xenofobia, el miedo al declive, el envejecimiento de la población, la aprensión de los trabajadores industriales ante la globalización, la relación con el Islam explican el ascenso del Frente Nacional”. Y concluye que, por lo mismo, Europa comete un grave error cuando “se asocia a la apertura de fronteras y la inmigración”. El resultado es que la izquierda en el poder sigue una línea que parece inspirada por el FN. Así el secretario de Gobernación denuncia a los gitanos no franceses “que no quieren integrarse”, los expulsa hacia sus países de origen —a saber, Rumania y Bulgaria— y Francia se opone a la entrada de estos dos países en el espacio Schengen. 70% de los franceses está de acuerdo.

Un geógrafo francés, de izquierda, pero “políticamente incorrecto”, Christophe Guilluy, publicó un libro notable, Fracturas francesas, cuya lectura permite entender los progresos de la derecha dura en toda Europa y especialmente en Francia. Él afirma que la polarización binaria derecha contra izquierda ha dejado de existir en los medios populares. La mundialización ha tenido un impacto enorme sobre la recomposición de las clases sociales, al redefinir social y económicamente el espacio francés. Existen ahora dos naciones, por un lado la Francia de las metrópolis, conectada a la globalización y los sectores más dinámicos, por el otro la Francia periférica de las pequeñas ciudades, del campo y de las regiones antiguamente industriales.

Las nuevas clases populares de la Francia periférica agrupan obreros, empleados, pequeños campesinos, oficios independientes; es decir, la gente que tiene dificultades para terminar la quincena; con los pensionados y los jóvenes sin empleo o con empleo precario, se trata de 65% de la población. Si no se toma en cuenta esa realidad, no se puede entender el éxito del Frente Nacional. Según Guilluy, “los franceses, en contra de lo que dicen las élites, hacen un análisis muy fino de lo que se volvió la sociedad, porque lo viven en carne propia(…) Evidentemente, el FN no capta todas las clases populares, pero su sociología es una sociología de izquierda, popular. La mayoría se refugia en el abstencionismo”.

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*Profesor e investigador del CIDE