ROBERTO SONABEND PARA ENLACE JUDÍO
Enlace Judío México- Varios años llevan los gobiernos palestinos e israelíes regidos por un acuerdo no escrito, el de encontrar justificaciones para evitar un tratado de paz. Esto cambió en julio de este año, cuando el Secretario de Estado Norteamericano John Kerry, anunció que ambos gobiernos aceptaron reanudar negociaciones.
El gobierno palestino ha justificado el status quo en la ocupación, y en los asentamientos del enemigo en su territorio. El gobierno israelí, en la fragilidad de las condiciones de seguridad. Aunado a ello, los dos gobiernos planteaban que convenía esperar, a que termine la inestabilidad en la región por la “Primavera Árabe”.
En este texto, revisaremos los argumentos tradicionalmente utilizados por los líderes para postergar un tratado. Posteriormente, explicaremos porque considero que estamos ante un momento histórico para lograr un acuerdo.
El pueblo palestino está dividido en dos regiones. Aquellos que viven en la franja de Gaza, están gobernados por Hamas (Movimiento de Resistencia Islámica), y su primer ministro es Ismail Haniyeh. Hamas está afiliado al movimiento de los Hermanos Musulmanes. Los palestinos que viven en el territorio de Cisjordania están gobernados la Autoridad Nacional Palestina (ANP), y su presidente es Mahmoud Abbas. La situación y los argumentos de los gobiernos de Hamas y la ANP son diferentes.
En Cisjordania la economía y la estabilidad social han mejorado. Sin embargo, está presente el trauma derivado de la ocupación israelí durante más de 46 años, y del desarrollo de los asentamientos israelíes en su territorio.
En Cisjordania la ANP ha exigido que se cumplan las siguientes condiciones antes de sentarse a negociar un tratado: el congelamiento de los asentamientos, la liberación de prisioneros y la aceptación del regreso a las fronteras anteriores al año 1967. Exigencias lógicas para el pueblo palestino, pero que deberían ser parte de las negociaciones, pues dichos requerimientos solamente han servido para posponer cualquier avance hacia un acuerdo.
Hamas siempre se ha negado a negociar con Israel, ha preferido usar el terrorismo y su fuerza militar. Hoy está afectado por la guerra civil en Siria y las presiones económicas en Irán. Además, el apoyo que recibía de la Hermandad Musulmana de Egipto también está suspendido y los recursos que recibían de Hezbolá han disminuido significativamente. La difícil situación y la incertidumbre son de tal magnitud que sus líderes están paralizados.
El argumento del gobierno israelí para no negociar la devolución de los territorios conquistados en Cisjordania, se basa principalmente en la necesidad de tener fronteras seguras. Sin embargo, la actuación del gobierno hace parecer este argumento como una simple justificación para no negociar; ya que de facto está apoyando a los extremistas religiosos, que argumentan que ese territorio debe ser parte del “Gran Israel”.
Antes de profundizar en el concepto de las fronteras seguras, conviene recordar que los argumentos a favor de extender las distancias entre los centros de población y los países vecinos, tenían mayor sentido cuando las guerras se realizaban sin misiles. Esta idea corresponde a un patrón de premisas cuestionables en la actualidad.
Los líderes israelíes podrían reconocer que tener fronteras respetadas, tiene la misma importancia que tener la capacidad de defenderlas militarmente. La seguridad entre naciones colindantes no se garantiza con las fronteras, sino a través de relaciones seguras entre los vecinos. El tratado de paz que Israel firmó en 1991 con Jordania, es una muestra de esto. A partir de esta fecha la frontera entre ambos países ha sido segura. Los tratados de paz que Israel firmó con Jordania y Egipto no han sido perfectos, pero los tres países han respetado sus fronteras.
Los líderes del gobierno israelí minimizan la importancia de los asentamientos, pero debemos tomar en cuenta que la política de asentamientos del gobierno israelí no se basa en el consenso de la mayoría de la población. La estructura del sistema político-electoral israelí ha permitido que las minorías ultra-religiosas, adquieran el poder necesario mediante coaliciones, para obligar al gobierno a fomentar el desarrollo de los asentamientos.
Otra preocupación que ha servido a los gobiernos israelíes para posponer la negociación es el conflicto con Irán. Nadie debe cuestionar el peligro de un Irán con armamento nuclear. Esto no solamente es grave para Israel, sino para el Medio Oriente y para todo el mundo civilizado.
Además de la amenaza verbal de “borrar a Israel del mapa”, Irán se dedica a financiar y a dar entrenamiento militar y armamento a Hamas y a Hezbolá. El gobierno israelí argumenta que ante tal amenaza, no es momento de cuestionar los asentamientos, y tampoco es prioritario buscar un tratado de paz con los palestinos.
Después de revisar los argumentos para evitar las iniciativas de paz, veamos ahora por qué éste es un momento especialmente conveniente para que ambos pueblos lleguen a un acuerdo.
Empecemos por señalar que hoy los intereses de los israelíes, palestinos, Arabia Saudita, de los países del Golfo e inclusive de Egipto, están alineados.
Mahmoud Abbas había perdido su capital político por no poder representar a los palestinos de Gaza, – es decir, a todo el pueblo palestino – ante la comunidad internacional. Esto lo colocó en riesgo de perder su liderazgo. Hoy la situación es distinta, pues además de un Hamas debilitado, Abbas cuenta con el respaldo de Arabia Saudita y de Estados Unidos, una oportunidad única para ir adelante.
Hoy Israel se enfrenta a un mundo árabe que lo confronta en menor grado, pues a partir de la Primavera Árabe, varios líderes radicales han desaparecido: el Presidente de Irak, Saddam Hussein; el Presidente de Libia, Muammar el-Qaddafi y el Presidente de Yemen, Ali Abdullah Saleh. Inclusive el presidente de Egipto Mohamed Morsi, que apoyaba al dirigente de Hamas en Gaza, fue destituido. Todos estos líderes alimentaban la enemistad directa contra Israel, sin ofrecer una solución al pueblo palestino.
Hay dos razones adicionales que diferencian a las negociaciones que inician ahora: Los palestinos se están dando cuenta de que si continúa la situación actual, podrían ser declarados un estado fallido, y seguirían luchando por su soberanía sin lograrla. Este es el caso de los Kurdos en el Medio Oriente. Por otro lado, los israelíes están conscientes de que cada año de estancamiento, los acerca a tener un estado binacional, en el cual la naturaleza judía y democrática de la nación, serían incompatibles.
Podemos reconocer que estamos ante una oportunidad histórica, en el que los argumentos tradicionales han dejado de ser tan relevantes para ambas partes. La gente tiende al escepticismo, pero existen soluciones. He participado en varios encuentros entre palestinos e israelíes, en los que a pesar del peso de la historia en sus espaldas, plantearon soluciones civilizadas y se llegó a acuerdos. El reto nunca fue la dificultad para encontrar soluciones.
Para llegar a un arreglo, va a ser necesario que los palestinos e israelíes estén dispuestos a hacer sacrificios. Si además, en esta ocasión se respeta la dignidad de ambos pueblos, el patrón de argumentos que durante tantos años los ha mantenido bajo un acuerdo para no hacer la paz, podrá revertirse.
*Roberto Sonabend ha sido miembro del Consejo del Think Tank: “Israeli Democracy Institute”, y de la Organización israelí – palestina: “One Voice”.
Noviembre 2013
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